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Rescate de Pemex, prioridad // Refinería de Dos Bocas, va

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asi al finalizar 2013, la reforma energética fue aprobada por el Congreso y en esa ocasión el entonces inquilino de Los Pinos, Enrique Peña Nieto, celebró que los mexicanos hemos decidido superar mitos y tabúes para dar un gran paso hacia el futuro; México se ha pronunciado en favor del cambio y la transformación. Y el coro fue por cortesía de Manlio Fabio Beltrones: Pese a hipócritas nacionalistas, hay reforma; quedan atrás quienes sólo ofrecen su amargura.

Cinco años y tres meses después de tal aprobación, el balance es desastroso, y más allá de la entrega de los recursos energéticos de la nación a manos particulares, entre los logros de tal reforma destaca que Petróleos Mexicanos (Pemex) registra la producción más baja en 40 años y la histórica importación de combustibles, sin olvidar que de la inversión comprometida por el capital privado (los 200 mil millones de dólares presumidos por Pedro Joaquín Coldwell) sólo ha llegado, en el mejor de los casos, 0.4 por ciento. Y todavía Peña Nieto sentenció que fueron los mexicanos derrochadores quienes acabaron, secaron, a la gallina de los huevos de oro (negro).

Pues bien, resulta que los hipócritas nacionalistas que sólo ofrecen su amargura (Beltrones dixit) ahora son gobierno y el rescate del sector petrolero es una prioridad, una meta de que haya una nueva transformación en México; estamos optimistas: aun con todo lo que (los tecnócratas) hicieron para arruinar a Pemex, hay posibilidades, hay condiciones para que resurja como una empresa que produzca, que sea eficiente y, sobre todo, que se maneje con honestidad, que se acabe para siempre con la corrupción (López Obrador dixit).

En la conmemoración del 81 aniversario de la expropiación petrolera cardenista, el balance de cinco años y pico de reforma energética es desastroso, aunque, con todo, el gobierno de López Obrador se ha comprometido a no cancelar los contratos que se hayan suscrito con empresas nacionales o extranjeras; más bien, lo que queremos es exhortar a quienes recibieron estos contratos a que inviertan, produzcan, porque hasta ahora no lo han hecho; no hay inversión suficiente ni han extraído petróleo.

Y en este tenor, los invitamos a que inviertan, a que produzcan y a competir en buena lid, porque nosotros vamos a hacer lo que nos corresponde y Pemex va a resurgir, va a consolidarse. ¿Qué es mejor, el que Pemex contrate de manera directa y se mantenga como empresa de la nación, o las privatizaciones? Nada de ideología, nada de política; juicio práctico, resultados, a ver quién lo hace mejor. Nada de que, por decreto, como era antes, se aseguraba o se daba por hecho que era más eficiente entregar los campos petroleros a particulares.

Paralelamente, la secretaria de Energía, Rocío Nahle, anunció el inicio del proceso de licitación de la nueva refinería de Dos Bocas, Tabasco (en ella se procesarán 340 mil barriles diarios), y detalló que se convocará a cuatro empresas internacionales. Será por invitación restringida, a las mejores del mundo, para una obra de este tamaño. Vamos a necesitar una nueva refinería, de acuerdo con el balance energético. Se está importando 80 por ciento de combustibles y gasolinas, por eso necesitamos aumentar la producción, y se contempla la construcción de esta séptima refinería.

Nahle explicó que en países como China, Estados Unidos, Japón, Francia, España e India la relación entre consumo y producción de gasolina va de 95 a 100 por ciento. En México, a duras penas llega a 22.9. A estas alturas, Pemex cuenta con seis refinerías y todas manifiestan una falta de mantenimiento considerable. De hecho, cuando se instaló el nuevo gobierno sólo dos refinerías funcionaban y cuatro estaban paradas. De esa proporción es el reto.

Las rebanadas del pastel

La buena: quedan abolidos el modelo neoliberal y su política económica de pillaje, antipopular y entreguista (AMLO dixit); la mala: no es por decreto, pues hay que desmantelar el tinglado, y eso lleva tiempo.

Twitter: @cafevega