La trata de personas es un delito atroz que afecta a todas las regiones del mundo y la modalidad de explotación de menores para actividades del crimen organizado va en aumento, advirtió la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) en México. Asimismo, la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) agregó que en el país una de cada cuatro víctimas es niño o adolescente.

De acuerdo con información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero de 2015 a junio de 2019 se reportaron en el país 3 mil 320 víctimas de trata, indicó Redim en el contexto del Día Mundial contra la Trata, que se conmemoró ayer. De ese total, 805 son menores de edad, y siete de cada 10 de ellos son niñas o mujeres adolescentes.

Al día de hoy no existe claridad sobre la cifra total de personas de-saparecidas en los años recientes en el país, incluyendo niñas, niños y adolescentes. Sin embargo, existe un preocupante subregistro de casos de desapariciones que alarma en los análisis y estudios sobre el tema, señaló la organización.

La actual crisis de movimientos migrantes es aprovechada por grupos criminales para tener a más víctimas de trata sin que el Estado mexicano adopte una medida para evitarlo.

También la UNODC advirtió que desafortunadamente han aparecido nuevas modalidades del delito que antes no existían o no estaban debidamente visibilizadas.

Ambas organizaciones coincidieron en que los niños, adolescentes y mujeres representan el grupo más vulnerable.

Nayely Sánchez, alterna del titular del pilar programático contra el crimen organizado de la UNODC, explicó que la trata de personas se caracteriza por la acción de captar, transportar, trasladar, acoger o recibir personas recurriendo a la amenaza, el uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño.

Según el más reciente informe global de la UNODC sobre trata de personas, el porcentaje de niños víctimas de este delito se ha duplicado con creces entre 2004 y 2016. Mientras en 2004 la proporción de víctimas menores de edad femeninas era de 10 por ciento, hacia 2016 fue de 23 por ciento.

La Iglesia católica en el país instó a denunciar este delito, así como la corrupción y la complicidad que giran en torno a éste, porque mientras permanezca oculta, los traficantes continuarán actuando impunemente.

Señaló que “no podemos mantenernos indiferentes ante esta ‘llaga’ que supura y daña el cuerpo de la humanidad y de la Iglesia”.

En un mensaje firmado por el presidente y el secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Rogelio Cabrera López y Alfonso Miranda Guardiola, respectivamente, destacó que al gobierno mexicano le hacen falta acciones efectivas para combatir este delito, que incluyan la colaboración y coordinación de la sociedad civil, las iglesias, empresarios y medios de comunicación.