15 de diciembre de 2018     Número 135

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Michoacán

Puertas abiertas al huerto


Los huertos escolares son laboratorios que nos permiten ser testigos de los ciclos que
mantienen la vida sobre la tierra. FOTO: CLECTIVA

Guillermo Calderón Gómez  [email protected]

Es más común ver una máquina expendedora de sodas que un huerto
en las más de 5,543 escuelas de educación superior en el país
.

Desde las montañas de Michoacán, comenzaré por hacer una reseña de los frutos que nos ha dado el huerto ecológico de la Universidad de Morelia (udem). En este momento tenemos un taller de huertos urbanos y sustentabilidad, que forma parte de la materia de Vinculación de la udem.  Lo impartimos ya en un ciclo y vamos a la mitad del segundo cuatrimestre con la participación de 42 estudiantes del primer, tercer y cuarto cuatrimestre, capacitándolos en dos áreas: el diseño, mantenimiento y operación de huertos ecológicos biointensivos, y el estudio y comprensión de las ciencias del medio ambiente y gestión de la sustentabilidad.

Los estudiantes forman parte de las licenciaturas de Medios Interactivos, Psicología, Ingeniería en Videojuegos, Negocios Internacionales, Ciencias de Nutrición y Periodismo.

Como resultado de las actividades de seis meses, tenemos 48 horas de taller y 27 kilos de cosecha, cultivados en 5 metros cuadrados de camas para cultivo biointensivos, lo que equivale a un rendimiento de 900 gramos por metro cuadrado al mes, en promedio.

Uno de los obstáculos con el que nos topamos muy a menudo los promotores de estos modelos educativos, que utilizan los huertos ecológicos como instrumentos para la educación y como una de las más eficientes herramientas para la pedagogía ambiental, es el desconocimiento de las autoridades escolares, que a menudo cuestionan su pertinencia y se rehúsan a invertir recursos en ellos, y desconocen la importante misión que representa el estudio de la naturaleza para enfrentar los retos que implica la actual crisis socio-ambiental.

Los huertos escolares, además de delimitar el lugar donde cultivar alimentos saludables, constituyen laboratorios de ciencias que permiten a los estudiantes y profesores no sólo aprender todo tipo de materias, sino ser testigos de los ciclos que mantienen la vida sobre la tierra en un espacio alterno a las aulas, donde las actividades que se realizan promueven la activación física y coadyuvan a la alfabetización ambiental.

La experiencia en la udem

Para explicar cómo se hizo realidad este proyecto ambiental en la Universidad de Morelia, es imprescindible contar cómo se fue dando. En diciembre de 2017 conocí a Pedro Chávez, rector de la udem, en el rancho ecológico Descubre, en la zona montañosa de Manzanillo, Colima. Mis amigos del rancho, con quienes colaboré en su diseño y en la construcción del temazcal, me pidieron que ofreciera una ceremonia para un invitado muy especial, Pedro. La experiencia en el temazcal fue intensa y en ella se estableció un gran vínculo de amistad con el rector, quien me invitó a diseñar un proyecto para esa universidad.

Estas circunstancias fueron para mí una señal de las energías e ideas innovadoras que rodeaban a Pedro y a la institución. Como en esos días estaba echando a andar el proyecto de la primera escuelita de agricultores urbanos en Colima, comencé una comunicación a distancia con el rector, a fin de diseñar el programa ambiental de la Universidad de Morelia.

Pasados algunos meses, me encontré en una crisis financiera y hablé con el rector. Me comentó que en ese momento había obras en la udem y no era posible desarrollar el proyecto del huerto. En enero de 2018, viajó el rector a Colima para invitarme a trabajar en la universidad, haciéndome una oferta que no podía rechazar: manos libres y apoyo total para instalar un huerto educativo, junto con un programa de educación ambiental. Por primera vez en mi vida, una institución de educación me manifestaba su apoyo; esto era una rareza, como comprenderán quienes han tenido el valor para emprender un huerto en una institución educativa.

Acepté la oferta, pues hacía años ambicionaba mostrar cómo mejoraría la calidad educativa de una institución formal al poner en marcha un programa oficial de educación para la sustentabilidad, pero las universidades públicas tienen una estructura burocrática impenetrable. Aquí se me ofrecía la oportunidad de establecer un modelo piloto en una universidad pequeña, pero con una perspectiva amplia del mundo. La experiencia ha generado un intercambio de saberes entre la comunidad de la udem.

Hasta ahora, este huerto universitario cuenta con tres camas de cultivo biointensivos de 2.5 metros y un pequeño invernadero de 2 x 1 metros. Antes de finalizar 2018, ampliaremos sustancialmente la superficie de cultivo con 15 camas más, producto de la gestión de recursos en colaboración con el Ministerio de Cooperación Económica Alemana bmz, el cual auspicia el proyecto.

Asimismo, junto con los estudiantes emprenderemos tres nuevos programas:

  1. Un estudio comparativo entre la calidad y cantidad de cultivos que se pueden producir con nuestra técnica, y las que se producen con sistemas convencionales en la agricultura convencional con agroquímicos.

  2. Un proyecto para abastecer el comedor estudiantil con suficientes vegetales orgánicos, a fin de ofrecer la alternativa de una alimentación y documentar la viabilidad económica de esta estrategia.

  3. Un programa para capacitar a docentes de los niveles educativos básico, medio superior y superior por medio de la impartición de diplomados en Pedagogía ambiental y Pedagogía ambiental y huertos ecológicos.

Son muchos los retos que la crisis socio-ambiental contemporánea nos plantea, pero estamos convencidos de que nuevos modelos educativos son imprescindibles para enfrentarlos.

Las huertas son una herramienta que los educadores de todos los niveles deben tener la oportunidad de probar, para mejorar la calidad de la educación que ofrecemos y brindar nuevas esperanzas e instrumentos para construir un mundo que les permita cuidar de la gente y de la tierra y compartir equitativamente. Huertos y educación consciente para todos.

Una vida dedicada a la educación ambiental

Desde los 18 años, Memo Huertos sueña con vivir en una ecoaldea. Hoy, a los 41, goza de las olas del mar y no puede vivir sin un huerto; ama a sus tres hijos, sus travesuras y aventuras. Peleó en las batallas para liberar Tenochtitlán hace 500 años y vagó por el país sin zapatos, tratando de encontrar la inspiración que le trajera un buen descanso por las noches. Toca su guitarra e intenta entonar su voz en busca de una canción que provoque el amor en todas las personas. Es amante de la poesía de Walt Whitman y Mario Benedetti; le gusta llevar dos trenzas en el pelo y habla sin parar cuando alguien menciona a la madre tierra.

Mi nombre es Guillermo Calderón, más conocido como Memo Huertos, y soy educador ambiental. Mis estudios de la naturaleza y en la naturaleza comenzaron en 1995, en el Centro Mexicano de Permacultura en Arocutín, Michoacán, donde viví alrededor de dos años. Después, en 1997, comencé a dar talleres de agricultura regenerativa a los niños de la comunidad como parte del programa de rescate de las tortugas marinas de Maruata, en Michoacán, durante cinco años.

En 2002 dirigí el programa de huertos ecológicos para la granja de permacultura Baboo Yaro, en Comala, Colima, por cinco años. Desde 2010 hasta 2015, me encargué del programa de educación ambiental de la Dirección de Ecología en Colima, Colima, impartiendo talleres de educación ambiental, reforestación y composteo en 40 primarias.

A partir de esa experiencia, me involucré en algunos proyectos de desarrollo social por medio de la capacitación para la instalación de huertos de traspatio. En 2015, obtuve el Premio Estatal de Ecología por estos trabajos, en colaboración con el Instituto de Creación de Ideas, A. C.

Ese año inicié estudios universitarios con el fin de dedicarme a promover el estudio de las ciencias ambientales por medio de los huertos educativos en instituciones de educación superior. Esta inquietud que me entró cuando pensé que los niños, tan divertidos y fascinantes, tardarían años en comenzar a tener un efecto mayor en la sociedad. Así que decidí enfocarme en la educación superior, pues tendrá mayor impacto social a corto plazo. 

Con mucho pesar, me retiré un poco de la educación primaria con la meta de entrenar educadores y potenciales tomadores de decisiones. Me integré como oyente de la especialidad de Ciencias del Ambiente y Gestión de la Sustentabilidad en la Universidad de Colima, gracias a la invitación de las doctoras Ana Luz Quintanilla y Rosalba Thomas, catedráticas de esta especialidad. Además, tome el Diplomado en Pedagogía Ambiental en la Academia Nacional de Educación Ambiental.

A partir de entonces llegaron más talleres con diversas instituciones. En 2016 fundé la empresa Huertos para Todos, dedicada a la instalación y capacitación para el uso pedagógico, comercial y de consumo de huertos ecológicos, y con ella la Red de Escuelas de Agricultura Regenerativa y Sustentabilidad. Este proyecto es auspiciado por la Red Internacional de Expertos en Educación para la Sustentabilidad (esd Expert Net) y el Ministerio de Cooperación Económica Alemana, en su programa educativo de mentores en Bonn, Alemania.

 
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