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Rolón a escena
A

quí voy, de nuevo, con mi cantilena de disco LP rayado: nuestro medio cultural tiene la inexcusable costumbre de botar al basurero de la historia a músicos y músicas que, en cambio, debieran formar parte importante del quehacer sonoro cotidiano de México. En vez de intentar hacer aquí una lista tentativa, sólo menciono que en ella está sin duda el nombre del jalisciense José Rolón (1876-1945), cuya música pareciera haber desaparecido. Una excepción notable, el trabajo que el musicólogo Ricardo Miranda ha dedicado a la vida y obra del compositor.

Con un espíritu simultáneo de desagravio, exploración y divulgación, la pianista mexicana Claudia Corona, residente en Alemania, ha emprendido un trabajo serio de estudio y rescate de la importante música de José Rolón.

Además de interpretar la obra del jalisciense en conciertos y recitales, Claudia Corona ha registrado en años recientes un par de compactos en los que deja testimonio de la calidad, menos reconocida de lo que merece, de este singular músico mexicano. El primero de estos discos contiene la versión original de 1935 (en primera grabación) del Concierto para piano y grande orquesta Op, 42 y el scherzo sinfónico El festín de los enanos, sin duda la obra menos desconocida de José Rolón.

El Concierto para piano es una obra sólida, enérgica, y que ofrece al oyente, desde susprimeras páginas, una sugerente combinación de pinceladas de color local con un lenguaje declaradamente moderno. Esos trazos nacionales pueden percibirse tanto en los giros melódicos como en ciertos patrones rítmicos. Y como un subtexto ciertamente interesante, el oyente puede percibir diversas alusiones al espíritu impresionista, sin duda un saludable subproducto de su estancia en París. En su movimiento central, la obra toca también algunas tangentes propias del romanticismo tardío de su tiempo.

Se trata, sin duda, de un concierto muy exigente tanto para el pianista como para la orquesta. He aquí un concierto mexicano, y de claros perfiles nacionales, que requiere de numerosas y frecuentes interpretaciones, por su valor intrínseco y como antídoto a tanta ejecución somnífera del Primer concierto de Chaikovski y otros lugares comunes.

En este registro del Concierto para piano de Rolón, Claudia Corona es acompañada por la Orquesta Sinfónica de Nuremberg, dirigida por Gregor Bühl. El CD contiene, además, la primera grabación de la versión sinfónica del Concierto para piano de Samuel Zyman.

El segundo disco que Claudia Corona dedica a José Rolón es un álbum doble que contiene un buen muestrario de su música para piano solo (sí, piezas características y formas de danza, muy a la usanza de su tiempo) y un ambicioso y atractivo Cuarteto para piano y cuerdas, sin duda la creación camerística más destacada del compositor. De interés especial, el hecho de que seis de estas obras de Rolón han sido grabadas aquí por vez primera.

En varias de estas piezas, el atractivo está en la superposición del espíritu de la música de salón con las sombras impresionistas, sin faltar las indispensables referencias a Liszt y Chopin. Salvo las tres ricas Danzas indígenas jaliscienses, estas piezas tienen un claro perfume sonoro europeo.

El Cuarteto, muy tradicional en estructura, proporciones y lenguaje, es una obra rica, sustancial y sobria, colocada más allá de los confines de la música de salón, con ciertos giros de color local en su último movimiento. He aquí, pues, dos buenos álbumes que le hacen justicia a José Rolón, y cuya audición y divulgación es prioritaria.

El jueves 26 a las 20 horas, en el auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes, Claudia Corona ofrecerá un recital en el marco de la edición 23 del Festival Internacional de Piano En Blanco y Negro, cuyo programa incluye, además de obras de Scriabin, Ravel, Williams, Cimaglia, Ginastera y Zyman, dos de las obras de José Rolón contenidas en el segundo de los álbumes mencionados. Inmejorable oportunidad para acercarse a un compositor mexicano que ciertamente merece ser escuchado.