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Apuntes postsoviéticos

Nadie quiere ceder

T

ras el primer intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania, se acordó el siguiente paso para comenzar a despejar el camino de un largo y difícil arreglo político del conflicto armado en el sureste ucranio: reactivar las negociaciones al máximo nivel, en el formato de Normandía –Alemania, Francia, Rusia y Ucrania–, pero al día de hoy la celebración de esa esperada cumbre quedó en entredicho.

Los pactos de Minsk contienen la hoja de ruta para una solución negociada, pero parecen papel mojado debido a que es imposible instrumentarlos al mismo tiempo, mientras rusos y ucranios difieren sobre qué punto debe cumplirse antes, aferrándose Moscú a los aspectos políticos y Kiev a los técnicos.

El pasado septiembre, en un intento de superar el callejón sin salida, los consejeros políticos de la canciller federal y los presidentes convinieron en que la cumbre del cuarteto de Normandía tenía que aprobar la aplicación de la fórmula Steinmeier (actual presidente de Alemania), quien propuso en 2015, cuando era ministro de Relaciones Exteriores, el orden para incluir en la Constitución ucrania el estatus especial de algunas regiones de Donietsk y Lugansk (ARDL), primero de manera temporal y después, efectuadas elecciones, permanente, si la OCDE declara esos comicios libres y democráticos.

Pero al reunirse la otra instancia negociadora, la comisión trilateral Rusia, Ucrania y OCDE, con participación de ARDL, Kiev se negó a aceptar la fórmula Steinmeier, si no se cumplen varias condiciones, entre otras el retiro de todas las formaciones militares extranjeras, incluidas tropas y armamento, trasladar a Ucrania el control sobre la frontera con Rusia en las zonas rebeldes (400 kilómetros) y celebrar comicios según la ley ucrania, con sus partidos políticos y medios.

Moscú insiste en que sólo va a retirar el armamento y a entregar la frontera después de que se lleven a cabo elecciones en ARDL conforme a su propia ley y sin partidos ni medios ucranios, consiguiendo que las zonas rebeldes sigan perteneciendo a Ucrania –exigencia de la Unión Europea para levantar sus sanciones– pero ya como una confederación.

Nadie quiere ceder y así no se podrá alcanzar un verdadero arreglo político y, en el mejor de los casos, sólo habrá avances aislados sin resolver la cuestión política.