Opinión
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Apuntes Postsoviéticos

Con la mirada en Caracas

L

a crisis de poder en Venezuela con la irrupción en escena del casi desconocido líder opositor, Juan Guaidó, afecta directamente a Rusia, Bielorrusia y Georgia, tres repúblicas de la antigua Unión Soviética que, desde perspectivas diferentes, tienen la mirada puesta en Caracas, pendientes de si el presidente Nicolás Maduro podrá o no resistir el acoso, auspiciado por la Administración de Donald Trump y respaldado por los países que se alinean con Estados Unidos.

Una eventual derrota de Maduro sería, para Rusia, un duro golpe porque perdería a su mejor aliado en América Latina con una doble implicación: por un lado, después de cultivar durante años la relación con Venezuela, el Kremlin tendría que comenzar de cero otra apuesta geopolítica en el Hemisferio Occidental y, por el otro, quedarían en entredicho sus grandes proyectos en materia de petróleo, minería y venta de armamento, así como el cobro de los multimillonarios créditos concedidos por Moscú a Caracas.

Rusia critica la injerencia de Estados Unidos y su intención de derrocar al presidente legítimo, pero difícilmente llegue a involucrarse en un conflicto bélico por salvar a Maduro. Confía en que el ejército venezolano siga del lado del mandatario y que Washington no provoque una ola de violencia como pretexto para una intervención armada.

Bielorrusia, sin romper con Maduro ni apoyarlo abiertamente, adoptó un lenguaje neutro y deja abierta una puerta para negociar con un nuevo gobernante en caso de que termine de inclinar la balanza en su favor, preocupado por recuperar la deuda del gobierno venezolano por sus camiones, tractores y otra maquinaria, que si bien asciende sólo a cientos de millones es mucho para Minsk, necesitado de recursos.

Georgia, en el otro extremo, fue uno de los primeros en reconocer a Guaidó y no sólo para demostrar su identificación con Estados Unidos, acorde con su aspiración de ingresar a la OTAN. No puede perdonar a Venezuela el haber reconocido –junto con Rusia, Nicaragua, Siria y Nauru– la independencia de Abjazia y Osetia del Sur, que Tiflis reclama como parte de su territorio. Para todo efecto práctico, nada cambiaría que Venezuela reiterase dicho reconocimiento, respaldados abjazios y osetios por Rusia, más allá de que Georgia lo presente como una importante victoria diplomática.