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Urge cambiar política económica // Industria nacional en decadencia

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▲ El retroceso de la inflación ocurre en el contexto de una desaceleración de la actividad económica, que inició en el cuarto trimestre de 2018 y que, según el banco central, se extenderá quizá en los primeros tres meses del año.Foto José Antonio López
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n las pasadas tres décadas México ha destacado en materia económica, pero para mal. Como bien advierte el presidente Andrés Manuel López Obrador, acumula 30 años con un crecimiento anual promedio de 2 por ciento, y si descontamos el incremento poblacional, el resultado es de cero. Somos de los países con menor crecimiento económico en el mundo, y esto no se justifica porque tenemos mucho potencial económico.

En la presentación del Consejo para el Fomento a la Inversión, el Empleo y el Crecimiento Económico, López Obrador destacó que si hay crecimiento hay empleo, si con éste hay bienestar, lo que va de la mano de la paz y la tranquilidad en el país.

Y su gobierno, dijo, piensa en el progreso con justicia, porque el progreso sin justicia suele ser retroceso; se necesitan los dos pies: el del crecimiento económico y el del bienestar. Si sólo se apuesta al crecimiento y no hay bienestar, es un proceso sin equilibrios, algo no recomendable. Nos queda cojo el propósito de que haya desarrollo y bienestar.

Dentro de ese concepto destaca la urgencia de impulsar el sector industrial mexicano, el cual ha permanecido en el sótano durante muchísimo tiempo, con resultados por demás enclenques. Por ejemplo, de acuerdo con cifras del Inegi, en siete meses de 2018 la actividad industrial registró caída; en cuatro, crecimiento de entre 0.1 y 0.3 por ciento, y en sólo uno –septiembre– con alza de 1.2, únicamente para caer 1.7 en el mes siguiente.

Por ello, el Instituto para el Desarrollo y el Crecimiento Industrial –de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes– subraya que la sociedad mexicana enfrenta la consecuencia de no contar con una estrategia de política industrial activa durante los pasados 30 años.

En ese periodo y por la citada carencia se registra un modesto crecimiento económico, inequidad, pobreza, baja competitividad y productividad, que además se presentan en las entidades que tienen el menor desarrollo industrial en el país.

Al mismo tiempo, los sectores y regiones que instrumentaron una estrategia exitosa enfrentan nuevos retos que amenazan el beneficio social y económico generado: inseguridad pública; bloqueos a las vías de comunicación; fragilidad del estado de derecho; competencia desleal de algunos países que no respetan el marco legal establecido ante la Organización Mundial de Comercio y los acuerdos firmados directamente con México; proteccionismo; falta de financiamiento, y aplicación de normas que no se exigen a productos importados y encarecimiento de energéticos. Estos son algunos de los casos más relevantes que afectan el correcto desempeño de la industria nacional.

La industria mexicana muestra uno de los elementos de la economía que requiere un nuevo planteamiento que permita mejorar su desempeño, es decir, una política de desarrollo industrial que abone al crecimiento del país, así como a la generación de mayor inversión y empleos, y con ello de bienestar para la sociedad.

En ese sentido, la industria presenta el desafío de generar mayor crecimiento; el bajo desempeño mostrado en años recientes es señal del abandono que se tuvo de la política de fomento industrial, lo cual resulta paradójico para un país exportador de manufacturas.

El resultado se fue deteriorando: en el sexenio de Zedillo el crecimiento de la industria fue de 3.5; con Fox, 1.4; con Calderón, 0.5, y con Peña Nieto, 0.7, aun con todas las reformas estructurales y la ausencia de una crisis económica generalizada en el país.

Urge revertir la historia de magro crecimiento en la industria y aportar al desarrollo generalizado del país. Por ello, México requiere una estrategia diferente, una política económica que incremente sus capacidades productivas y competitivas, que revierta el escaso crecimiento y con ello impulse el bienestar social.

Las rebanadas del pastel

¿Cómo fue que Petróleos Mexicanos dejó de ser una empresa altamente rentable y su nivel de inversión se desplomó? La Auditoría Superior de la Federación lo resume en tres palabras: reforma energética peñanietista.