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La música de Edgar Allan Poe
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Periódico La Jornada
Sábado 5 de octubre de 2019, p. a16

Lecturas de infancia: El pozo y el péndulo. Manuscrito hallado en una botella. El gato negro. El retrato oval. La caída de la Casa Usher. El escarabajo de oro. Los crímenes de la calle Morgue. El cuento mil y dos de Scheherazade.

En nuestra mente sonaba el rechinido del péndulo en el pozo. Escuchábamos nítido el sonido que producía al resbalar infinitesimal, ominosamente, el vaho que rodeaba al manuscrito encontrado en la botella. Oíamos clarísimo el maullido del gato negro. Los gemidos que nacían del retrato oval. El estrépito de la caída de la Casa Usher. El reptar del escarabajo de oro. Los gritos y susurros en la calle Morgue. El canto de Scheherezade. El ulular de los cuerpos tapiados, el pozo y el péndulo, el vaho, el estrépito….

La música.

Las letras pequeñas en doble fila de la edición de Sepan Cuantos cobraban vida. Las veíamos moverse con la parsimonia de una marcha fúnebre, la pompa de una fanfarria, el ardor de un tutti orquestal en fortissimo.

Esas lecturas eran recurrentes, así como los sueños que producían. Las pesadillas.

En la adolescencia, llegó a nuestras manos la edición más hermosa de esos textos en nuestra lengua, gracias a la traducción de un joven alto, barbado, apuesto, argentino del mundo: Julio Cortázar.

Y entonces la música de esos relatos sonó con mayor nitidez, monumentales sus orquestaciones.

Edgar Allan Poe, nuestro autor, nuestro héroe.

Si encontrara este manuscrito en una botella, hoy reiría a carcajadas, pues la magia de los números lo convoca: este enero se cumplieron 210 años de su nacimiento y mañana, domingo 6, la efeméride: 170 años de que abandonó el cuerpo físico.

Pero nunca dejó la música.

Sigue resonando.

Porque hace 33 años un señor que ama los números, el compositor Philip Glass, escribió la música, en un pentagrama, a partir de la música que escribió, sobre un papel en blanco, Edgar Allan Poe hace 178 años y tituló A descent into the Maelstrom y que Julio Cortázar tradujo hace 63 años como Un descenso al Maelstrom y que hoy, sábado 6 de octubre de 2019, nos convoca.

Porque en los estantes de novedades discográficas esplende una vorágine: el nuevo disco de Philip Glass, titulado precisamente A descent into the Maelstrom con una orquestación realizada por Aleksander Waaktar, noruego, e interpretada por los intrépidos integrantes de la Artic Philharmonic, quienes escalaron la colina que describe en su texto Edgar Allan Poe y desde ahí observaron con fascinación el Maelstrom, esa vorágine que dio pie al relato de Poe y ahora a la partitura de Glass.

En las fotos del cuadernillo del disco observamos a los integrantes de la Filarmónica del Ártico enfundados en sus trajes de pingüino (nunca más apropiada esa manera de nombrar los esmókins o trajes de concierto) y sus chamarras térmicas y con sus instrumentos musicales a cuestas, para interpretar la obra de Philip Glass desde la cima, con la vista tremebunda de la vorágine allá abajo, la misma que narró Edgar Allan Poe y nos puso los pelos de punta cuando leímos de niños esta obra y ahora que seguimos siendo niños la volvemos a leer y la escuchamos en la obra de Philip Glass en el disco que hoy recomendamos con furor.

El Maelstrom es una vorágine, un remolino, un fenómeno mágico de la naturaleza que se presenta en las costas de Noruega.

Edgar Allan Poe ubica en la cima de la colina, con la vista hacia el abismo de agua, su relato, y Philip Glass toma la misma perspectiva en la obra que escribió en 1986 y que hace unos meses interpretó, sobre la misma cima de la colina y sobre el mismo escenario terrorífico, la Filarmónica del Ártico; ahora tenemos en Spotify y en disco compacto en sus dos versiones: la que grabó Philip Glass en 1986 y se estrenó en Australia con el Philip Glass Ensemble, pues fue un encargo del Australian Dance Theatre, y la nueva versión, orquestada.

El cineasta noruego Jan Vardoen hizo hace poco una versión fílmica del relato de Edgar Allan Poe y se encontró con la versión que a su vez había hecho Philip Glass en 1986 del mismo texto y comisionó al también noruego Aleksander Waaktaar para orquestar esa partitura originalmente compuesta para septeto.

La ahora obra monumental para orquesta, voz femenina (la soprano noruega Berit Norbakken Solset) y sintetizador (el poderosísimo Prophet Five de Philip Glass) suena a sueños, los que nos despiertan los textos de Poe y los que anidaron en la mente de Glass y salieron en forma de música luego de reflexiones profundas de este último, quien practica la disciplina de la meditación budista.

Edgar Allan Poe traducido por Julio Cortázar: ‘‘lo he traído para que tenga desde aquí la mejor vista del lugar donde ocurrió el episodio que mencioné antes... y para contarle toda la historia con su escenario presente”.

En eso consiste el nuevo disco de Philip Glass.

‘‘Percibí un sonido potente que crecía por momentos, algo como el mugir de un enorme rebaño de búfalos en una pradera y en el mismo momento reparé en que el estado del océano a nuestros pies, que correspondía a lo que los marinos llaman picado, se estaba transformando rápidamente en una corriente orientada hacia el este. Mientras la seguía mirando, aquella corriente adquirió una velocidad monstruosa… todo el mar hervía de cólera incontrolable, pero donde esa rabia alcanzaba su ápice y la vasta superficie del agua se abría y trazaba en mil canales antagónicos, reventaba bruscamente en una convulsión frenética –encrespándose, hirviendo, silbando– y giraba en gigantescos e innumerables vórtices y todo aquello se arremolinaba y corría hacia el este con una rapidez que el agua no adquiere en ninguna otra parte, como no sea caer en un precipicio.”

Literalmente, más claro ni el agua:

‘‘Hasta ese momento habíamos cabalgado sin dificultad sobre las olas; pero de pronto una gigantesca masa de agua nos alcanzó por la bovedilla y nos alzó con ella… arriba… más arriba… como si ascendiéramos al cielo. Jamás hubiera creído que una ola podía alcanzar semejante altura. Y entonces empezamos a caer, con una carrera, un deslizamiento y una zambullida que me produjeron náuseas y mareo, como si estuviera desplomándome en sueños...”

Y usted, hermosa lectora, amable lector, ¿ha soñado alguna vez algún relato, siendo usted protagonista por supuesto, de Edgar Allan Poe?

Escuche el nuevo disco de Glass.

Así lo volverá a soñar.

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