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Develan un Franz Kafka dibujante

El narrador checo decía que llenaba sus cuadernos con ‘‘escritura pictórica puramente personal’’

 
Periódico La Jornada
Viernes 9 de agosto de 2019, p. 4

La Biblioteca Nacional de Israel dio a conocer manuscritos del escritor checo Franz Kafka (1883-1924), luego de que un tribunal puso fin a una disputa judicial de más de una década sobre la propiedad de ese acervo.

Esa institución reivindicó el traspaso de los archivos en la medida que dispuso en su testamento Max Brod, amigo del autor de El proceso, a quien el escritor pidió destruir todos sus escritos y cartas, lo que no hizo.

Tras la muerte de Brod en 1968 se inició una ‘‘historia kafkiana” en relación con esos archivos, resumió ayer la portavoz de la Biblioteca Nacional de Israel, Vered Lion-Yeru-shalmi. ‘‘Comenzamos un proceso que se demoró 11 años y concluyó hace dos semanas”, explicó en rueda de prensa David Blumberg, presidente de la biblioteca.

La mayoría de documentos recuperados ya habían sido publicados por Brod; sin embargo, la correspondencia entre los dos amigos y las demás notas, diarios íntimos y reflexiones de Kafka arrojan valiosa luz sobre la personalidad del escritor, estimó Stefan Litt, archivista de la biblioteca y conservador de su colección de ciencias humanas.

En la universidad descubrió su talento para dibujar

Una faceta, al parecer poco considerada ante el peso de la literatura de Kafka, son sus dibujos. Su madre, Julie Löwy, era de educación refinada y se desenvolvía en un ámbito de profesores universitarios, bohemios y artistas. El joven Franz descubrió su talento para el dibujo en su primer año en la Universidad de Praga, donde estudió para abogado por orden de su padre.

Chen Malul, escritor de contenido para la Biblioteca Nacional de Israel, en un texto titulado Los dibujos de Franz Kafka dice que el joven de 18 años se reconcilió con sus estudios de leyes, pues éste era un campo que prometía muchas oportunidades de trabajo que encontró atractivas, principalmente porque le daban la opción de retrasar la toma de una decisión sobre su futuro profesional por unos cuantos años.

Como era de imaginarse, ‘‘Kafka, el estudiante, rechazó dedicarse enteramente al estudio de la ley romana (así se refería a sus estudios) y se inscribió en cursos en los campos del arte, arquitectura y filosofía. En esa etapa tan temprana aún no se veía como escritor. De entre sus dos grandes amores –las artes visuales y la literatura– parecía que el primero se impondría. Descubrió, para sorpresa suya, un talento nada despreciable para el dibujo, y empezó a llenar los márgenes de sus cuadernos con garabatos”.

Foto
▲ En la Biblioteca Nacional de Israel ayer se mostraron a representantes de la prensa los dibujos de Franz Kafka (1883-1924), así como manuscritos inéditos, diarios y cartas pertenecientes al escritor checo. Después de una larga disputa legal ese acervo llegó a Jerusalén procedente de Suiza.Foto Ap y Afp

Reiner Stach, autor de una biografía de tres tomos de Franz Kafka, sugiere que sus primeros tres esbozos representan un paso inicial, aunque mayor, en la cristalización de su futura creatividad literaria.

En sus primeros años en la universidad, Kafka, el amante del arte, se sintió atraído por las obras ‘‘japonesas” de Emil Ulrich, artista judío-austriaco, quien había estudiado en Japón.

Entre los archivos del Estado de Franz Kafka se encuentra un cuaderno que el escritor llenó con esbozos.

Al final del cuaderno hay un pedazo fragmentado de escritura titulado El viaje-No lo sé. El fragmento se inicia así: ‘‘Ya que duerme, no la despierto”.

Su amigo Max Brod anotó en una página separada, adherida al cuaderno, que ese fragmento aparentemente fue compuesto en los años 20 del siglo pasado, porque la palabra hebrea sna’it (ardilla) aparece en ella –sabemos que Kafka comenzó a estudiar hebreo en 1917.

Chen Malul pregunta: ¿por qué Kafka abandonó el dibujo en favor de la literatura? ‘‘Es posible que la respuesta se encuentre en algo que le comentó a su amigo Gustav Janouch, citado en el libro Conversaciones con Kafka (Derek Verschoyle Limited, 1953):

‘‘Me gustaría mucho poder dibujar. De hecho, siempre lo intento. Sin embargo, nada resulta de ello. Mis dibujos son una escritura pictórica puramente personal, cuyo significado ni yo puedo descubrir pasado un tiempo.”

(Con información de Afp y la Biblioteca Nacional de Israel)