Economía
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Estabilidad no es patrimonio neoliberal

Lo fundamental para nosotros es la parte social

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Queremos industrializar, porque ahí está el valor agregado, afirma Luis Arce.Foto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Domingo 17 de marzo de 2019, p. 16

La estabilidad económica y financiera no es un patrimonio neoliberal, afirma Luis Arce Catacora, ministro de Economía de Bolivia. Su país ha liderado en América Latina la reducción de la pobreza en la última década y media. Lo fundamental para nosotros es la parte social, porque la economía en el neoliberalismo es simplemente un equilibrio de cuentas externas y fiscales. Como si eso fuera la economía, expresa.

La primera gran batalla de Bolivia para buscar crecimiento y desarrollo fue recuperar el control de los recursos energéticos del país, explica. A partir de ahí, el gobierno del presidente Evo Morales, que se inició en enero de 2006, ha construido lo que Arce Catacora describe como el modelo económico social comunitario productivo.

El ministro boliviano, de 55 años, estuvo en México para participar en una reunión del Banco de Desarrollo de América Latina, antes conocido como Corporación Andina de Fomento. Entre una cita y otra concedió una entrevista a La Jornada.

–Bolivia acumula varios años con un crecimiento superior al promedio de la región e inflación menor a 3 por ciento. Es una combinación que buscan muchos países.

–La estabilidad no es patrimonio neoliberal. No pueden atribuirse los economistas neoliberales que sólo ellos puedan tener estabilidad, como han hecho creer en nuestros países durante 20 años. En Bolivia dijimos basta al modelo neoliberal. Aplicamos un modelo nuestro, el económico social comunitario productivo, antítesis al neoliberal, que estaba vigente hasta 2005 en mi país.

Vestido de manera informal, con una pin del Che Guevara en la solapa del saco, agrega: “El modelo consiste en generar excedentes a partir de los recursos naturales. El Estado se apropia de esos excedentes y los redistribuye entre la población. Es así de sencillo. Eso nos ha permitido tener por cinco años un crecimiento por encima del resto de los países de Sudamérica. Sobre todo, y esto no se difunde, en nuestro modelo lo fundamental es la parte social. La economía en el neoliberalismo es simplemente un equilibrio de cuentas fiscales y externas. Por eso se escucha a los ministros neoliberales decir: ‘estamos ajustando las cuentas para el equilibrio’. Como si eso fuera la economía. La economía va más allá de simples equilibrios: tiene aspectos sociales, y en Bolivia somos líderes en eso”.

Muestra datos: entre 2005 y 2018, Bolivia redujo la pobreza extrema de 38 a 15 por ciento del total de la población, la mayor caída en la región, a la vez que disminuyó significativamente la desigual distribución de la riqueza. En su país, el ingreso del 10 por ciento más rico de la población era 128 veces superior al del 10 por ciento más pobre de los bolivianos. Esa diferencia ha bajado a 40 veces y no hemos hecho pobres a los ricos, hemos enriquecido a los pobres. Tenemos resultados sociales que son extremadamente importantes.

–¿La base de todo fue, como ha mencionado, el control de los hidrocarburos?

–Sí. Fueron nacionalizados. Los recuperamos. Partimos de una premisa muy simple. En 2005 eramos el país más pobre de la región. ¿Cómo es posible que fuéramos pobres si somos tan ricos en recursos naturales? Ahí mismo está la respuesta. En 2005, con el presidente Morales a la cabeza, decidimos recuperar nuestros recursos naturales para generar el proceso de desarrollo con base en nuestros recursos naturales.

–¿Cómo era la propiedad antes de 2005?

–Estaba privatizada, como en todos los países. Lo que estaba de moda era privatizar, bajo la idea de que el sector público no sirve para nada. Así nos decían. El esquema nuestro es que el Estado administre los recursos naturales estratégicos y con base en su aprovechamiento se generen excedentes económicos y empezar el proceso industrial. Hoy, Bolivia ya ha empezado el proceso de industrialización de los recursos naturales y su exportación. Ya no queremos solamente exportar materia prima.

El enfrentamiento con las empresas

–¿Cómo resolvió Bolivia el conflicto con las empresas que detentaban el control de los recursos naturales?

–No ha sido nada fácil, por supuesto. La primera gran pelea ha sido con las empresas petroleras. Cuando nacionalizamos empezaron a surgir, de manera muy sintomática, grupos de choque que estaban en contra de lo que hacíamos. Han sido años de pelea política y, entre tanto, la economía mejoró, porque en ese ínterin pusimos en marcha las políticas redistributivas del ingreso; entonces, tuvimos el apoyo popular que nos permitió ganar.

–¿Cómo es hoy la relación con esas empresas?

–Ahora es muy diferente. Las empresas extranjeras están contratadas como operadoras de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, que es la compañía estatal, y por tanto tienen sus reglas de juego; ganan, pero la mayor parte, por supuesto, se queda en el Estado boliviano.

–¿Qué porcentaje se queda el Estado?

–Un promedio de 60 a 62 por ciento de la renta de los recursos naturales. De esa renta distribuimos entre la población y empezamos el proceso de industrialización. De ahí sale el capital para las inversiones que estamos haciendo.

–¿En qué consistió estructuralmente la política de redistribución?

–Hemos aplicado políticas redistributivas del ingreso, que consisten básicamente en la entrega de bonos, por ejemplo a niños, para evitar la deserción escolar; otro es una pensión a todos los mayores de 65 años, hayan o no aportado al seguro; otro, para reducir la tasa de mortalidad materno-infantil. El dinero para los bonos sale fundamentalmente de los recursos naturales y de las empresas públicas. Nosotros obligamos a las empresas públicas a que tengan ganancias y las distribuimos entre la gente. Además, hemos sido más eficientes en la recaudación de impuestos.

–Menciona que hay un proceso de industrialización.

–No queremos seguir exportando gas, hierro ni minerales. Incluso, ni soya en bruto. Queremos industrializarlo todo, porque sabemos que ahí está el valor agregado. Hoy la minería sólo participa con 5 por ciento del producto interno bruto, después de que fuimos un país minero. Actualmente los hidrocarburos son apenas 7 por ciento del producto interno bruto (PIB), pero la industria manufacturera es 18 por ciento de la economía; es el sector más alto de aporte al crecimiento económico, y luego le sigue la agricultura, con 12 por ciento.

–¿Cuál es hoy la proporción de la economía que genera el sector privado y cuál la del sector público?

–Cerca de 35 por ciento del PIB, el Estado. En 2005 no llegaba ni a 10 por ciento. Ahora realmente el Estado tiene una presencia alta y nos hemos convertido en el motor del crecimiento económico, que es parte del modelo nuestro. El Estado invierte, en promedio, 5 mil 800 millones de dólares, y el sector privado, en promedio, 2 mil millones cada año.

–Estas contradicciones entre los sectores privado y público, o el gobierno propiamente, ¿se han calmado? ¿Hay ya una mejor relación?

–Por supuesto. La empresa privada del país es la que mejor gana en nuestro gobierno, más que en ningún otro, porque nosotros invertimos, generamos inversión, demanda interna. ¿Y a dónde se va esa demanda interna? A los productos que genera el sector privado.

El tamaño de la economía boliviana pasó de 9 mil 500 millones de dólares en 2005 a 40 mil 880 millones de dólares el último año, expone. En el mismo periodo, el número de empresas privadas creció de 64 mil 600 a 317 mil, añade. No pueden quejarse de que hemos matado al sector privado, apunta.

Bolivia tenía la mayor tasa de desempleo, la mayor pobreza, la mayor concentración del ingreso y exclusión, como ha ocurrido en todos los países que aplican modelos neoliberales. Aplicamos nuestro modelo y empezamos a cerrar las brechas de la gente, tenemos más demanda y consumo. Se beneficia la empresa privada y nosotros les ajustamos para que nos paguen impuestos. Entonces, no matamos a la gallina de los huevos de oro. Ellos siguen generando los huevos de oro, que benefician el Estado a través de impuestos. Nosotros aplicamos políticas distributivas, de generación de producción, y la economía va creciendo.

–¿Qué hace el gobierno boliviano para que este modelo tenga continuidad en el tiempo?

–Somos el país que más ha sufrido ser monoproductor. Bolivia, por muchos años, vivió del estaño y del gas. Estamos diversificando: seguimos produciendo y exportando gas, pero lo estamos industrializando. Queremos litio, hierro, electricidad, producción agropecuaria y turismo. Bolivia está cambiando. El Estado toma las riendas de la economía, y desde ese momento nos va mejor. Ahí está la sostenibilidad. Si alguien va con el chip neoliberal no va a entender lo que estamos haciendo.