Opinión
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Aprender a morir

Príncipes y mendigos

S

obre José José, el extraordinario intérprete recientemente fallecido, con una existencia lastimada pero no malograda, pues, a pesar de una ternura tempranamente agraviada, adicciones y deficientes administraciones, logró triunfar en los principales escenarios y consagrarse como ídolo. Uno de sus colaboradores cercanos me decía: Por un lado, José era de una terquedad increíble y por otro, de una bondad fuera de serie; no sabía decir no y a nadie le negaba un saludo, un autógrafo o una foto, incluso en el hospital donde falleció. Daba y se daba, aunque cargaba con un temor que nunca logró superar, concluía abatido. Pero, además, repuse, el dolorismo –esa idea nefasta de que estamos hechos para sufrir y no para una dicha alerta alejada de autocomplacencias– es común denominador en nuestros adictos compositores e intérpretes. Más que temperamentos depresivos es educación defectuosa que algunos logran convertir en expresiones artísticas. A diferencia de idiotas encapuchados metidos a seudoanarquistas, que para conmemorar a los asesinados el 2 de octubre y a los desaparecidos de Ayotzinapa apalean lo que encuentran a su paso, incluidos centros de estudios. Quién los auspicia o qué… Mejor dime salud, interrumpió.

Indigna un sistema social tan negligente, por decir lo menos, con su propia supervivencia y tan grosero con la salud de sus habitantes. Las etiquetas ilegibles por su desalmado tamaño, tanto en medicamentos como en productos alimenticios y en aparatos de todo tipo, evidencian la añeja complicidad entre voraces fabricantes y corruptas autoridades, que se repite hasta el infinito en la publicidad fraudulenta de la televisión comercial abierta, saboteadora impune de las aulas y el desarrollo.

Sobre la columna del 9 de septiembre, la prestigiada especialista en agronomía a nivel internacional, Rosa María Gómez Garza, escribe: “Muy de acuerdo, la tv mexicana, con excepción de la del Politécnico y la UNAM y quizás alguna otra, no sabe más que atontar al mexicano, que no desmenuza esa información dirigida a idiotizar. Pura violencia y muertos, como si en México no existiera nada más. Qué triste que quienes hacemos algo por nuestro país seamos echados en el mismo costal de la delincuencia. Tantas personas y hechos excelentes que existen aquí, y los medios dando prioridad a tonterías. ¿Cuándo apoyarán una información que genere en el mexicano crecimiento emocional y verdadero sentido de pertenencia? Saludos.