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El PAN: ochenta años
E

n septiembre de 1939 se fundó el Partido Acción Nacional (PAN); la idea inicial, el impulso que aglutinó a ciudadanos a reunirse en el Frontón México, frente al Monumento a la Revolución, los días 15 y 16 de ese mes, fue de Manuel Gómez Morín, abogado de empresas, empresario él mismo, economista, conocido por su lucha unos años antes en defensa de la autonomía de la Universidad Nacional y por haber sido funcionario en los gobiernos de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles; en su participación en la administración impulsó instituciones como el Banco de México, del que fue presidente del consejo de administración y colaboró en la redacción de leyes necesarias para el desarrollo del país, como la de títulos y operaciones de crédito, sociedades mercantiles y otras.

En estos 80 años se pueden identificar tres etapas en la vida del partido y en su orientación política; en los primeros años, de la fundación a mediados de la década de los sesentas, fue un partido de corte liberal, democrático y básicamente de ciudadanos de clase media y alta, entre los que se destacaban algunos banqueros y empresarios, pero principalmente profesores universitarios, comerciantes y profesionistas, descontentos con los cambios sociales promovidos por el general Lázaro ­Cárdenas.

Durante esta primera etapa, el PAN se destacó por la defensa de la limpieza electoral y por su crítica a las imposiciones desde el poder; se consideró por ello un partido pionero en el proceso democratizador; en materia económica, su posición fue liberal y crítica de la participación del Estado en la economía.

Una segunda época se inicia con la aprobación en 1965, de la Proyección de principios de doctrina y subsiste hasta finales de los 80 e inicios de la década siguiente; en esta etapa el partido tiene un franco acercamiento a la doctrina social de la Iglesia católica, por lo que su inspiración ideológica en política siguió siendo la democracia y la formación de ciudadanía, pero de inspiración social-cristiana en lo económico.

Con la proyección aprobada en la Convención Nacional de 1965, orientada por el pensamiento del entonces presidente del partido, Adolfo Christlieb Ibarrola, y del ideólogo formado con los jesuitas, Efraín González Morfín, se marca el inicio de esta fructífera y sólida etapa del PAN. En esa proyección de principios, se incluyó un capítulo novedoso, denominado Justicia social, no considerado en el documento original de 1939.

Para destacar la diferencia, transcribo un párrafo del punto seis de los principios originarios, en que se lee textualmente: La iniciativa privada es la más viva fuente de mejoramiento social. El contraste radica en que en la proyección de 65, aun cuando se mantiene este párrafo, en el capítulo citado, Justicia social, se proponen ideas de avanzada y de critica al capitalismo; cito lo siguiente: La propiedad privada debe regularse conforme a las exigencias del bien común y en el capítulo de trabajo, se declara: El trabajo, actividad inmediata de la persona, tiene preeminencia como principio ordenador de la economía social, sobre los bienes materiales e instrumentales que son objeto de propiedad. Considerar el trabajo humano como mercancía o como simple elemento de la producción atenta contra la dignidad del trabajador y contra el orden de la comunidad.

En esta etapa, con la que coincidió mi militancia en el partido, se destacan dirigentes como el citado Adolfo Christlieb, abogado de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde fue parte de grupos estudiantiles católicos; don José González Torres, que fue presidente de Acción Católica en México y de Pax Romana a escala mundial; o el citado González Morfín, quien en su campaña para la Presidencia del país, en 1970, propuso como programa político el documento denominado Solidarismo, en el que toma distancia del liberalismo original. En ese tiempo, se citaban las encíclicas sociales de la Iglesia y se discutían las doctrinas de avanzada de Jacques Maritain, Emmanuel Mounier, las Semanas Sociales de Francia y otras aportaciones críticas al capitalismo.

La última etapa, en que comienza la debacle del partido, la que lo ha llevado a la puerta de la extinción en que se encuentra, se inicia con la llegada de los llamados bárbaros del norte y el asalto de los empresarios asustados por la expropiación de la banca, que vieron en Acción Nacional una trinchera para defender sus intereses. Es la época de los Amigos de Fox, del pragmatismo, de la alianza de los dirigentes con Carlos Salinas y su amalgama con el partido en el poder; Fox definió esta etapa, diciendo en su campaña que los principios de doctrina quedaban guardados en el escritorio; para él, lo importante era llegar al poder. Y llegaron, pero ya sabemos los resultados: vendieron su primogenitura en la democracia por un plato de lentejas y no pudieron emprender el gran cambio de fondo que México está ya experimentando con nuevos protagonistas, con ideas democráticas y de justicia social.