20 de abril de 2019     Número 139

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

El derecho a la educación de las niñas: promesas y olvidos en el contexto rural

Lizbeth Villalba Domínguez y Jordi Abellán Fernández

El cuarto objetivo de desarrollo sustentable de la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas plantea como meta “Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”. Además de velar porque todas las niñas, niños y adolescentes terminen la enseñanza primaria y secundaria, también pretende que el sistema educativo produzca resultados pertinentes, que se eliminen las disparidades de género y asegurar el acceso en condiciones de igualdad de las personas vulnerables.

La educación es un derecho asentado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y como tal, un medio para desarrollar las capacidades de los seres humanos, incluidas las niñas y jóvenes que viven en entornos rurales marginales, quienes con mucha frecuencia se ven privadas de decidir sobre su futuro. En este sentido, numerosas causas limitan su incorporación al mundo del trabajo, su independencia económica y por ende, su participación ciudadana.

El Estado mexicano ha demostrado hasta ahora su incapacidad para ofrecer respuestas que impidan la reproducción de las desigualdades sociales y los bajos niveles de logro educativo. Estos dos problemas no se resuelven nada más con el acceso a la escuela, otorgando becas u otras medidas compensatorias, porque la regla de la exclusión establece que cuanto más marginada es la población, menores son los aprendizajes escolares. Asimismo, esta relación de dependencia se acentúa cuando nos referimos a las niñas y jóvenes, una situación a la que se suman una serie de factores de riesgo cuya presencia o ausencia afectan durante toda la educación obligatoria:

  • Propios de la niña o adolescente: desarrollo cognitivo precoz insuficiente, dificultades físicas y/o cognitivas, no adquisición de las competencias básicas de aprendizaje, ausentismo temporal, problemas de conducta y falta de autoestima.

  • Escolares: ninguna o poca pre-escolarización, relaciones esporádicas entre la escuela y la familia, desinterés por la enseñanza presencial y falta de seguimiento al progreso de las estudiantes. 

  • Económicos y materiales: calidad y espacios de la vivienda, bajos ingresos, dedicación de las niñas y adolescentes a las tareas domésticas, problemas para acceder a los servicios de salud e inseguridad en la alimentación.

  • Familiares: capital cultural y nivel de estudios de los padres, expectativas sobre cómo la educación influye en el estilo de vida, interés manifiesto por las niñas y jóvenes, relaciones desintegradas entre los padres y con sus hijos (maltrato físico, psicológico, abuso sexual y negligencia), carencia de modelos adultos de referencia, falta de controles sociales y cambio en la responsabilidad sobre el cuidado de los hijos.

La aparición aislada de uno de estos indicadores no provoca un proceso de exclusión, más bien, deben asociarse entre sí para que impacten en el desarrollo cognitivo y en el comportamiento de las estudiantes. Sin embargo, quedar rezagadas, no asistir con regularidad a la escuela o abandonar los estudios son los primeros síntomas de la exclusión de las niñas y jóvenes, principalmente en la educación secundaria y media superior.

El ciclo de exclusión escolar y social de las niñas y adolescentes se puede resumir en la siguiente trayectoria:

  • Escasa adquisición de competencias en los ámbitos Pensamiento matemático y Lenguaje y comunicación.

  • Reprobación, repetición y bajo rendimiento durante toda la escolarización.

  • Ausentismo y deserción prematura de la educación obligatoria.

  • Pocas oportunidades para entrar en el mercado de trabajo y aceptación de empleos precarios que no implican formación escolar.

  • Embarazos, maternidad y vida en pareja a temprana edad.

  • Problemas con la justicia, intrafamiliares, de salud física y mental.

La necesidad de responder al derecho de las niñas y jóvenes a recibir una educación que certifique el logro de los aprendizajes esperados implica, entre otros aspectos, la resignificación de la función social del docente y de las prioridades educativas. Así pues, combatir la desigualdad exige que el sistema en su conjunto y los maestros en particular atiendan de manera diferenciada a quienes no tienen acceso a las condiciones que ayudan a alcanzar los aprendizajes escolares.

Los factores de protección en momentos concretos o durante periodos prolongados de la escolarización pueden determinar los proyectos de vida de las niñas y jóvenes. Evidentemente, no basta con ofrecer una educación que intente afianzar los aprendizajes básicos, que los contenidos y estrategias de enseñanza sean relevantes para los contextos rurales o promover la asistencia a través de los desayunos escolares.

Desde la educación escolar se propone convertir al docente en mentor y modificar el currículum para que las alumnas que estudian en escuelas ubicadas en contextos marginales cambien sus expectativas de futuro. En otras palabras, se pretende que desarrollen una actitud crítica hacia su situación escolar, social y económica, conozcan opciones diferentes a las que están expuestas y construyan, hasta donde sea posible, un proyecto de vida diferente.

En la escuela primaria Emiliano Zapata de la comunidad de Creel, Chihuahua, se implementó un proyecto organizado a partir del trabajo con el futuro probable (continuidad si no se interviene), el futuro deseable (los derechos de la niñez y la adolescencia) y el futuro posible (acciones que provoquen un cambio real):

  • En el apartado dedicado a la educación se desarrollan dos secuencias didácticas, una sobre el nivel de conocimientos de las estudiantes y otra acerca de las dificultades y soluciones para continuar estudiando. A su vez, se incluyen estrategias dirigidas a ofrecer atención personalizada, se invita a alumnas egresadas de la misma escuela para que expliquen los problemas que han enfrentado en la educación secundaria y bachillerato, se involucra a las niñas más grandes como tutoras de las pequeñas y se muestran distintas herramientas de autoaprendizaje. Al mismo tiempo, se platica con una alumna procedente de un contexto socioeconómico similar para que comparta cómo ha financiado sus estudios, se entrevista a una trabajadora social de una escuela secundaria para conocer qué tipo de apoyos pueden recibir, para concluir con un acercamiento a la educación abierta.

  • En cuanto al tema de la familia, se diseña y aplica una planeación centrada en los roles de género, luego se agregan estrategias que tienen como finalidad romper estereotipos, para lo cual se invita a una pareja y a una mujer independiente. Las niñas también participan haciendo válidas las obligaciones de los padres a través del cuidado de sus iguales.

  • El ámbito de la salud contiene estrategias sobre higiene e imagen corporal: a diario las alumnas se arreglan antes de entrar a clase con ayuda de la maestra y se arman diferentes cambios de ropa y calzado. Además de disponer de un botiquín que manejan la docente y las niñas más grandes, se procura fomentar el interés por sus compañeras, se profundiza en las enfermedades más comunes y en los servicios de salud que están a su alcance.

  • En el área del trabajo se desarrollan dos secuencias didácticas, una acerca del acceso y otra sobre las prestaciones derivadas de diferentes empleos. También, en otros momentos se invita a mujeres de la comunidad que tengan trabajos dignos para que expliquen su historia de vida.

Por consiguiente, el empoderamiento de las mujeres pasa por un proceso de resiliencia donde el docente juega un papel trascendental. En estos casos, la falta de alternativas se puede enfrentar a través de medidas de prevención que incidan en la toma de conciencia y doten a las niñas y jóvenes de herramientas con las que responder a cada uno de los factores de riesgo. La construcción de contextos personales pasa por la introducción de influencias externas distintas al círculo social inmediato, con el objetivo de presentar posibilidades de elección y apoyo suficiente para que sean más resistentes y se rebelen ante las condiciones de su entorno. •

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