Opinión
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Arte y tiempo

Papa loves mambo

E

n tanto parte de la naturaleza humana –pruebas científicas demuestran que todos los hombres tenemos un parte femenina y todas las mujeres una masculina–, quizá no resulte exagerado pensar que la homosexualidad ha existido desde siempre, aunque su tratamiento social –no biológico ni fisiológico– haya sido distinto en diferentes épocas y culturas. Así, en la antigua Grecia y la Roma clásica la práctica homosexual no era para nada condenable, sino vista perfectamente natural. Aunque no lo dice abiertamente, Homero en La Iliada nos hace saber que el héroe Aquiles no entra a la batalla, sino hasta después que los troyanos matan a su amante Patroclo.

Y aunque en otros momentos y regiones la preferencia homosexual masculina y femenina tampoco ha sido motivo de grandes represalias, puede afirmarse que en nuestra civilización judeo-cristiana ha sido siempre condenada y no sólo para la vida terrenal, sino que quienes lo practican están destinados al fuego eterno.

Sobre la base de que la homosexualidad es anormal, pecado, enfermedad contagiosa y otras tantas patrañas similares se nos ha educado y consecuentemente cualquiera que sea homosexual debe ocultar su situación so pena de ser sambenitado y excluido socialmente. De aquí las expresiones estar en el clóset y, para los que se atreven que afortunadamente cada día son más, salirdel clóset.

Ahora bien, en una familia normal, tradicional mexicana, ¿cómo se enfrenta la situación de que uno de sus miembros es homosexual? Las respuestas obviamente serán distintas en cada caso; sin embargo, todas tienen denominadores comunes, empezando por la sorpresa o, por lo menos, fingida sorpresa. De estas reacciones familiares frente a la salida del clóset de un joven hijo, se ocupa el dramaturgo Mario Ficachi en su obra Papa loves Mambo que se presenta en el foro independiente Contigo América, en Arizona 156, colonia Nápoles los domingos a las 18 horas.

Con sólo tres actores (Alejandro Piedras, Carlo Armenta, Óscar Casanova) que indistinta e hilarantemente asumen los roles de la mamá, el papá y el hijo en las diferentes escenas-historias que nos narra, Ficachi logra darnos una buena panorámica de cómo se vive en México está cada vez más abierta y numerosa salida del clóset. Sin duda, más allá de las leyes progresistas, para muchísimos pater familias tradicionales ha de ser una situación muy difícil.

Afortunadamente para el público, esto, que pudiera ser melodramático, es manejado por el autor en forma de comedia y hasta fársica, por lo que su hora y minutos de duración se convierten en un tiempo disfrutable y relajado que deja algo en qué pensar.