Economía
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Sociedad más participativa, cambio que se quedará

Vamos a seguir invirtiendo en infraestructura y prestando dinero

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La inversión pública no va bien, pero es algo que ocurre al principio de cada administración. Espero que eso dure poco, expresa Ernesto Torres.Foto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Martes 19 de marzo de 2019, p. 21

Un cambio que comienza a darse en el país y que ya se va a quedar es el de la sociedad que participa más en decisiones que hasta hace meses se tomaban en privado, sostiene Ernesto Torres Cantú, director general de Citibanamex.

Hay que quitarnos el miedo. Cuando la gente tiene miedo, se paraliza, y, si te paralizas, te come el tigre, afirma.

Debemos entender lo que está pasando en México. Una vez que lo hayamos hecho, ver las oportunidades que se presentan y dejar de lado aquello que sólo es ruido. Ahí todavía no estamos, de ninguna manera. Todavía estamos asustados, asegura, en entrevista con La Jornada, a propósito de la 82 Convención Bancaria, que se realizará esta semana en Acapulco, a la que, se prevé, asistirá el presidente Andrés Manuel López Obrador.

–¿Qué destaca de los cambios que se han dado en el país en meses recientes, incluido el mundo de los negocios y la economía?

–El resultado de las elecciones reflejó un hartazgo muy importante contra la corrupción. También expresó el deseo de un desarrollo más igual en todo el país, lo que me parece importantísimo, además de la inseguridad. Fue un llamado de atención de que por el camino que íbamos no es. En esos puntos hay un amplio reconocimiento de la mayoría de los mexicanos. También en algunos otros que debemos mantener: la estabilidad macroeconómica, por ejemplo; la autonomía y fortaleza de instituciones como el Banco de México, la Suprema Corte deJusticia de la Nación, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el Instituto Nacional Electoral, o el de Acceso a la Información Pública, por mencionar sólo algunos que nos dan certidumbre.

–¿Se está tomando el camino correcto?

–Es muy pronto para juzgar eso. Hay algunas cuestiones que me parecen muy claras y buenas. Por ejemplo, la renegociación de los bonos del aeropuerto (de Texcoco) se hizo con absoluto respeto a la ley y a los inversionistas. El gobierno podía cambiar de opinión respecto de construir esa terminal aérea. Es su facultad. Lo que no podía hacer era incumplir las reglas, pero las cumplió. Se respetaron los contratos y pagó lo que tenía que cubrir. También ha mostrado compromiso con la estabilidad macroeconómica, como quedó reflejado en el paquete económico para 2019. Son las bases sobre las que todos operamos. Gastar más dinero en una u otra cosa es facultad del gobierno por el que votó México. Sí, cambia la asignación de los recursos y eso es lo que sucede en una democracia cuando se vota por una u otra opción. Es facultad de quien fue elegido tomar decisiones. Pero la base de estabilidad se mantiene, esa es la que no puede cuestionarse ni cambiar.

–¿Ha cambiado?

–No. La disciplina fiscal está perfectamente bien, el respeto a los contratos está perfectamente bien, el nombramiento de los subgobernadores en el Banco de México. Eso es lo que debemos mantener como mexicanos hacia adelante.

–¿Cómo interpreta la afirmación del presidente López Obrador de que en México no ocurrió un cambio de gobierno, sino uno de régimen? ¿Cómo influye esta afirmación en el mediano y largo plazos para los negocios que requieren un mayor horizonte de planeación?

–Es curioso, pero no había pensado en la frase de cambio de régimen. Pero en los puntos que estoy comentando no hay cambio. El Presidente ha sido absolutamente categórico en que no se va a gastar más dinero del que entre. Es más, en eso es más ortodoxo que no sé cuántas administraciones anteriores. Claramente, más que (Enrique) Peña Nieto, (Felipe) Calderón y (Vicente) Fox. Porque en esos gobiernos la deuda se fue para arriba.

–Se disparó.

–Excepto en el gobierno de (Ernesto) Zedillo, cuando bajó. Pero esa certidumbre de que no se va a gastar de más me da enorme tranquilidad, como mexicano y como banco, porque ello quiere decir que las variables económicas se van a mantener dentro de un rango que es predecible.

–¿Continúa siendo un gobierno predecible?

–Sí, absolutamente.

No hay más inquietud

–¿Piensa que no se ha añadido a la economía más incertidumbre de la que siempre hay?

–Más incertidumbre por el tema de la variables económicas, no. Creo que ha habido más incertidumbre por esta democracia nueva, abierta, participativa, en el sentido de que las ideas salen al público y ya no se manejan sólo en conversaciones privadas. Antes llegaban todas las cosas negociadas al Congreso, y ahora no. Eso crea incertidumbre. Nos tenemos que acostumbrar a que así va a ser y a no reaccionar a que cuando se presenta una iniciativa respondamos como si ya fuera ley.

–¿Cómo valora las acciones que anticipa el gobierno para generar desarrollo en regiones específicas del país? ¿Está ocurriendo algo más allá de las palabras?

–Es muy pronto para saberlo. Faltan los proyectos ejecutivos. El tema es que se deben generar los proyectos suficientes y necesarios para desarrollar el sureste del país, sin duda. ¿Qué tipo de proyectos? Es necesario construir infraestructura que permita que la inversión llegue, llevar el gas a un precio bajo. Las carreteras ya conectan bastante bien en algunos lados, pero en otros no; un tren transístmico, y no soy experto en ese tema, me parece importante y de enorme beneficio, porque daría gran competitividad a todo el país. Esos proyectos se tienen que hacer, y lo que está clarísima es la voluntad de hacerlo.

–¿Ve oportunidades para el capital privado en esos proyectos?

–Sin duda. Creo que al gobierno no le alcanza la lana, el dinero, para hacer todo lo que se tiene que hacer en el país. Tampoco es sano que el sector privado no participe en inversiones que son naturales del sector privado. El mejor ejemplo de eso es cuando la banca de desarrollo se mete a prestar dinero a empresas o para proyectos que ya están siendo financiados o tienen ofertas de financiamiento a buen precio de la banca comercial privada. Eso es un desperdicio de recursos; para eso no están los bancos de desarrollo. Estos últimos están para financiar aquello que, ya sea por plazo o riesgo, saldría demasiado caro o simplemente no habría dinero en la banca comercial. En todas estas cuestiones de infraestructura, por ejemplo, meter dinero del gobierno, que se puede usar en muchas otras cosas de política social cuando sí hay dinero de la iniciativa privada, podría parecer un desperdicio.

–En ese sentido, ¿cuál es y será el papel de Citibanamex?

–Siempre hemos participado en las inversiones de infraestructura, prestando dinero o invirtiendo de manera directa, y vamos a continuar exactamente igual; obviamente, tienen que ser proyectos rentables, que entendamos, y claramente vamos a seguir invirtiendo.

–¿Cómo viene la actividad económica?

–Para nuestros clientes, en todo lo que es consumo, muy bien. Hubo un buen enero, tantito abajo febrero y un marzo buenísimo, que es consecuencia directa de la confianza del consumidor, que está en su punto más alto. Lo que no va bien es la inversión, tanto pública como privada, algo que ocurre en cada cambio de administración. Espero que eso dure poco, y no me refiero nada más a los proyectos grandotototes, sino también a los de uno o 2 millones de pesos, que todos sumados sí son una lana.

–¿Y esos de uno o 2 millones son los que mueven desde abajo?

–Son los que empiezan a mover todo. Desatorar todo eso es bien importante que suceda rápido. En el tema de la iniciativa privada había incertidumbre, y esa inversión empezó a bajar a los niveles que está ahorita hace 2 o 3 años; no es algo nuevo. Conforme empecemos a ver un poquito más claro, pensando en el mediano y largo plazos, se empezarán a ver las inversiones. No tengo duda.