En el Fondo Monetario Internacional (FMI) solemos decir que México es un país muy aburrido, pues su economía sólo ha crecido a una tasa anual de 2 por ciento en 15 años y tiene inflación estable de alrededor de 3 por ciento, señaló Alejandro Werner, director para el hemisferio norte del organismo, al participar en la inauguración del foro Políticas para elevar la productividad y mejorar los estándares de vida en América Latina, realizado en el Tecnológico de Monterrey.

Si bien dijo que espera que México siga así de aburrido, también consideró que quizá las cosas estén cambiando, en alusión al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y no descartó que quizá podrá impulsar la tasa de crecimiento.

Sin embargo, “con o sin tratado comercial con Estados Unidos y Canadá, con o sin Donald Trump, e incluso con el precio del petróleo que sube o baja, el crecimiento económico de México ha sido de 2 por ciento cada año, insistió Werner, quien fue subsecretario de Hacienda durante el sexenio de Felipe Calderón.

En el mismo foro, Santiago Levy, quien por una década y hasta septiembre de 2018 fue vicepresidente de sectores y conocimiento del Banco Interamericano de Desarrollo, sostuvo que el gobierno actual está bastante comprometido en mejorar el bienestar social, pero se enfrenta a un balance muy malo, pues no hemos logrado el nivel de protección y seguridad social que desearíamos, donde 60 por ciento de la fuerza laboral está en la informalidad.

Planteó que hay un camino en el cual inclusión social y crecimiento económico pueden ir de la mano, pero representa un reto de las políticas públicas, porque debe cambiar la mente de los políticos y legisladores mexicanos que están arrinconados por su ideología y su discurso político.

Levy, quien fue director del IMSS, subsecretario de Egresos en 1998 y creador del programa Oportunidades, destacó que si el IVA se generalizara a los pobres se les podría compensar con transferencias y se generarán suficientes ingresos, por ejemplo, para dar Seguro Social a toda la población. Sería una política de gane para todos. Insistió en que hay muchas empresas con trabajadores informales, cuyos costos de producción son 30 por ciento más baratos que las que tienen personal contratado legalmente.