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Miles de librerías cierran y varios sellos están en quiebra por la severa crisis de la rama editorial en Brasil

Saraiva y Cultura, importantes cadenas de distribución de ejemplares, han acudido ante la justicia para paliar esa debacle

 
Periódico La Jornada
Martes 11 de diciembre de 2018, p. 5

Río de Janeiro. Hace apenas unas semanas, las dos mayores redes de librerías de Brasil, Saraiva y Cultura, acudieron a la justicia para pedir la recuperación judicial, evidenciando la grave crisis que atraviesa el sector de los libros en el país, con el cierre de librerías, despidos masivos y la quiebra de varias editoriales.

Según datos del Ministerio del Trabajo, el número de librerías, kioscos y papelerías en funcionamiento en Brasil se redujo 29 por ciento en la reciente década. A finales de 2017, había 52 mil 572 librerías o tiendas en las que se vendían libros, 21 mil 83 menos de las que había en 2007.

De las más de 21 mil librerías que cerraron en Brasil en ese periodo, la mitad lo hicieron a partir de 2013, cuando comenzaron a sentirse los efectos de la grave crisis económica en el país y de la que todavía se recupera lentamente. En los pasados cinco años, el número de librerías y papelerías en Brasil se redujo 22 por ciento, según datos oficiales.

Venta en línea de obras en formato impreso

Apenas en uno de los 27 estados aumentó el número de librerías: Amazonas, donde se abrieron 62 en los recientes 10 años. En contraste, Sao Paulo, el estado más rico y poblado de Brasil, lideró el cierre de más expendios de libros: 8 mil 764.

La crisis, junto al aumento de libros electrónicos, son los principales motivos que llevaron al cierre de las librerías.

‘‘Hoy incluso quien vende el libro físico utiliza una plataforma en línea. Entonces, además de la debacle que sacudió a la economía brasileña, se pasa por una crisis estructural, que además no es sólo en Brasil, es en casi todo el mundo’’, explicó el economista de la Confederación Nacional del Comercio (CNC), Fabio Bento.

Guerra de precios y modelo de gestión perjudicial

Por su parte, la presidenta de la liga brasileña de editoriales (Libre), Raquel Menezes, defiende que la crisis que abatió las grandes librerías no se restringe a la venta de ejemplares. En el primer semestre, antes de que las dos grandes marcas de librerías de Brasil pidiesen la recuperación judicial, el sector de los libros brasileños mostró una ligera mejoría, con facturación 10 por ciento mayor que en el mismo periodo del año pasado, según el Sindicato Nacional de los Editores de Libros (Snel).

Para Menezes, el principal problema es haber elegido un modelo de gestión que apostó en una rápida expansión y también en la venta de productos electrónicos, que se mostró insostenible.

‘‘Las grandes librerías crecieron demasiado y perjudicaron mucho a las menores con este modelo de negocio. No se puede querer ser un gran almacén y vender de todo. Vimos que este crecimiento no fue nada saludable’’, dijo.

Otro factor según Menezes es que la estrategia de ‘‘una guerra de precios’’, en la que las grandes librerías ofrecen grandes descuentos en días concretos como el de las Madres o el Black Friday, perjudicó las pequeñas librerías, incapaces de hacer frente a tales rebajas.

La gran mayoría de las librerías que cerró entre 2007 y 2017 tenían hasta nueve empleados.

‘‘Como el sector está siendo superando por las tiendas de departamento y por el comercio electrónico, que tiene un poder de presión mucho mayor para negociar con suministradores e importadores, los más débiles son los primeros en morir’’, añadió Bento.

La presidenta de la Libre, dijo, ‘‘es una gran oportunidad para que el mercado de libros se reinvente. Las librerías independientes no están sufriendo de la misma forma que las grandes redes en 2018’’.