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La perdida vocación del FCE
A

hora que el Fondo de Cultura Económica (FCE) se ha convertido en asunto de interés nacional, tema de encuentros y desencuentros, conviene recordar que entre los embates que ha enfrentado esa casa editorial destaca la persecución política contra su entonces director Arnaldo Orfila Reynal por parte de Gustavo Díaz Ordaz, tras publicar Los hijos de Sánchez, del antropólogo Oscar Lewis. El texto documentaba la malas condiciones de vida de quienes migraban del campo a la Ciudad de México, evidenciando las deudas dejadas por la Revolución Mexicana.

En décadas recientes el Fondo fue sometido a otro tipo de embates: esquemas burocráticos de ineficiencia y pésima administración. Muestra de ello es el incremento injustificado de personal de confianza, disminución de publicaciones literarias contra el aumento de textos oficiales, nula rentabilidad de las sucursales y millones de ejemplares en bodega, entre otras malas decisiones tomadas por quienes lo encabezaron.

No olvidemos que de unos años a la fecha, el cargo de director del Fondo se incluyó en el abanico de puestos públicos de políticos en aparador, que inauguró Miguel de la Madrid durante el salinato. Así comenzarían entre comillas las ‘‘modernizaciones” que fueron restándole a la institución la mística, la visión y la intención para las cuales fue creada.

No deja de sorprenderme el ruido y la polvareda que se armó sobre la doble nacionalidad del próximo director del Fondo en días pasados. ¿Olvidaron o ignoran esos triquitraques que uno de los mejores directores que ha tenidoel FCE en su historia no fue mexicano sino argentino de nombre ArnaldoOrfila Reynal? ¿La realpolitik habrá puesto el candado de la nacionalidad para impedir que el argentino despedido pudiera volver a dirigir esaeditorial?

¿Y por qué no renunciaron algunos de los consejeros del FCE, cuando un burócrata del viejo equipo salinista lo convirtió en una especie de Comunicación Social de Presidencia cuando organizó en esa editorial una conferenciade prensa del presidente Peña conalgunos periodistas? Y el tema, porsupuesto, no fueron los libros.

¿Ahora renuncian porque lo dirigirá un probado promotor de la lectura durante 20 años?

¿Porque tomará las riendas un autor cuyas novelas han aparecido en el top ten del New York Times?

También llama la atención que un grupo de periodistas se prestaran a formar parte del sainete mencionado que pervertía escandalosamente la vocación del FCE, y que ahora sean algunos de ellos los principales inconformes con la designación del escritor Paco Ignacio Taibo II al frente del Fondo.

A lo largo de poco más de 80 años el Fondo de Cultura Económica ha tenido tiempos buenos y otros complicados por persecuciones y censura.

Pese a ello mantiene el prestigio como el sello editorial mexicano más importante, tal como lo concibió su creador, don Daniel Cosío Villegas, en 1934, quien para promover la formación de economistas que exigía este país, reunió un fondo para publicar libros sobre asuntos económicos a precios accesibles.

Volver a esa vocación diluida por los años y la política es tarea urgente.