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La derrota del PRI, por su estrategia fallida y una maquinaria fracturada

En el proceso electoral se convirtió en agencia de colocaciones, señala la Comisión de Diagnóstico

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▲ Miguel Ángel Osorio Chong, Arturo Zamora, Claudia Ruiz Masseiu y Ernesto Gándara, durante la sesión extraordinaria del Consejo Político Nacional del PRI celebrada en el auditorio Plutarco Elías Calles.Foto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Sábado 20 de octubre de 2018, p. 14

En el proceso de 2018 el PRI se convirtió en una agencia electoral de colocaciones que dejó a un lado a sus políticos más valiosos en favor de una camarilla. Contendió a partir de una estrategia fallida, anárquica, con la maquinaria partidista desmembrada, fracturada y moralmente derrotada, advirtió la Comisión de Diagnóstico del Comité Ejecutivo Nacional, en el primer análisis de este tipo tras la debacle histórica del primero de julio.

La militancia fue sorprendida y sustituida por candidatos de dudosa trayectoria y prestigio, aseguró.

Después de la catarsis, señaló el secretario de Acción Electoral, José Reyes, y a pesar de la tristeza, enojo y frustración, dijo en su turno la presidenta del PRI, Claudia Ruiz Massieu, este partido defenderá a la gente y las reformas constitucionales de este sexenio frente al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

“Nos preocupa que en la sociedad, debido a las contradicciones del nuevo gobierno, crece la incertidumbre, la confrontación y el temor por lo que pueda venir.

El catálogo de ocurrencias, improvisaciones, tumbos y aberraciones es claramente preocupante, agregó Arturo Zamora, luego de ser nombrado –mediante votación a mano alzada– secretario general del PRI durante la sesión extraordinaria del Consejo Político Nacional.

Más adelante, en un ejercicio de autocrítica que servirá de base para la reforma y recomposición del tricolor, el presidente de la Comisión de Diagnóstico, Samuel Palma, destacó que el PRI falló como oposición –en los dos sexenios encabezados por el PAN–, pero también como partido en el gobierno, situación agravada por los problemas de inseguridad y los escándalos de corrupción que acabaron por impactar a un partido en proceso declinante.

Ello, en un contexto nacional e internacional de auge de candidatos antisistema y populistas de izquierda y de derecha, así como de un autoritarismo democrático.

En el auditorio Plutarco Elías Calles colmado por integrantes de los sectores obrero, campesino y popular –muchos de los cuales se dedicaron a lanzar las porras sin atender a los oradores– fue notoria la ausencia de los ex presidentes del PRI.

No obstante, Palma presentó un amplio diagnóstico que, en síntesis, descalifica el modelo de operación o gestión partidista en la elección de 2018: el partido sólo ganó en 5 por ciento de los distritos electorales federales y en mil de las 9 mil secciones antes consideradas como las del voto duro priísta, en medio de una estructura desmantelada, inmersa en pugnas, desconectada y sin recursos.

En la sesión, los priístas pusieron énfasis en el tema de las candidaturas. “Sucedió en muchos casos lo que advertía (Luis Donaldo) Colosio: ‘que los primeros sorprendidos al conocer las listas de candidatos no seamos los propios priístas’.”

Pero la militancia, agregó Palma, fue sorprendida y sustituida con candidatos de dudoso prestigio e incluso de quienes generaban indignación a los propios priístas, de ahí que la mística de promoción del voto quedó derrotada y sujeta a interpretaciones acerca de negociaciones aviesas o de entrega al partido.

Versiones que parecían tener visos de verdad y que significaban una derrota moral del partido.

A ello se agregó una política de alianzas partidistas confusa a escalas nacional y local. Sin duda, perdimos la perspectiva. Todos somos culpables, más los que estuvieron al frente de los procesos y las decisiones políticas, advirtió.

Por la mañana, en homenaje luctuoso a Plutarco Elías Calles, Ruiz Massieu dijo que de la reforma del partido depende la sobrevivencia del mismo como fuerza política relevante. Llamó a sus compañeros a dejar los escritorios y volver a entusiasmar y dar esperanza a los mexicanos, pero sobre todo a la unidad, la cual ya no se deberá entender como disciplina impuesta desde arriba sino como consenso generado desde abajo.