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Con Aquellos mundos, la galería Galguera busca demostrar la complejidad de la pintura abstracta
 
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de abril de 2019, p. 5

Muchas veces se piensa que pintar un caballo o un paisaje es más complejo que una mancha. Sin embargo, la abstracción, con toda la libertad que puede tener, es un proceso mucho más rigoroso, incluso más complejo que lograr la figuración directa, expresa el galerista Hilario Galguera a modo de presentación de Aquellos mundos, exposición dual de los pintores James Brown (Glendale, California, 1951, quien ahora firma James hd Brown) y Leo Marz (Zapopan, Jalisco, 1979), montada en su espacio de la colonia San Rafael.

Esta muestra (que comprende 81 pinturas de ambos y un tapiz de Brown) es poco común porque, contrario a lo que pudiera parecer, los expositores no la trabajaron conjuntamente desde el principio, pues se conocieron apenas hace dos meses. La mayoría de la obra es reciente, pero hay cuadros que tienen 20 años, como uno de los incluidos por Brown. Simplemente era lo que cada quien tenía en su taller, y al momento de llegar las piezas a la galería, se demuestra que ambos son dueños de un proceso tan refinado y sofisticado que pueden dialogar tranquilamente, apunta Galguera.

Tampoco se trató de un experimento o de realizar una simbiosis entre ambos, ni siquiera de colgar la obra en forma clásica, es decir, ir alternando uno y otro. Para Brown –radicado en México desde 1995, primero en Oaxaca y actualmente en Mérida– lo más relevante no son las piezas, sino la exhibición en sí: Primero van a ver la exposición, y luego los detalles que son las obras.

Hace un par de años, Brown decidió no hacer obras para exposiciones, sino sólo trabajar y llenar mi estudio con piezas. En la pasada feria de arte contemporáneo Zona Maco, Galguera le propuso armar una muestra dos meses más tarde con Marz, cuya obra apenas conocía. Brown contestó que sí; sin embargo, le pidió al galerista ir a Mérida a ver la obra que no ha sido dispersada ni curada. Galguera fue y optó por mostrar la obra tal como está en el estudio.

De pie en la última sala de la galería, Brown explica que hay vacíos en la pared porque había disfraces, cosidos por él a mano, que no quiso mezclar. Todos los cuadros tienen que ver con planos para habitaciones de siete lados. Había mezclado cuadros hechos en los años 90 en Oaxaca con la premisa de que fuesen compatibles con la obra nueva, ya que en “mi mente o Mi otra casa (ejercicio metafísico suyo) me gustaría, si es que alguna vez construyo un cuarto de siete costados, que colgaran en las paredes”.

También hay varias pinturas de un solo color y mucha textura, con marcos que había en su estudio. Muchos de los costados del cuarto tienen su propio color. Entonces quise ver, por ejemplo, una pintura amarilla del mismo color de la pared sobre la pared. Así que en realidad es una pintura colocada dentro de otra pintura.

Según Marz, tanto a él como a Brown nos interesa la noción de espacio en nuestros trabajos. En su caso, “desde las batallas del display y las copias al carbón”. Hace hincapié en un tríptico de la serie Monolito, abstracciones que parten de Pikachu, un personaje de referencia para muchas generaciones actuales, aunque aclara que la selección de éste no es importante.

Utilizo una misma paleta y serie de formas que me permiten hacer abstracciones poéticas a partir de estos elementos. Esta pieza en específico me parece relevante en esa serie, porque es la primera vez que empleo el lienzo como la composición y trabajo de forma tridimensional. Previamente, los círculos eran muy suprematistas, ahora es como el primer momento en que los giro; el lienzo empezó a volverse como algo en tres ejes. Comenzó como algo bidimensional, luego en el segundo lienzo se va volteando y volteando. El espacio se empieza a expandir.

La exposición Aquellos mundos, de Brown y Marz, permanecerá hasta el 31 de mayo en la galería Hilario Galguera, en Francisco Pimentel 3, colonia San Rafael.