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De nuestras jornadas

Los malos presagios de un gobernador

F

rancisco Vega de Lamadrid declaró en una entrevista: Yo sé que cuando te quieren fregar, te friegan, en respuesta a una pregunta sobre la eventual llegada de Morena a la gubernatura y una posible investigación en su contra por enriquecimiento ilícito y otras anomalías.

“¿Qué opina de que le digan Kikorrupto?”, le preguntó la periodista Rosa María Méndez. Me duele, respondió. Hace seis años hizo campaña con su apodo (los comunicados oficiales aún se refieren a él como Kiko). En una entrevista intentó atajar los cuestionamientos que se le hacen en el ocaso de su administración. “Soy el mismo Kiko”, intentó convencer.

La maldición del último año de gobierno alcanzó a Vega de una manera que ni sus enemigos pudieron vislumbrar. Atribuye su fama de corrupto a canalladas y vilezas. Preguntó la reportera: ¿Teme la llegada de Jaime Bonilla, de Morena? Respondió el panista: No, no lo temo, porque todo está bien. Pero yo sé perfectamente bien que cuando te quieren fregar, te friegan. Estando bien, te friegan.

Con una deuda de mil millones de pesos con la Universidad Autónoma de Baja California, decenas de observaciones a sus cuentas públicas por parte de la Auditoría Superior de la Federación, sin haber podido concretar el proyecto de las desaladoras, la presión social de un plebiscito sobre la instalación de la planta cervecera de Constellation Brands en Mexicali, acusaciones de que ocultó deuda y adquirió unas 60 propiedades, y la destitución de su jefe de Seguridad Pública, Gerardo Sosa Olachea, ante las evidencias –que le hicieron llegar autoridades de Estados Unidos– sobre la cercanía de uno de los hijos de éste con la delincuencia organizada, entre otros frentes abiertos, el gobernador ya no encuentra la puerta.

Por si pretendiera decir que su mala fama es inquina de sus opositores, hasta el candidato panista a la gubernatura, Óscar Vega Marín, tuvo que aclarar en redes sociales que comparte apellido con el gobernador, pero no son familia. Hace campaña con un corrido de fondo: Ni parientes somos. El grupo parlamentario del blanquiazul en el Congreso se fracturó; una de sus diputadas se volvió independiente, el coordinador fue destituido y hasta su socio Fernando Beltrán cabildea para Morena. Su administración está por terminar en medio de malos presagios.