19 de enero de 2019     Número 136

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Carta de Goiás

“Los derechos humanos no se piden de rodillas, se exigen de pie”


Creando lazos de resistencia y solidaridad.

Nosotros, campesinos y campesinas, familias agricultoras, pueblos indígenas y comunidades tradicionales, estudiosos, profesionales de diversas áreas del conocimiento, junto con organizaciones y movimientos sociales, sindicales y colectivos urbanos de Brasil, Argentina, Ecuador, Perú, Uruguay, México, Paraguay, Colombia, Bolivia y Suiza, reunidos en el I Seminario Internacional y III Seminario Nacional Agrotóxicos, Impactos socio ambientales y derechos humanos, realizado del 10 al 13 de diciembre en la ciudad de Goiás, Brasil, compartimos las siguientes consideraciones sobre el actual sistema agroalimentario dominante en América Latina y en el mundo:

La realidad socio ambiental de nuestros países y los impactos del modelo agroindustrial evidencian amenazas comunes que exigen acciones urgentes. Por tanto, es necesaria la creación y fortalecimiento de lazos de resistencia y solidaridad.

Nos preocupa que los controles de los poderes legislativos, ejecutivo y judicial por intereses corporativos permita la apropiación de nuestros territorios, semillas nativas y criollas, como también la degradación de la biodiversidad y bienes colectivos, con visión a corto plazo que desprecia la vida, la historia, la cultura y las posibilidades de construcción de un futuro con dignidad y soberanía.

Esta situación se cristaliza con el avance de los monocultivos, la expansión de la frontera agrícola, la regresión normativa y la violencia y criminalización de los movimientos sociales, afectando los derechos humanos, sociales, económicos, culturales y ambientales, en beneficio de las corporaciones del agronegocio, en alianza con los gobiernos neoliberales extractivistas y depredadores de nuestros recursos naturales.

Los derechos, arduamente construidos en el contexto de las luchas históricas y reivindicaciones ancestrales de los pueblos de América Latina, consolidan garantías fundamentales para las realidades nacionales, y expresan hoy, un importante conjunto de salvaguardas conquistadas que deben ser protegidas e incluso ampliadas para la protección de la vida, de los bienes comunes socio ambientales y la socio agrobiodiversidad.

En nuestro contexto, una vez analizadas las realidades de los países involucrados con el modelo agroindustrial dominante, observamos el masivo uso de agrotóxicos y organismos genéticamente modificados (OGM) que uniformizan padrones de producción, considerando a los alimentos y al medio ambiente como una mera mercancía, además de resultar nocivos a la salud y la socio agro-diversidad, el mayor patrimonio de los pueblos. Frente a esta situación imperante se abren nuevos caminos de lucha y resistencia, construyendo conocimiento científico, técnico, político y pluricultural con los pueblos, que reconoce y valora sus saberes ancestrales, potencia su desarrollo, para lograr la seguridad y soberanía alimentaria, respetando la dignidad humana.

Entendemos que esos caminos se basan en relaciones solidarias y de reciprocidad entre saberes históricos construidos, sin desmerecer los avances tecnológicos y las fronteras de la ciencia en un contexto de respeto íntegro por los derechos humanos y socio ambientales. 

Por lo tanto, nos comprometemos a consolidar redes de articulación y acción de forma conjunta para apoyar luchas comunes que posibiliten el flujo de información entre nuestros países, manteniendo la comunicación, la generación de un saber científico popular con investigación participativa, así como en el campo jurídico y político desarrollar instrumentos para ampliar la integración y fortalecimiento de una Latinoamérica sana, libre y soberana. Todo ello, en procura de un modelo agroalimentario sustentando en los principios integradores de la agroecología, a partir de los cuales, solo así podrá garantizarse los derechos humanos de acceso a la tierra, al agua potable, a la salud, al hábitat adecuado y a la alimentación saludable y adecuada.

Nos solidarizamos con la lucha de comunidades campesinas, indígenas y del pueblo en México en contra de los transgénicos y agrotóxicos. Esperamos que el nuevo gobierno honre su palabra e implemente políticas públicas: de bioseguridad para que no se autorice el maíz transgénico y se detenga el avance de los otros cultivos transgénicos ya autorizados y otras tecnologías similares; de reducción y prohibición creciente de plaguicidas altamente peligrosos, y de apoyo a las alternativas agroecológicas para fortalecer la soberanía alimentaria.

Del mismo modo, expresamos nuestra solidaridad y apoyo a la lucha del pueblo boliviano en defensa del maíz libre de transgénicos; al pueblo de Ecuador por mantener-se libre de los OGM; al pueblo de Paraguay en la construcción de zonas libres de transgénicos; al pueblo argentino en la lucha en defensa de los pueblos fumigados; al pueblo peruano por la caracterización de los crímenes ambientales resultado del uso de agrotóxicos y del modelo agroalimentario; al pueblo colombiano en sus luchas contra las fumigaciones aéreas de glifosato, contra el fracking, y contra el asesinato de líderes sociales y por la lucha de las comunidades indígenas y afro por una vida digna en un territorio autónomo; al pueblo de Brasil por la lucha contra el proyecto de ley del veneno y por la aprobación de la Política Nacional de Reducción de Agrotóxicos (PNARA); al pueblo uruguayo por la defensa del agua como un bien común, la lucha en contra del avance de los cultivos transgénicos y la forestación, y el uso masivo de agrotóxicos; al pueblo uruguayo por la defensa del agua como un bien común,  la lucha en contra del avance de los cultivos transgénicos y la forestación, y el uso masivo de agrotóxicos.

También reforzamos nuestra comprensión de que luchar no es un crimen. Por lo tanto, repudiamos la persecución a los científicos, estudiosos, activistas y organizaciones involucradas en la defensa de la naturaleza y de los derechos humanos. Expresamos nuestra indignación frente a los asesinatos de luchadores y luchadoras, así como la criminalización de los movimientos y organizaciones sociales y pueblos originarios. Exigimos de los gobiernos mayor eficacia en la identificación y castigo de los responsables por las muertes de luchadores y luchadoras como Marielle Franco, en Brasil, y tantos otros compañeros y compañeras que han caído en la lucha por un mundo justo e igualitario sin ninguna forma de prejuicio y discriminación.

En este sentido, considerando que en el 2018 conmemoramos los 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, reafirmamos nuestra alianza orientada por las palabras del Obispo Emérito de Goiás, Don Tomás Balduino, “los derechos humanos no se piden de rodillas, se exigen de pie”.

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