Política
Ver día anteriorLunes 3 de junio de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Estación del INM en Tapachula es una prisión, se quejan cubanos
Enviado
Periódico La Jornada
Lunes 3 de junio de 2019, p. 12

Tapachula, Chis., Su paso por México ha sido un suplicio. Han enfrentado el duro proceso de ser inmigrantes en condición irregular. Son cubanos y salieron de su país –dicen– por motivos políticos, con una sola idea: llegar a Estados Unidos.

El territorio mexicano les ha dado una serie de sorpresas. Han sufrido la tortuosa y lenta burocracia para realizar sus trámites migratorios; se les aseguró en la estación migratoria Siglo XXI de esta ciudad, donde –denuncian– las condiciones son inhumanas y agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) los golpearon y sometieron con violencia.

Lo peor vino después. Por 45 días estuvieron retenidos en la estación migratoria provisional del vecino municipio de Huehuetán, en una celda de cuatro por cuatro metros, sin ventilación. Eran 29 hombres en ese pequeño espacio, pero llegaron a ser 51, entre adultos y niños.

La Jornada solicitó una posición oficial sobre este caso. El INM respondió que a estas personas se les trasladó a Huehuetán para que prevaleciera la capacidad de alojamiento de la estación Siglo XXI. Durante toda su estancia fueron respetados sus derechos humanos, así como su decisión a solicitar la protección internacional, y se siguió el procedimiento establecido.

Agregó que permanecieron en dicha estancia en espera de la formalización de sus solicitudes y del análisis de las condiciones necesarias para la concesión de una alternativa al alojamiento en coordinación con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Obtuvieron dicho beneficio y actualmente se encuentran alojadas en un albergue administrado por (la) sociedad civil.

Motín por desesperación

La versión de los cubanos es diferente. Hace unos días presentaron su testimonio a los activistas de la Misión de Observación de Derechos Humanos de la Crisis Humanitaria de Refugiados y Migrantes en el Sureste de México, que se realizó del 29 al 31 de mayo en varios puntos de la zona fronteriza.

Recordaron que el 10 de abril, durante un motín en la estación migratoria Siglo XXI –donde estaban retenidas más de 2 mil personas, cuando el espacio tiene capacidad para 900– la desesperación llevó a cientos de migrantes a intentar huir.

“Éramos demasiados ahí dentro. Siglo XXI no es una estancia, es una prisión. Las condiciones son indignas. La gente se inconformó y se hizo el desmadre. Se ensañaron con nosotros. A los centroamericanos los apartaban, a los cubanos nos agredieron. Los policías federales nos sujetaban y los agentes de migración nos obligaban a arrodillarnos y nos golpeaban”.

En la estación de Huehuetán tenían que turnarse para dormir o compartir entre cuatro una colchoneta individual. Se bañaban cada seis días y no podían salir ni a ver el sol. El único espacio por el que entraba oxígeno era una pequeña ventanilla en el baño. Nos turnábamos ahí para respirar. Algo similar vivieron mujeres de esa nacionalidad.