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Los de abajo

Ataque directo

L

a actuación de policías vestidos de civil durante la manifestación del pasado 2 de octubre, se caracterizó por el ataque directo a manifestantes y a defensores de derechos humanos de la Brigada Humanitaria de Paz Marabunta, un colectivo, ese sí civil, que realiza desde hace más de una década un importante trabajo de mediación con respeto a la libertad de expresión y manifestación de quienes toman las calles en las múltiples protestas.

Marabunta no discrimina ni rechaza la actuación de grupos anarquistas ni de nadie en las manifestaciones. Sus integrantes conocen de cerca la violencia institucional contra los jóvenes, pues ellos y ellas son sobrevivientes de la misma. Vestidos con camisetas y cascos rojos, se les ve resguardando las movilizaciones y, literalmente, poniendo el cuerpo entre policías y manifestantes para que no ocurra una mayor confrontación. Realizan cordones perimetrales, recorren las marchas de punta a punta, y median con la fuerza pública para que no se pasen y no se impida la ­movilización.

El pasado 2 de octubre se encontraron frente a la agresividad de un cuerpo de policías que sin uniforme ni identificación arremetió contra los manifestantes y contra ellos haciendo uso indebido de la fuerza. Fuimos golpeados y nos robaron, lamentó Miguel Barrera, fundador de la Brigada Marabunta, no sin antes responsabilizar al Gobierno de la Ciudad de México por si le sucede algo a cualquier integrante del colectivo. Y advirtieron: seguiremos saliendo a la calle, no nos van a inhibir.

Ese mismo día, un grupo de activistas intervino una placa inaugural colocada en 1970 en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejeda, en el centro de la Ciudad de México, sumando la palabra Asesino al nombre de Gustavo Díaz Ordaz, con letras de bronce.

El simbólico acto que puso en su lugar histórico al ex presidente responsable de la masacre estudiantil de 1968, levantó ámpulas en las autoridades capitalinas, quienes procedieron a tapar la placa y luego a quitar las letras.

¿Quién allá arriba pudo sentirse ofendido por estas letras en bronce? ¿Quién construye la memoria? ¿A quién pertenece?

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