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Ciencia: la promesa rota
E

l proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para 2019 es la expresión de un choque con la realidad. Hay en esta propuesta objetivos nobles, como las asignaciones a los sectores más vulnerables cuya justeza nadie puede poner en duda. Pero es imposible ocultar que en su formulación tuvieron que sacrificarse muchas otras cosas, entre ellas ofrecimientos formales expresados durante la campaña política del ahora presidente Andrés López Obrador (AMLO). Se podrán argumentar muchas cosas (lo veremos muy pronto) para justificar la actual reducción de recursos a ciencia, tecnología e innovación (CTI), pero estamos ante un hecho incontrovertible: hay una promesa rota que transforma la esperanza en franca incertidumbre.

Se aumentarán los recursos para la ciencia y, en el peor de los casos, se mantendrán los mismos en términos reales, esa fue la promesa. Ni el presupuesto creció, ni se mantuvieron los del año previo. Lo que ocurrió fue más adverso que el peor de los casos citado por AMLO, ya que de aprobarse la propuesta del Ejecutivo, el presupuesto para CTI bajará de los 91 mil 953 millones de pesos que tuvo en 2018, a 89 mil 375 millones para el próximo año, lo que de acuerdo con un análisis del presupuesto 2019 realizado por el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, representa una disminución de 6.5 por ciento en términos reales.

Salvo muy pocas excepciones, prácticamente todas las secretarías de Estado y dependencias entre las que se distribuye el gasto en CTI tendrán un ajuste a la baja, entre ellas el propio Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el cual vería reducidos sus recursos al pasar de 31 mil 91 millones de pesos este año, a 28 mil 238 millones en 2019, lo que significa, de acuerdo con el citado estudio del Foro Consultivo, una caída de 12.6 por ciento en términos reales.

Desde 2015, el Conacyt ha sido severamente golpeado con recortes en su presupuesto; ahora, el actual gobierno le asesta el cuarto consecutivo. Si consideramos sólo las asignaciones fiscales (descontando los ingresos propios), estaríamos regresando al nivel de financiamiento de 2011. Un retroceso de ocho años que resulta francamente inaceptable.

Llama la atención también que en la elaboración del presupuesto 2019 no se tocó en absoluto la estructura del gasto (repartido actualmente entre 16 dependencias), lo que podría interpretarse como una aceptación implícita (o temporal) de que todos los recursos del Programa de CTI se están usando efectivamente en la investigación o en tareas relacionadas estrechamente con ésta. La propuesta también revela que la actual directora del Conacyt, la doctora María Elena Álvarez-Buylla Roces, no participó (o si lo hizo no fue escuchada) en la elaboración del proyecto, pues dudo mucho que aceptara de buena gana el recorte.

A propósito de la estructura del gasto, entre las pocas áreas que se vieron beneficiadas destaca la de Educación Pública, que experimentó un importante incremento de 4.3 por ciento en términos reales. Aquí hay una cierta continuidad entre los gobiernos de Enrique Peña Nieto y el de AMLO: quitando recursos al Conacyt y aumentándolos a Educación Pública (dentro del Programa de CTI). Al consejo corresponderá en 2019 solamente 31.5 por ciento y a educación 38 por ciento del total del gasto en CTI.

Así, es muy difícil liderar la política nacional de ciencia y tecnología, pues el peso político del Conacyt frente a dependencias como la Secretaría de Educación Pública, por ejemplo, es minúsculo y sólo se podrían emprender los cambios deseados por la actual directora del consejo en el ámbito de sus propias competencias, mientras el verdadero rumbo de política de ciencia a escala nacional, al igual que el presupuesto, se definirá en otras partes.

Me preocupó mucho escuchar a AMLO minimizar la realidad del recorte al gasto en CTI en su conferencia de prensa de ayer, cuando afirmó que en realidad sí habrá un aumento de la inversión en ciencia y tecnología. Como ejemplo citó la construcción de una nueva refinería que requerirá de mucha investigación, la cual se realizará por conducto del Instituto Mexicano el Petróleo (IMP). Suena bien, pero lo que el Presidente tiene en mente no corresponde con el proyecto de presupuesto para CTI que envió a los diputados, pues en éste el IMP muestra una disminución de 435.3 millones en 2019 respecto del año anterior.

Como quiera que sea, ahora todo queda en manos de los diputados –con amplia mayoría de Morena–, cuya Comisión de Ciencia y Tecnología se ha visto muy activa en fechas recientes, al generar iniciativas que buscan lograr mayores recursos para la ciencia. Aquí asistiremos a un experimento interesante, pues veremos si pueden impulsar la modificación del proyecto de presupuesto enviado por la Secretaría de Hacienda para darle al menos cierta congruencia con lo que prometió AMLO; o bien, terminarán siendo aplastados por la mayoría, como tantas veces lo hemos visto en el pasado.