Opinión
Ver día anteriorLunes 12 de noviembre de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El desconcierto de las oposiciones
E

l saldo de la marcha realizada ayer en esta capital contra la cancelación del aeropuerto en Texcoco resultó contraproducente para sus organizadores: exhibió falta de claridad en las razones y propósitos de la movilización, y la cortedad de su asistencia mostró que las organizaciones y personalidades convocantes no representan, como pretenden, a la sociedad civil, ni siquiera a una porción sustancial de ella. Lo más preocupante es que en el curso de la manifestación, en abierta contradicción con los propósitos de respeto y pluralismo enarbolados por los organizadores, salieron a relucir expresiones de intolerancia y xenofobia.

Los manifestantes no consiguieron dejar en claro si su preocupación principal es por las supuestas pérdidas (de fuentes de empleo o de utilidades de los contratistas) o por la forma en la que se hizo la consulta ciudadana con la que el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, justificó la determinación de poner fin a las obras del nuevo aeropuerto en Texcoco. En suma, el único elemento aglutinador reconocible en la marcha en favor de la cancelada terminal aérea fue un ejercicio de oposición previa al próximo gobierno y a sus planes y programas, así como el intento por ocupar un espacio desolado por el pasmo en el que aún parecen encontrarse los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional.

Precisamente ayer, el albiazul llevó a cabo la renovación de su dirigencia en medio de amargos reproches entre las distintas facciones y el anuncio de Felipe Calderón de su renuncia a ese instituto político. De esta manera, las elecciones internas del panismo, en lugar de recomponer las desaveniencias derivadas del proceso electoral de este año, se saldan con la consagración de una fractura que probablemente lleve al PAN a un declive más pronunciado que el que le provocaron la salida de Margarita Zavala y la fallida candidatura presidencial de Ricardo Anaya. En efecto, el triunfo abrumador de Marko Cortés, apoyado por Anaya y por el también ex presidente del PAN Damián Zepeda, sobre Manuel Gómez Morín, lejos de restañar las heridas entre los grupos antagónicos, lo ha llevado a una ruptura que parece definitiva. Es significativo, por lo demás, que en esa disputa no hayan sido expuestas diferencias políticas y programáticas sino la mera rivalidad entre las dos facciones por el control del partido.

Así pues, tanto la falta de claridad y la pobre capacidad de convocatoria de ese sector que aspira a encabezar la oposición de la derecha ciudadana, como la escisión del mayor partido opositor y el pasmo en el que sigue sumido el PRI tras obtener los peores resultados electorales de su historia, ratifican que quienes adversaron la candidatura y el programa de López Obrador no han logrado asimilar los resultados de los comicios del primero de julio anterior. Paradójicamente, los sectores políticos y mediáticos que tanto alertaron el primer semestre de este año sobre los riesgos de un gobierno de Morena sin contrapesos, han sido incapaces, hasta ahora, de organizarlos a partir de las corrientes conservadoras.

Lo anterior no significa que tales contrapesos no existan. Están, por ejemplo, en los sectores, movimientos y organizaciones populares que resultaron agraviados por los gobiernos priístas y panistas y, precisamente por esos agravios, desarrollaron niveles de organización sin precedente, alimentaron grandes expectativas ante la candidatura del próximo jefe de Estado y se mantendrán, cabe suponer, vigilantes de que éste cumpla con sus promesas de campaña. Tal vez una de las lecciones de esta dilatada transición sea que la sociedad civil existe, es robusta y actúa, pero está en otra parte y no, en todo caso, en las movilizaciones de quienes pretenden hablar en su nombre. En todo caso, es deseable que pronto los bandos opositores, partidistas y ciudadanos, sean capaces de comprender lo que ocurrió el 1º de julio y puedan, con base en ese entendimiento, reformular identidades, posturas y críticas coherentes ante lo que la coalición que triunfó en esa fecha llama la cuarta transformación del país.