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Restauran La invención destructiva por los 90 años de su autor, Manuel Felguérez, y 100 de la Concamin

Fue creado en 1964; en el arte, sobre todo antes del 68, el gobierno estuvo en la mira de nuestra crítica

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Mi trabajo siempre ha tenido que ver con la industria. Entonces, por qué no le damos una insinuacioncita a la industria que contamina. En mi caso fue ponerle ese nombre al mural. Si no les gusta, perdón, dijo Manuel Felguérez en la presentación de la obra.Foto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Sábado 12 de enero de 2019, p. 3

El mural escultórico La invención destructiva, creado por Manuel Felguérez en 1964, fue restaurado con motivo de los 90 años del artista zacatecano, y dentro de los festejos por el centenario de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), celebrado el pasado 13 de septiembre. La obra de 6.50 por 3.20 metros se ubica en el octavo piso del edificio de la Concamin, localizado en Manuel María Contreras 133, colonia Cuauhtémoc. De allí que también se conoce como La máquina del octavo piso.

Originalmente, el mural tenía un vidrio oscuro atrás –no un muro blanco como hoy–, por tanto, se veía de los dos lados y se reflejaba como si fuera un espejo, es decir, doblaba su efecto, expresó Felguérez.

El pintor, escultor y grabador también explicó el porqué del título: “¿Cuál era la ‘invención destructiva’? Obviamente la industria”. El mural era una insinuación en ese sentido, porque “en esos tiempos empezamos a cambiar la imagen de México del lugar más transparente al comenzar a haber esmog como centro de crítica, que es horrible. Que nos ahogamos de tanto esmog.

¿Quién lo produce? La industria. Por tanto la industria es una invención, es una creación que obviamente es constructiva. A todo el mundo le consta que sin industria no habría trabajo, y el país sería un desastre. Son los que pagan los sueldos y crean las nuevas tecnologías. Es una admiración total por la industria. Mi trabajo siempre ha tenido que ver con algo en torno a la industria. En el arte, sobre todo antes del 68, y en ese año el gobierno siempre estuvo en la mira de nuestra crítica. Entonces por qué no le damos una insinuacioncita a la industria que contamina. En mi caso fue ponerle este nombre al mural. Si no les gusta y les molesta, perdón.

Felguérez también dijo que el arquitecto Leopoldo Gout le planteó la obra, el mismo que construyó el cine Diana donde el artista había hecho un mural de chatarra. Gout se lo propuso a Juan Sánchez Navarro, entonces presidente de la Concamin, muy amante del arte, así que el apoyo fue total.

La diferencia entre ambos murales consistió en la dimensión más reducida de la pared del edificio de la Concamin. Ahora tendría que ser de chatarrita de la industria que el artista buscó en los tiraderos de fierro viejo o lugares como La Lagunilla. Estos fierros se complementaron con el latón y el hilo de nailon.

Francisco Cervantes Díaz, actual presidente de la Concamin, entregó a Felguérez un libro alusivo a sus 100 años y una medalla conmemorativa de plata, “obsequio de la cámara minera que tiene grabado en una de sus caras La invención destructiva”. Cervantes Díaz también recordó que con motivo del centenario de la confederación el mural se reprodujo en una emisión especial del boleto del Metro, la tarjeta del Metrobús y un billete de la Lotería Nacional.

En el acto estuvieron presentes Mercedes de Oteyza, esposa de Felguérez; Lorena Zedillo Ponce de León, coordinadora de la restauración; Cynthia de la Paz Apodaca, restauradora; la bailarina Elisa Carrillo Cabrera; el escultor Sebastián, y el diputado federal Sergio Mayer. Para el corte de listón se presentó una iluminación especial.