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Educación alternativa desde el normalismo rural
L

as muy antiguas y simbólicas arcadas del edificio central de la histórica primera normal rural del país, conocida como la normal de Tiri y que está por cumplir 100 años, siguen recibiéndonos a la entrada como una señal de su largo caminar. Siempre rodeadas de las aulas llenas de murales, del viejo comedor al fondo, del internado y sobre todo de los muchachos activos y curiosos. Los de cuarto y tercero están fuera en las prácticas, aquí andan en el foro los de primero y segundo, libreta en mano. Los profes están siempre atentos a los detalles organizativos del foro.

En estos momentos tiene particular importancia recoger las reflexiones, planteamientos y propuestas que se formulan en el ámbito de las normales. Corren ya varios consensos a partir de que han sido comunes los agravios, descalificaciones y sobre todo imposiciones presupuestales, curriculares y desprofesionalizantes sobre el conjunto de las normales públicas y, como todos sabemos, con mayor encono sobre las rurales, que han sufrido detenciones, desapariciones y asesinatos. Proceso acelerado desde que la eterna dirigente, Elba Esther Gordillo, sentenció junto con los empresarios primero y las televisoras que las normales no servían para nada y había que convertirlas en escuelas de turismo.

En el foro participaron también profes y estudiantes de Mactumactzá, de Saucillo, de la Rebsamen veracruzana y de la Nacional de la CDMX. Hay muchas reuniones de normales a lo largo del país. La mayoría comparten el propósito de este foro: Contribuir a la construcción del nuevo proyecto del normalismo mexicano, en particular el de tipo rural, en el contexto de los procesos actuales de transformación que vive nuestro país y ante los desafíos que impone el desarrollo científico-técnico, a partir de la recuperación de la historia y esencia de las normales y su actualización crítica para generar aportes al diseño de la nueva escuela y la nueva educación que demanda la sociedad mexicana. Por lo pronto en Tiri han logrado dejar la currícula impuesta en 2018 y volver a la de 2012. Una buena victoria, aunque a ningún maestro de Michoacán le han pagado los salarios y prestaciones.

En el texto de conclusiones generales se enumeran las alternativas y demandas básicas e ineludibles: Que el nuevo gobierno declare a las normales e instituciones de formación docente como estratégicas para el desarrollo de la educación en el país y de los procesos de transformación social en general.

- Realización de un Congreso Nacional de Educación Normal para construir de manera colectiva, desde todas las comunidades normalistas, planes de estudio para la formación docente inicial y continua a partir de enfoques humanistas, críticos y emancipatorios.

- Cancelación inmediata de la malla curricular de 2018, por corresponder a los fines y visiones de la mal llamada Reforma Educativa y el Modelo Educativo de 2016.

- Presupuesto digno, de manera emergente demandamos el incremento de la beca alimenticia para las escuelas normales rurales.

- Otorgamiento de plazas para los egresados de las normales públicas, (restituyendo el carácter profesional del magisterio).

- Programas de apoyo suficientes para los estudiantes normalistas.

- Actualización del marco jurídico y normativo.

-Nuevo esquema laboral democrático, y la última, revitalización de la vida académica.

Mucho se insistió en retomar y socializar los esfuerzos realizados en torno a profundizar en los ejes formativos histórico-social, filo-onto-epistémico, científico, sociocrítico, reforzar la práctica docente esencialmente profesionalizante y transformadora, así como los elementos de desarrollo de capacidades de autoconocimiento, formación sicopedagógica emancipatoria, intercultural con rescate de saberes de los pueblos originarios y restituir los elementos de un formación integral, física, intelectual, síquica, ética, estética y espiritual.

Para lograr esta recuperación se requiere, como tarea urgente, disputar las narrativas pedagógicas de nuestro tiempo, resignificando sus perspectivas críticas y desmontando aquellas cuyas políticas operativas y prácticas concretas sigan reduciendo la formación al desarrollo de habilidades para la explotación, y desmontar la ideología neoliberal de la educación y la cultura, profundizando en las teorías educativas alternativas como la pedagogía crítica y emancipadora.

Por su parte los normalistas plantean: aprender lenguas originarias, luchar por recuperar plazas y completar la plantilla de docentes, recuperar la pedagogía en la formación docente, implementar nuevos talleres con actividades creativas y recreativas, mejorar las condiciones asistenciales de las normales, disminuir los cursos de inglés e incluir los de humanidades, impulsar la ciencia y la creatividad mediante museos interactivos.

El conjunto de los presentes nos pronunciamos por un ¡No a la desaparición de las licenciaturas en educación especial! Y por exigir la presentación con vida de los estudiantes de Ayotzinapa, pues ¡nos siguen faltando 43!