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Diputados buscan regular rastros sin control sanitario
 
Periódico La Jornada
Domingo 3 de marzo de 2019, p. 6

De los 2 mil 16 rastros existentes en México, sólo 122 cuentan con certificación de establecimientos tipo inspección federal (TIF), lo que coloca en riesgo a la mayoría de la población porque la carne distribuida en mataderos municipales o casas de matanza carece de control sanitario.

La Comisión de Ganadería de la Cámara de Diputados considera emplazar a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) para que vigile la engorda de ganado a fin de que no se le suministren sustancias tóxicas, especialmente clembuterol.

La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios también será requerida para que aplique verificaciones frecuentes y no sólo cuando haya brotes o denuncias ante la autoridad, para que tanto en rastros y ranchos del país como en puntos de venta la carne para consumo humano cumpla las disposiciones sanitarias y la ingesta sea segura y libre de clembuterol.

La presidente de la comisión, María del Pilar Lozano Mac Donald, de Movimiento Ciudadano, adujo que los residuos de clembuterol en la carne pueden afectar funciones pulmonares y del corazón, y su uso en dosis elevadas provoca náuseas, dolor muscular, nerviosismo, cefalea, falta de coordinación, incremento de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial y, en algunos casos, enfermedades de la tiroides y alergias.

El uso del clembuterol, insistió, se encuentra ampliamente extendido entre los ganaderos aunque se requiera de altas dosis en el proceso de engorda. Estos residuos representan un peligro para los consumidores, porque si no se sabe la dosis ni se ingiere por prescripción médica, su ingesta podría resultar en una sobredosis con las consecuencias señaladas.

Esa práctica, a pesar de que se encuentra tipificada como delito en el artículo 173 de la Ley Federal de Sanidad Animal, se mantiene y representa un negocio impune al distribuir carne contaminada por distintas vías comerciales y sin control.

El uso del clembuterol comenzó a popularizarse en los años 90 cuando engordadores de ganado se dieron cuenta de que mezclándolo con el alimento lograban más kilos de carne. Una res alimentada debidamente tarda en promedio cinco meses en llegar a condiciones óptimas para el sacrificio, mientras la tratada con anabolizante lo hace en tres.

Entre las atribuciones de la Sader están ejercer medidas de control, monitoreo, inspección y diagnóstico del uso del clembuterol y otras sustancias dañinas. En tanto, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria debe vigilar que la engorda de ganado se realice de manera segura y sin el suministro de sustancias tóxicas.

No obstante, tales dependencias no cuentan con la capacidad técnica y operativa suficiente para llevar a cabo la inspección y vigilancia sistemática de rastros que usan clembuterol; los datos arrojan que se realiza una visita de verificación cada 15 días, denunció la legisladora.