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Falleció Saúl Ibargoyen, poeta comprometido con el idioma
 
Periódico La Jornada
Viernes 11 de enero de 2019, p. 7

El poeta de origen uruguayo Saúl Ibargoyen falleció el miércoles a los 88 años, informó su esposa, Mariluz Suárez, en redes sociales.

La exequias del poeta radicado en México desde 1976 se realizan en la funeraria García López, en avenida San Jerónimo, hasta las 14:30 horas de este viernes.

El autor de Nuevas destrucciones, naturalizado mexicano, sostenía que cada poeta debe mostrar su verdad, y ésta no tiene precio, pues la verdad poética no se vende.

Para Ibargoyen, nacido en Montevideo en 1930, todos compartimos y manejamos el lenguaje, en nuestro caso el español, pero el poeta lo maneja de otra manera para ofrecer su visión del mundo, tratando de cuidarlo como un sistema ecológico que siempre se transforma, se combina.

El poeta, docente, editor, ensayista, traductor y periodista, cuya obra fue traducida al inglés, francés, alemán, ruso, portugués y árabe, será homenajeado el jueves 24 de enero en el Museo José Luis Cuevas.

Según Jeff Durango, uno de los contactos en Facebook del escritor y traductor, Ibargoyen le envió el poema Epitafio. Caminante no te detengas aquí: mis palabras están en otro lugar.

La escritura, sistema ideológico

Ibargoyen recibió el Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer 2002 por El escriba de pie, y publicó más de 40 títulos entre novela, cuento, poesía, ensayo y teatro para niños en los que el compromiso estético y social es uno.

Según mi propia ideología marxista-leninista, inevitablemente, por más influencias que tenga del budismo y del sufismo, la escritura es también un sistema ideológico, por tanto, ese sistema que está integrado a la personalidad no puede quedar fuera de la escritura. Si sale algo que se llame compromiso político es porque está encarnado en uno mismo. No porque uno quiera utilizarlo de manera panfletaria o partidista. Aquello ya está encarnado en el ser, incorporado en mí.

Sin embargo, también mantenía una responsabilidad por el idioma, ya que en la medida en que utilizo un lenguaje, construido durante miles de años, por miles de personas, estoy utilizando un instrumento social, por tanto y en principio, ya estoy comprometido con ese instrumento, lo que se haga luego con él es otra cuestión.

Los escritores, expresaba Ibargoyen, “tenemos la responsabilidad histórica de narrar y refrescar la memoria, incluso para abrir las viejas heridas, pues también debemos saber cómo nos lastimaron.

Hay heridas que no cicatrizan así nada más, y si cicatrizan, las abrimos para ver qué hay adentro; esa es la operación más dolorosa.

Saúl Ibargoyen fue autor de libros como El pájaro en el pantano (1954), Deslinde (1958), Patria perdida (1973), Poemas de la extranjera (1977), Exilios (1978), Erótica mía: escribiré en tu espalda (1982), La última bandera (1995), Grito de perro (2001), El poeta y yo: antología 1956-2000 (2003) e Historia de sombras (1983).