El trabajo no remunerado por labores del hogar y cuidar a familiares alcanzó un valor el año pasado que equivale a una cuarta parte de la economía, prácticamente lo mismo que el conjunto de actividades industriales, revela el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Comparativamente supera la producción de sectores como el comercio, la manufactura, el inmobiliario, la construcción, el transporte y la educación.

Dicha actividad alcanzó un valor económico calculado por el Inegi en 5.1 billones de pesos durante 2017, cantidad que es equivalente a 23.3 por ciento del producto interno bruto (PIB) y, tanto en tiempo como en valor económico, tres cuartas partes de esas labores las realizan mujeres.

La mayor parte de los trabajos domésticos y de cuidados fueron realizadas por mujeres, con 76.7 por ciento del tiempo que los hogares destinaron a esas actividades. Asimismo, corresponde a 75.2 por ciento si se habla en términos de valor económico, reportó.

De acuerdo con estimaciones de dicho instituto, el año pasado cada mexicano que realizó trabajo doméstico sin paga dejó de cobrar 39 mil 736 pesos anuales. Sin embargo, como son mujeres quienes más atienden esas actividades, cada una aportó el equivalente a 55 mil 811 pesos, mientras la contribución realizada por los hombres fue de 20 mil 694 pesos durante el mismo periodo.

Esta brecha se acentúa en la población más pobre, donde cada mujer realizó el trabajo equivalente a una paga de 59 mil 296 pesos, mientras los hombres aportaron 18 mil 709 pesos de ese valor.

Sin embargo, la disparidad entre hombres y mujeres no escapa a los sectores más acaudalados.

En el decil 10 las mujeres contribuyen al valor del trabajo doméstico no remunerado con 52 mil 366 pesos, mientras los hombres lo hacen con 22 mil 129 pesos.

Esos resultado, apunta el Inegi, exponen que tanto en el monto de trabajo que se paga y el que no, las mujeres tuvieron la mayor carga con 3 mil 200 millones de horas a la semana, frente a las dos mil 654 que es promedio en el caso de los hombres.

Es decir, por cada 10 horas de trabajo de las mujeres los hombres acumulan 8.2.

Así, de cada 100 horas de trabajo las mujeres destinaron 64 a actividades domésticas y 33 a remuneradas. En contraste, los varones se orientan principalmente al trabajo de mercado y a ello dedican 76 horas. Las 24 horas restantes las destinan a labores domésticas.