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Reivindica Infanzón la música de las grandes bandas en Nocturnando
 
Periódico La Jornada
Lunes 22 de octubre de 2018, p. a10

Nocturnando, creado en 2016 por el pianista y compositor Héctor Infanzón, llegó al Teatro de la Ciudad Esperanza Iris la noche del sábado con su misma dotación de 15 elementos: cuatro trompetas, cinco saxofones (dos altos, dos tenores y un barítono), dos percusiones, batería, contrabajo, piano y el cantante Carlos Popis Tovar. También participó la versátil bailarina Lupita Padilla.

El espectáculo, que hace alusión a la desaparecida vida nocturna y bohemia de Ciudad de México, duró dos horas y media. Ofreció 10 temas.

Comenzó con Y si fuera, dedicada a esas decisiones que tomamos todo el tiempo, explicó el también arreglista. Siguió Me la quedo, que hace referencia a ese momento en que uno se encuentra con esa persona especial, y después el danzón No porque me acuerdo, en honor de los lugares emblemáticos de esta urbe.

Así somos se remite a esa constante pregunta sobre la identidad mexicana. El pianista dijo ir a Plaza Garibaldi, donde puede escuchar toda la música del país desde norteño hasta marimba, pero también está la influencia afroestadunidense. Intervinieron Padilla y Tovar, quien improvisó versos.

La botica

La velada continuó con La botica, en honor de ese lugar donde se preparan brebajes para curar diferentes males como el de amores. Aquí tuvo un papel de solista el trompetista Jerzain Vargas. Como también tenía algo que decir, el saxofonista Abel Sánchez tuvo un papel estelar en El sazón de la abuela, número dedicado a la mamá de Infanzón, doña Paquita Delgadillo, allí presente, quien a sus 92 años sigue cocinando para la familia.

Infanzón dedicó La suite rumbera a su tío Artemio Delgadillo, su bajista preferido, que ese día cumplía 86 años. La pieza a su vez hace remembranza a la época de oro del cine nacional. Se divide en tres movimientos: afro, mambo y rumba. En esta última se utilizó Nagüe, de Chano Pozo.

Singapur, que acusa elementos del huapango, es un tema que resume la nostalgia por México, experimentada por el pianista durante una gira por Asia. El arenal hace honor a don Carlos, papá de Héctor, fallecido el año pasado, y la colonia donde él nació y nos crió.

El pianista Héctor Infanzón cumplió con creces su intención de reivindicar la música de las grandes orquestas.