17 de agosto de 2019 • Número 143 • Suplemento Informativo de La Jornada • Directora General: Carmen Lira Saade • Director Fundador: Carlos Payán Velver

Agronegocios
que empobrecen a los campesinos


Elaborado por Adda Ramírez, con información del Geovisualizador de la Península de Yucatán, disponible en los vínculos: https://ccmss.org.mx/VisualizadorPeninsulaYucatan/ y http://geocomunes.org/Visualizadores/PeninsulaYucatan/
Sergio Madrid Zubirán CCMSS

Así como sucede en diversas regiones campesinas e indígenas de México, en la Península de Yucatán las luchas campesinas ya no son por la propiedad y titulación de las tierras, como sucedió durante más de 50 años del siglo pasado. Las luchas hoy día tampoco son por el control de los procesos productivos vinculados al aprovechamiento forestal o la comercialización del café y muchos otros productos que durante los ochentas y noventas movilizaron a cientos de comunidades. 

Hoy las luchas campesinas e indígenas son por la defensa del territorio. Armando Bartra afirma que “el combate más visible es defensivo y se libra en los llamados territorios: espacios en disputa donde las comunidades indígena y mestizas tratan de preservar su patrimonio y su vida, amenazados por codiciosas corporaciones”. 

En el visualizador para la Península de Yucatán, desarrollado por el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible y Geocomunes, es muy evidente el avance de las “codiciosas corporaciones”. Además, existen claros indicadores de un creciente interés de inversionistas para apropiarse del territorio para desarrollar proyectos turísticos, energéticos y agropecuarios.

En referencia a los proyectos agropecuarios, estos inician con el despojo de sus tierras a los campesinos a través de múltiples mecanismos. Además se desarrollan en grandes extensiones con el uso intensivo de fertilizantes, insecticidas, herbicidas y semillas transgénicas contaminando el agua, el suelo y el aire y devastando las selvas.

El visualizador pone a disposición datos de gran valor como el crecimiento de las siembra de soya en la Península, cuya superficie se incrementó entre el 2005 y el 2018 en más de 900%.  

Para el caso del sorgo, el crecimiento fue de 700%; para la palma africana fue de 500% y el cultivo de la caña de azúcar casi se duplica en ese periodo.  

Al revisar los datos de la instalación de naves porcícolas y apícolas los datos también son impactantes; las primeras se incrementaron un 68% y  las segundas un 34%.

El incremento de las inversiones de empresas privadas en proyectos agroindustriales es notable y desde la perspectiva de algunos pudiera verse como positivo, dado que se genera mayor disponibilidad de alimentos y empleos… Sin embargo, este crecimiento se está dando bajo esquemas no-sostenibles, afectando la base de los recursos. Se trata de proyectos que generan prosperidad pero solo para unos cuantos inversionistas que no habitan en la región. 

Las poblaciones locales son las más afectadas por la contaminación que impacta negativamente su medios de vida y limita su desarrollo. Ha sido ampliamente documentado la afectación de miles de apicultores que han perdido sus colmenas debido a las fumigaciones en decenas de ejidos.  

El cambio de uso de suelo ligado al cultivo de la palma africana, la soya, el sorgo y la caña de azúcar está ampliamente documentado y genera un grave proceso de deforestación que sitúa, de acuerdo con el Global Forest Watch, a Campeche, Yucatán y Quintana Roo dentro de los 5 estados que más bosque y selva han perdido en años recientes.•

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