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Emite vocero de la Secretaría de Cultura federal un manual que ‘‘entorpece el trabajo de los periodistas’’

Con ese documento se busca el control absoluto de qué deben preguntar los reporteros y cómo responder los funcionarios, denuncian trabajadores; se daría información a medios afines, ‘‘marginando a los que ejerzan un trabajo crítico’’

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▲ Algunos lineamientos del manual difundido en redes sociales por trabajadores de la Secretaría de Cultura. También existe otro documento ‘‘más vergonzoso’’ para la comunicación interna en esa dependencia federal, ‘‘un intento de censura y control’’.Foto
 
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de marzo de 2019, p. 3

Trabajadores de la Secretaría de Cultura federal difundieron a través de correos electrónicos enviados a diversos medios un manual que les hizo llegar el titular de comunicación social de esa dependencia, Antonio Martínez Velázquez, dirigido a los responsables de esas áreas en toda la institución, en el cual se detalla, entre otras cosas, cómo debe actuar un entrevistado ante las ‘‘trampas” de los reporteros.

Esos lineamientos, ‘‘en la práctica, vienen a entorpecer el trabajo de la prensa y a poner un velo de opacidad en la manera en que se manejará la información en esta administración”, argumentan los empleados que recibieron con sorpresa el documento en el que, por ejemplo, se sugiere que cuando se pida una opinión personal al entrevistado, éste debe ser institucional y evitar dar opiniones personales.

Ante el ‘‘silencio incómodo” –una ‘‘trampa” más del periodista–, la respuesta debe ser: ‘‘no apresurarse a completar la información” y ‘‘regresar a sus mensajes”. Cuando el periodista ‘‘actúe como juez”, dice el Manual de comunicación, el entrevistado ‘‘no debe olvidar el objetivo de su entrevista” y tiene que ‘‘apelar a la audiencia”.

La lista de ‘‘trampas” reporteriles que describe el documento incluye las ‘‘ironías”, cuyo antídoto es ‘‘no engancharse, no pelear y mantener la calma”. Tampoco debe el entrevistado permitir el parafraseo.

Además, de hoy en adelante, cualquier entrevista a algún servidor público de la Secretaría de Cultura federal debe solicitarse con tres días de anticipación al encargado de área de cada oficina, por escrito, llenando un formato, para que se turne la petición a Comunicación Social y sea ahí donde den luz verde.

‘‘Los nuevos encargados no entienden que el trabajo periodístico no se programa, no podemos esperar tres días a que analicen la solicitud, con el riesgo de que nos digan que no se puede. O tal vez se iniciará una política de amiguismo en la que se otorgue la información a los medios afines, marginando a los que ejerzan un trabajo crítico”, señalan los trabajadores, que pidieron omitir su nombre.

Añaden en su mensaje difundido por correo electrónico que ‘‘lo más preocupante es que en el penúltimo párrafo de una circular enviada a los titulares de área, se admite, de manera implícita, que desconocen por completo el trabajo de las dependencias, pues nos dicen que ‘entre más y mejor información tengamos de su trabajo, mejor trabajo podremos ofrecerles’”.

Lesiona derechos culturales

La ‘‘guía de entrevistas” contenida en el manual dispone ‘‘estudiar de manera detenida antes de acceder a una entrevista”, añade la instrucción de la oficina de Martínez.

Si el entrevistado ‘‘comete un error” durante la charla, la estrategia es ‘‘concentrarse en aclarar la declaración con respuestas concretas y nunca discutir diferencias de opinión. Proporcionar hechos y cifras, y no explicaciones o justificaciones. Nuestras declaraciones deben ser tan contundentes que no puedan tomarse fuera de contexto”.

El manual ordena que antes de acceder a una entrevista, el funcionario debe tener un objetivo claro y específico y hacerse las siguientes preguntas: ‘‘¿qué busca el/la periodista?, ¿existe algún riesgo si doy o no esta entrevista?, ¿porqué con este medio en específico y nocon otro?, ¿quiero dar esa nota?”

Responsables de las áreas de comunicación social de instancias del sector cultura, consultados por La Jornada, dijeron que ese manual ‘‘es inconfesable”, ‘‘un desastre”, ‘‘penoso”, ‘‘muestra una pobreza de conceptualización que anula la promoción de los derechos culturales”.

Dijeron que existe otro documento, ‘‘más vergonzoso”, con los nuevos lineamientos de comunicación interna en esa secretaría, que es un intento de censura y control.