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El futuro de Ciudad de México y el tema Venezuela
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i bien existen en el planeta varias ciudades con mas población que la de nuestra capital, la dinámica de crecimiento tanto espacial como demográfico de ésta resultan preocupantes por varias razones, algunas de ellas desconocidas aún para muchos de sus habitantes. Tal es el caso de la transportación de varios millones de hombres y mujeres que cada día requieren más de tres horas para moverse de sus hogares a sus trabajos y lapsos aún mayores para regresar en la tarde o noche después de su jornada laboral. ¿Cuál es el costo anual de este tiempo virtualmente perdido cada día? Un número creciente de trabajadores y estudiantes se transportan hoy en bicicleta a sus escuelas y centros de trabajo, disminuyendo en algo la problemática urbana, así como para hacer ejercicio y mejorar su salud, pero ello deja de ser práctico para distancias mayores a 25 kilómetros, excedidas en muchos casos ante las crecientes dimensiones de la ciudad. Situada entre 2 mil 150 y 2 mil 300 metros sobre el nivel del mar, el aprovisionamiento de agua desde lugares ubicados a menor altura y cada vez más lejanos por el constante aumento de la demanda, representan igualmente costos más altos que los de cualquier otra ciudad del país, aunque existen otras como Monterrey y Guadalajara que parecen tener pautas similares de crecimiento.

Los edificios cada vez más altos que hoy se observan en diferentes regiones de la capital, parecen seguir el camino de la ciudad de Nueva York con sus grandes rascacielos. Muchos son los habitantes de todas las edades que se maravillan de su existencia y se sienten orgullosos al contemplarlos, sin reparar en que su construcción responde sólo a intereses económicos de quienes en forma irresponsable piensan únicamente en las grandes utilidades que habrán de dejarles esos edificios, sin considerar los daños y desequilibrios causados por su construcción. ¿Cómo abastecerlos de agua, cuando la infraestructura existente fue diseñada para atender las necesidades de las pocas familias que vivían en la extensión ocupada por el nuevo edificio? ¿Cuántos automóviles más deberán de circular por las calles y avenidas existentes desde varias décadas atrás, construidas cuando el número de autos era la quinta parte del actual? La reducción de las velocidades medias de los autos y autobuses, han venido decreciendo de 25 kilómetros por hora a la cuarta o quinta parte, incrementando como lo hemos afirmado el tiempo que toma para la transportación cotidiana.

Ciudad de México es y ha sido un motivo de orgullo, no sólo para sus habitantes sino para la nación entera, sus monumentos, sus museos, su Ciudad Universitaria y sus parques tradicionales como Chapultepec, son visitados por miles de personas de todo el mundo; nuestro deber como mexicanos es conservar estas maravillas y para ello su crecimiento debe ser detenido para darle oxígeno, mejorar su medio ambiente y establecer mejores estándares de vida, lo cual sin duda tendrá un alto costo no sólo económico sino social que, de no hacerse hoy, solo tenderá a ser más alto cada día. La decisión del Presidente de desconcentrar las instituciones del gobierno federal constituye un proyecto de dimensión histórica, aunque seguramente incomprendido por muchos de quienes habrán de verse afectados en el corto plazo; moverse a una ciudad de provincia tendrá un costo importante para muchas familias no sólo por el traslado de sus pertenencias, pues implicará encontrar escuelas para los hijos, así como una vivienda adecuada para la familia; en algunos casos podrá implicar incluso una separación personal de los esposos, al ser empleados en lugares distintos. No se tratará por todo esto de un sacrificio menor, que tendería a ser cada vez mayor, en la medida que la población siga aumentando. La desconcentración de la capital dará frutos importantes más pronto que tarde. La productividad de los trabajadores se incrementará de manera importante y los desequilibrios que hoy existen entre los municipios marginados y los de mayores recursos e inversiones disminuirán notablemente. Ello no es una idea nueva, ella le permitió a Estados Unidos superar su crisis económica conocida como la Gran Depresión, gracias a la estrategia del presidente Franklin Roosevelt de buscar la desconcentración económica, conocida como el american way of life, que transformó radicalmente su economía.

Quiero dedicar unas líneas a la crisis, fabricada con el fin preciso de desestabilizar a Venezuela y a su gobierno, con los argumentos falaces. ¿Podemos creer que el presidente estadunidense se interesa en mejorar las condiciones de vida de los venezolanos, cuando sólo ha mostrado su desprecio por los pueblos latinoamericanos, empezando por el nuestro? La política de este país sobre todo con gobiernos republicanos, se ha caracterizado por respaldar a dictadores sanguinarios, como a Trujillo en Republica Dominicana, a la familia Somoza en Nicaragua y a Pinochet en Chile; no debemos engañarnos, la motivación del gobierno de Trump es el petróleo. La situación de Venezuela es difícil, ante la falta de alimentos, medicinas y empleos, pero ella no es resultado de acciones de un gobierno dictatorial y contrario al bienestar de su gente; el origen del problema, se debe más a la reducción de los precios mundiales del crudo y la incapacidad de la autosuficiencia alimentaria que ha padecido desde hace más de 70 años, como producto de políticas equivocadas, que se basaron en la explotación de sus yacimientos petroleros, sin preocuparse por alimentos y fármacos.

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