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El país, muy atractivo para la inversión

Debemos estar muy tranquilos sobre el futuro de Pemex

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▲ Gusta mucho el énfasis en la disciplina fiscal, afirma Nuno Matos.Foto Luis Castillo
 
Periódico La Jornada
Lunes 18 de marzo de 2019, p. 18

El combate a la corrupción y la inseguridad emprendido por el actual gobierno federal es bienvenido por el sector financiero en su conjunto, porque esos factores han restado más de un punto porcentual de crecimiento a la economía mexicana en años recientes, aseguró Nuno Matos, director general de HSBC.

En entrevista con motivo de la 82 Convención Bancaria, que se celebrará los días 21 y 22 próximos en Acapulco, Guerrero, con el tema Una visión de futuro, estimó que el crecimiento de la economía mexicana en el primer trimestre de este año será cercano a cero por ciento, pero se irá acelerando en el transcurso del año para lograr un dinamismo de entre 1.5 y 2 por ciento.

Confió en que en el sexenio se logrará la meta de crecimiento de 4 por ciento, porque además de ser alcanzable y deseable es obligación fundamental ejecutar el programa gubernamental con mucho rigor y disciplina y transmitir un mensaje de confianza todos los días.

Sobre los poco más de tres meses de gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador, señaló: Es un balance, sin duda, positivo.

En torno al rescate de Petróleos Mexicanos (Pemex) emprendido por el gobierno federal, aseveró: Debemos estar muy tranquilos sobre el futuro de la petrolera, por los apoyos. En días próximos conoceremos nuevos anuncios sobre cómo se van a mejorar las finanzas de la compañía y estamos convencidos de que la actual administración sabrá encontrar soluciones. Estamos muy convencidos de que Pemex no va a perder su grado de inversión.

–¿Cómo ve las perspectivas de México a mediano plazo tras el cambio de régimen?

–Tenemos una administración que además de ser nueva representa un cambio en el modelo propuesto de gobierno. Lo llamaría de equilibrio, que descansa sobre tres pilares fundamentales. Primero, el de la confianza, la disciplina fiscal y el respeto a la autonomía del banco central. Es un sostén con el cual estamos muy de acuerdo. Además, se ha traducido en la presentación de un presupuesto que propone un superávit primario de uno por ciento. Eso es fundamental. No sólo su presentación, sino también que se ejecute de esa forma.

“El segundo es el combate a la corrupción y a la inseguridad. Es el pilar ético y moral. Aunque, sin duda, también tiene un impacto enorme en la confianza de los inversionistas y de los agentes económicos. No podemos más que estar de acuerdo con eso. Es una base estructural para México, un área que el país tiene que afrontar.

“El tercero es la inclusión social y la sustentabilidad de una sociedad que espera exista mejor distribución de la riqueza mediante sueldos más adecuados.

Esos tres apoyos juntos representan equilibrio, en el sentido de que, por un lado, se dan las condiciones económicas para atraer la inversión. Por otro, se intenta que los resultados de ese crecimiento económico puedan ser mejor distribuidos para alcanzar un crecimiento de 4 por ciento.

–¿Seremos capaces de crecer por arriba de 4 o 5 por ciento de forma sostenida?

–Si podemos ejecutar ese programa de forma adecuada, estoy convencido de que se pueden crear condiciones estructurales para crecer por arriba de ese 4 por ciento, que es la meta de la administración. Sin embargo, es importante entender que la confianza se tiene que ganar todos los días. Para ello, todos los agentes económicos, sector público y privado, compañías nacionales y extranjeras, tienen que estar invitadas en plan de igualdad a participar en esa agenda.

Crecer a 4 por ciento en México es más que deseable. Es obligación.

–¿Cómo ve el ánimo de los inversionistas? ¿México continúa siendo atractivo?

–El país, desde el punto de vista estructural, a mediano y largo plazos, es muy atractivo para la inversión, reconociendo que el tema de la corrupción y la inseguridad es un problema estructural, que siempre ha creado una importante ansiedad entre los agentes económicos y las familias.

En ese sentido, es fundamental asegurar lo atractivo de México a mediano y largo plazos. Hoy día es justo reconocer que la comunidad global está tranquila, pero atenta, a lo que está pasando en el país. La comunidad local está deseosa de seguir recibiendo señales de confianza para que la inversión se pueda acelerar.

–¿Cuál es el balance de los poco más de tres meses transcurridos de la actual administración federal?

–Es, sin duda, positivo. En todos los cambios de administración siempre hay momentos de ansiedad, una desaceleración inicial de la inversión pública por la transición de los equipos, y existe cierta incertidumbre de la inversión privada por la espera de entender exactamente el programa del nuevo gobierno y cómo lo está ejecutando.

Nos gusta mucho el énfasis en la disciplina fiscal y una intención sólida de actuar sobre la corrupción y la inseguridad.

–La banca, en conjunto, ¿cómo puede ayudar a lograr una mayor inclusión y a combatir la desigualdad social y la pobreza?

–México, como país, tiene un componente informal muy grande, enorme, en el aparato económico. La informalidad es menos productiva, pero si existe es por una razón: permite sobrevivir, no contribuye con la sociedad mediante el pago de impuestos. También tiene que ver con la falta de bancarización y con el exceso de uso de efectivo, lo que permite una enorme participación de éste en el consumo privado.

“La mayoría de los mexicanos tiene teléfonos celulares y será mediante éstos como podrán acceder a una cuenta en algún banco. Éste debe seguir empujando la aceptación de los medios electrónicos como medio de pago, entre ellos las tarjetas de crédito y de débito. En ese sentido, el nuevo sistema de cobro digital, que está siendo alentado por el gobierno, hace mucho sentido, porque va a facilitar que muchos pagos, que ahora son en efectivo por montos pequeños, puedan emigrar a un sistema muy barato y eficiente.

“La banca lo puede hacer, pero para que exista la capacidad y necesidad de acceso a la banca también debe haber otra parte de política pública para asegurar que el uso de efectivo no sea incentivado de forma implícita. Por ejemplo, en muchos comercios hay un precio distinto si se paga en efectivo o con tarjeta.

Si no existe un incentivo fiscal al pago con medios electrónicos, los agentes económicos y las personas seguirán usando efectivo.

–¿Cómo empatar la mayor bancarización de la población con un descenso del cobro de comisiones?

–En todos los bancos hay cuentas que no cobran comisiones. Existen algunas, incluso por regulación, básicas, con capacidades y servicios elementales, que permiten a cualquier consumidor acceder a servicios bancarios sin pagarlas. En el caso de HSBC, fuimos más lejos en 2018. Lanzamos dos tarjetas de crédito sin comisiones. Una es HSBC Cero. Con sólo utilizarla una vez al mes, con únicamente gastar un peso, no se paga ninguna comisión. Las tarjetas de débito no pagan. Así, para cada segmento de la población siempre hay un producto sin comisiones o con unas bajas.