Opinión
Ver día anteriorViernes 13 de septiembre de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Economía moral

Bienestar objetivo y subjetivo ¿Se pueden complementar e integrar?

R

ecientemente se ha acentuado una tendencia del gobierno de AMLO, visible desde el comienzo: el uso creciente de la palabra bienestar. El primer cambio significativo fue en el nombre de la antes Secretaría de Desarrollo Social a Secretaría del Bienestar. Igualmente, a la pensión universal para adultos mayores (generalizada a todo el país) se le añadió la palabra bienestar. En semanas recientes AMLO parece haberse enterado de la existencia del módulo de Bienestar Individual Autorreportado (Biare) que levanta el Iengi y ha empezado a decir que los mexicanos (sin crecimiento económico y viviendo en la pobreza) son muy felices y que su felicidad está aumentando con su gobierno. Al parecer existe en su gobierno la tentación de remplazar la medición de la pobreza (que expresa el malestar objetivo o ausencia del bienestar objetivo, BEO) con la del bienestar subjetivo (BES) y al Coneval con el Inegi, donde se ha constituido un grupo, formado por quienes han monopolizado las mediciones federales oficiales de pobreza desde 2002, para ampliar las mediciones de BE.

Hay dos versiones del Biare (el básico, que se levanta cada trimestre conjuntamente con la Encuesta Nacional sobre Confianza del Consumidor, ENCO, en una ciudad de cada entidad federativa, y cuya muestra sólo es representativa para la población de esas 32 ciudades) y el ampliado que sólo se levantó en 2014 junto con el Módulo de Condiciones Socioeconómicas de la ENIGH y que es representativa a nivel nacional y por entidad federativa. En el Biare básico no se usan los términos felicidad o feliz, pero en el Biare ampliado se usa la expresión feliz en una pregunta. Como la versión ampliada sólo se levantó en 2014, no permite conocer si la satisfacción con la vida ha cambiado desde entonces. Las referencias de AMLO en el sentido que ha mejorado el bienestar de la población, se basaron en lo que el boletín de febrero del Biare reportó: la autocalificación de la población en la pregunta ¿qué tan satisfecho está con su vida? había aumentado de 8.2 en enero de 2018 a 8.4 en enero de 2019. Pero en el boletín del 29 de agosto de 2019, el Inegi reportó resultados del levantamiento de abril y julio que muestran que en ambos meses la autocalificación permaneció en los mismos valores que tuvo en dichos meses de 2018: 8.3. Estas cifras deben considerarse con mucha cautela. En primer lugar, porque la muestra del Biare es pequeña (2 mil 336 personas adultas en las 32 ciudades) y, por tanto, el intervalo de confianza (que no he encontrado en la página del Inegi) es amplio, de manera que un cambio de 8.2 a 8.4 en la autocalificación (en una escala del 0 al 10) puede no ser estadísticamente significativo. Es lo que en las encuestas electorales se llama empate técnico. En segundo lugar, el bienestar autorreportado tiene muchos problemas que lo hacen conceptualmente endeble y empíricamente no confiable, como lo documenté en la serie de entregas mencionada adelante.

El tema central de Economía Moral (nombre de esta columna que, por cierto, AMLO ha anunciado será el título de su próximo libro) ha sido, desde hace casi 25 años, el de la pobreza y, por tanto, el del bienestar objetivo, BO, o más bien su ausencia. En mi concepción de pobreza, el BEO es el resultado de la satisfacción de las necesidades humanas y la pobreza (malestar objetivo o BEO negativo) de su insatisfacción. Sin embargo, desde hace algunos años empecé a poner atención a las diversas corrientes de pensamiento (en sicología y economía) que han desarrollado nuevas visiones sobre el BES. Del 3 de febrero de 2017 al 26 de mayo, cada viernes, escribí una serie de 16 entregas titulada investigaciones recientes sobre el bienestar humano (que el lector puede consultar en la página electrónica de La Jornada o en mi página web) e incorporé esta amplia bibliografía en mis cursos en El Colegio de México. La pregunta central que he buscado contestar es si BEO y BES pueden complementarse e incluso integrarse. Máximo Jaramillo (MJ), en Mediciones de bienestar subjetivo y objetivo. ¿Complemento o sustituto?, Acta Sociológica Nº 70, mayo-agosto de 2016), incursiona

“en las relaciones conceptuales y empíricas entre el BEO y el BES, concibiendo el BE como concepto paraguas que incluye el BEO y el BES, tomando en cuenta las circunstancias objetivas de las personas y la autoevaluación subjetiva. Sin embargo, dice que ésta no suele ser la postura de quienes estudian el BES, que buscan que éste remplace al BEO. Los seguidores del BES critican a los defensores del BEO, narra MJ, por sus tradiciones de imputación y presunción en la cual la palabra de los expertos define en que consiste el BE y, con base en ello, evalúa a las personas con este enfoque de arriba hacia abajo. Mariano Rojas, destacado investigador del BES, citado por MJ, ha notado la importancia de captar la satisfacción de las personas en distintos dominios de vida y ha añadido: “Los estudios han mostrado que el BE depende de factores tan diversos como las condiciones de crianza, la relación con amigos y parientes, la naturaleza de las actividades laborales, los rasgos de personalidad, la disponibilidad y uso del tiempo libre,… la seguridad, la existencia de hijos y sus edades, la relación de pareja, los ingresos… la distribución social del ingreso, la situación de empleo o desempleo, la salud, los valores… entre otros”. Las críticas al BES, que son muchas, las ilustra MJ citando a Amartya Sen: “El esclavo duramente golpeado, el desempleado en bancarrota, el miserable sin esperanza, el ama de casa domesticada, pueden tener sólo el valor de desear poco, pero el cumplimiento de esos deseos disciplinados no es un signo de gran éxito y no pueden ser tratados de la misma manera que el cumplimiento de los deseos confiados y exigentes de los mejor situados. Por tanto, la satisfacción de deseos no puede ser el único objeto de valor y como método de valuación es muy defectuoso”. ( The Standard of Living, p.11). MJ asocia las variables de BES captadas en el Biare ampliado 2014 con las variables que se usan para medir la pobreza. En contraste con otros autores que no han encontrado asociación entre ambos tipos de BE al usar, como indicador del BEO el nivel de ingresos, MJ si encuentra diferencias notorias en la distribución de los niveles de BES entre los estratos del Método de Medición Integrada de la Pobreza (MMIP), concluyendo que hay una relación estrecha (estadísticamente significativa) entre el BES y el BEO. Así, mientras 28.3 por ciento de los indigentes del MMIP se autorreportaron como insatisfechos o ligeramente satisfechos, sólo 7.8 por ciento de la clase alta hizo lo mismo. (Presentación del número de Acta Sociológica, que yo redacté).

Hoy empiezo una serie que proseguirá mis reflexiones y análisis sobre ambos tipos de BE, partiendo de lo avanzado en la serie de entregas citada de 2017 y yendo más allá.

www.julioboltvinik.org