Sociedad y Justicia
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La tragedia no termina: deudos y sobrevivientes de la estancia infantil
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▲ El aniversario del incendio en la guardería ABC de 2009 volvió a convocar movilizaciones de los deudos.Foto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Jueves 6 de junio de 2019, p. 34

Regina es una sobreviviente. Hoy tiene 12 años y recordar le duele. Cuando trata de llevar su mente al pasado, su semblante se transforma. Intenta contener un llanto que comienza a asomarse, pierde esa batalla. Es una luchadora. Hace 10 años su vida cambió. Es una víctima del incendio de la guardería ABC, en Hermisillo, Sonora.

Lo que tiene presente es justo una de las escenas más crudas. "Lo único que recuerdo es que íbamos saliendo de la guardería y que cruzando la calle había niños a los que ni se les veía la cara, estaban súper quemados, súper feo".

No salió ilesa. Sufrió una fuerte quemadura en uno de sus brazos aquella tarde del 5 de junio de 2009 y padece de un extraño padecimiento. Cada vez que hace un esfuerzo intenso suele desmayarse. "No puedo ni correr", explica. Los médicos no atinan un diagnóstico. Le han dicho que se trata de un síncope neurocardiogénico, un extraño padecimiento que es hereditario. En su familia nadie padece algo similar. Otros especialistas han dicho que es una falla neurológica. "Nadie ha llegado a una conclusión ni sabemos si está relacionada con aquellos hechos", dice su madre, Carolina.Ella tenía entonces 18 años y desde aquella tarde su vida dio un giro súbito. Tuvo que dejarlo todo: estudios (estaba por iniciar la licenciatura), trabajo y hasta el canto (amaba la ópera). Pero afirma que todo ha valido la pena pues tiene a su pequeña a su lado.

Loana Cabanillas, madre de Daniel Alberto, uno de los 49 pequeños que perdieron la vida, afirma que su ausencia no sólo ha sido difícil para ella y su esposo, sino también para sus otros dos hijos.

"No sólo falta el hijo, también el hermano, el nieto, el sobrino. Era el bebé de la casa y para mis otros dos hijos, que eran unos niños entonces, fue muy duro. Ahora son adultos, mi hija tiene 22 años y mi hijo 18, y a veces siguen sufriendo de episodios de depresión y ansiedad. Si tuviera enfrente al Presidente sólo le diría: justicia".

Dana Paola Villarreal también tenía dos años de edad hace una década. Sobrevivió, pero las consecuencias han sido terribles. Tiene 54 por ciento de su cuerpo quemado, lleva 19 cirugías, le amputaron nueve de sus dedos de las manos y debido a un daño neurológico, pudo caminar hasta tres años después.

"Hoy comienza a hacerse preguntas –afirma su madre Marisol Montaño. ¿Por qué le faltan prácticamente todos los dedos, por qué las quemaduras, por qué, por qué? Ha sido muy difícil. Dejé todo para atender a mi niña, pero por fortuna está con nosotros".