15 de septiembre de 2018     Número 132

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

La política evangélica y el pánico moral

Karina Bárcenas Barajas Instituto de Investigaciones Sociales – UNAM [email protected]


La política evangélica pretende frenar, desde lo legislativo, algunos pilares del estado laico.

Desde la llegada de Michel Temer como presidente interino de Brasil, la garantía de los derechos humanos quedó en entredicho. El 12 mayo de 2016 Temer anunció que los ministerios de las Mujeres, de Igualdad Racial, de la Juventud y los Derechos Humanos se transferirían al Ministerio de la Justicia y la Ciudadanía. Para el 10 de junio se informó la suspensión por 90 días de actos de gestión en dicho ministerio, lo cual afectaba el funcionamiento y actuación de programas relacionados con la protección de víctimas y testigos, así como de los defensores de derechos humanos.

Desde que Temer tomó protesta como presidente, quedó claro el peso de la política evangélica en su gobierno. Ese día, luego de su discurso, se reunió con parlamentarios evangélicos para una oración en la que el diputado João Campos, del PRB/GO, le leyó el pasaje de la biblia en el que el rey David pasa el trono para su hijo Salomón: “sé fuerte y valiente y haz la obra, no temas, porque el señor tu Dios, y mi Dios, ha de estar contigo” (Pacheco 20171).

Durante la presidencia de Michel Temer las alianzas con la bancada evangélica se convirtieron en moneda de cambio al mismo tiempo que han sido clave para mantenerse en el poder. Por ejemplo, en agosto de 2017 la bancada evangélica votó a favor de que Temer se mantuviera en su cargo. El coordinador del Frente Parlamentar Evangélico, Hidekazu Takayama, diputado del PSC/PR, afirmó que fue Dios quien le mandó votar a favor de Temer, salvar a Temer, sería salvar a Brasil (Ribeiro 20172).

Sin embargo, en el fondo, lo que los parlamentares evangélicos obtienen de esta alianza es la potencialización de su actuación jurídica, política y simbólica, para regular la moral sexual contemporánea, frenando derechos y libertades que se han conquistado desde el movimiento feminista y el movimiento de la diversidad sexual y que deberían estar garantizados en un estado laico. Además de que esta coyuntura ha encontrado eco en un movimiento, con tintes globales, en contra de lo que se ha denominado como “ideología de género” y que ha desatado un pánico moral que, de acuerdo con Roger Lancaster (2011: 233), puede ser definido como cualquier movimiento de masas, que surge como respuesta a una amenaza moral falsa y que tiene como lógica central el tabú.

El pánico moral construido alrededor de la “ideología de género” es importante si consideramos que Brasil ocupa el primer lugar en crímenes por homofobia y transfobia. Hasta septiembre de 2017 se habían registrado 277 homicidios por homofobia y transfobia. A este contexto se suma el hecho de que en el año 2016 fueron registradas 133 061 denuncias por violación de derechos humanos, es decir, 364 casos por día. Del total de denuncias del año 2016, 190 están relacionadas con la orientación sexual e identidad de género de jóvenes LGBT (Fernandes 2017B4).

Los datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) confirman que Brasil es el país latinoamericano en el que más ha crecido el número de evangélicos. De acuerdo con este organismo el número de evangélicos pentecostales aumentó en el decenio del año 2000 al año 2010 en casi siete puntos porcentuales, ya que de ser el 15.4% de la población pasaron al 22.2%, lo que representa 42.3 millones de personas. Es importante señalar que aún cuando los evangélicos son el grupo religioso más conservador, no representan un sector homogéneo, ya sea a través de la política evangélica (legislativa, de la sociedad civil, y al interior de las iglesias), o de sus creyentes.


Brasileños retomen el poder.

Sin embargo, en el escenario contemporáneo, con una sociedad más o menos secularizada, con ciertos avances jurídicos y en políticas públicas para las personas LGBT, la política evangélica pretende frenar estos cambios, que se traducen en un cambio sociocultural, y desde lo legislativo deshabilitar algunos de los pilares del estado laico: 1) la libertad de expresión y de creencias religiosas, 2) el derecho a la educación laica y 3) el derecho al matrimonio igualitario y la adopción homoparental; en algunos casos utilizando el poder legislativo como una forma imposición autoritaria, no democrática, legitimada a través del pánico moral que representa la “ideología de género”.

Si consideramos que las propuestas legislativas de los diputados evangélicos trascienden a los medios de comunicación y a las redes sociodigitales, en algunos casos, colocándose como tema de opinión pública, estos discursos legislativos que, a través de argumentos seculares, disfrazan una ideología religiosa, contraria a la diversidad sexual y de género, se convierten también en recursos para el pánico moral en una sociedad tan polarizada en estos temas, como la brasileña.

La escuela y la familia representan dos de las instituciones más importantes en las disputas de la política evangélica para regular la moral sexual contemporánea. Son sus espacios predilectos para hacer frente a lo que definen como la imposición de la “ideología de género”. En el 2016 el senador evangélico Magno Malta (PR/ES) colocó en la opinión pública una propuesta de proyecto de ley para incluir en las bases de la educación nacional el programa “Escuela Sin Partido”, que pretende colocar el derecho de los padres a educar a los hijos por encima de la educación laica.

Mientras que, en el 2017, el Ministerio de Educación (MEC), decidió quitar la homofobia de la lista de prejuicios que deben ser combatidos con la educación, también se eliminaron los fragmentos que contenían los términos “identidad de género” y “orientación sexual”. La invisibilización de la diversidad sexual en la educación, realizada por el MEC, ya había sido buscada en varios proyectos de ley en años anteriores.

La aprobación de las terapias de reorientación sexual, conocidas como “cura gay”, y la criminalización de la expresión de género, también han sido temas centrales para la política evangélica durante la presidencia de Michel Temer. Desde 2016 se intentó avanzar en la aprobación de las terapias de reorientación sexual a través de varios proyectos de ley, argumentando que su prohibición atenta contra el libre ejercicio de la profesión y que existe un discurso ideológico que ha convencido a gran parte de la población brasileña de que no se pueden tratar los trastornos relacionados con la orientación sexual.


Fuera Temer.

Sin embargo, fue hasta el 15 de septiembre de 2017, que el juez Waldemar Cláudio de Carvalho, de Brasilia, Distrito Federal, respondió a una acción interpuesta por la psicóloga Rozangela Alves Justino, con lo cual se autorizó que los psicólogos pudieran hacer terapias de conversión sexual. Desde la perspectiva del juez, no impedir a los profesionales de promover estudios de sus servicios profesionales, de forma reservada, pertinente a la (re) orientación sexual, les garantiza la plena libertad científica que está asegurada en la constitución, así como la plena realización de la dignidad de la persona humana5.

Un recurso interpuesto por el Consejo Federal de Psicología (CFP) para impedir esta medida fue ignorado por el juez Waldemar Cláudio de Carvalho en el D. F., además de que, el 15 de diciembre de 2017, el mismo juez ratificó su decisión, pero restringiendo las terapias de reorientación sexual para fines de investigación científica.

En relación con la criminalización de la expresión de género, también desde algunas acciones legislativas, diputados evangélicos han intentado prohibir el uso de baños públicos para las personas con expresión de género distinta a su sexo biológico. Sin embargo, una batalla importante que ganaron las personas trans fue el hecho de que desde enero de 2018 pueden hacer uso de su nombre social en las escuelas de educación básica de Brasil.

La censura a las expresiones artísticas con temática LGBT también ha caracterizado la presidencia de Michel Temer. Uno de los casos más conocidos fue la clausura anticipada de la exposición “Queermuseu-Cartografías de la Diferencia en el Arte Brasileño”, realizada en el Centro Cultural Santander de Porto Alegre, por sus supuestas referencias a la pedofilia, prácticas sexuales explícitas y profanación de símbolos religiosos. Por este caso, el diputado evangélico Sostenes Cavalcante Silva (DEM/RJ) presentó siete requerimientos de comparecencia  para que cuatro integrantes del equipo artístico y de producción, el presidente del Banco Santander Brasil, el presidente del Consejo de Administración del Banco Santander Brasil y el Secretario de Fomento e Incentivo a la Cultura, esclarecieran ante la Comisión de Fiscalización Financiera y Control (CFFC) de la Cámara de Diputados para explicar la utilización de recursos públicos para esta exposición. Otro caso fue la prohibición, en algunas ciudades brasileñas, de la presentación de la obra “El Evangelio según Jesús, Reina del cielo”, protagonizada por una actriz transexual.


Congreso Nacional.

Un artilugio más, que destaca como parte de la política evangélica durante la presidencia de Michel Temer, son los proyectos de ley relacionados con la profanación de los símbolos religiosos, los cuales, en el fondo, revelan una gran intención de censura a la libertad de expresión para las personas LGBT, argumentando la burla por creencia o función religiosa o la difamación de actos u objetos de culto religioso. Tan solo durante el año 2017 se presentaron tres proyectos de ley con este propósito, los cuales, en el fondo revelan prácticas jurídicas que impactan en la conformación de una ciudadanía religiosa.

En octubre de 2018, Brasil tendrá elecciones presidenciales. El candidato que, hasta el momento, encabeza las encuestas, Jair Bolsonaro, también pertenece al Frente Parlamentar Evangélico, por lo que, de llegar a la presidencia, la política evangélica neoconservadora en temas de moral sexual podría encontrar en él un nuevo aliado. En este contexto, siguen siendo necesarias y urgentes las alianzas que, desde las resistencias parlamentarias, ciudadanas y de la sociedad civil, sigan luchando por mantener los principios de un estado laico en el que se encuentren garantizados derechos y libertades para mayorías y minorías.

1 Pacheco, Ronilso. (2017), “Para sustentar Temer, bancada evangélica usa igrejas e rebanhos em meio ao caos”. The Intercept Brasil. Recuperado de theintercept.com/2017/05/22/para-sustentar-temer-bancada-evangelica-usa-igrejas-e-rebanhos-em-meio-aos-caos/ el 22 de mayo de 2017.

2 Ribeiro, Tadeu. (2017), “Maioria da bancada evangélica vota a favor de Michel Temer”. Blastingsnews.  Recuperado de br.blastingnews.com/politica/2017/08/maioria-da-bancada-evangelica-vota-a-favor-de-michel-temer-001903005.html el 3 de agosto de 2017.

3 Lancaster, Roger. (2011), Sex Panic and the Punitive State. Los Angeles: University of California Press.

4   Fernandes, Marcella. (2017 B), “133 mil: Este foi o número de denúncias de direitos humanos em 2016 no Brasil”, Huffpost.  Recuperado de: www.huffpostbrasil.com/2017/04/12/133­mil­este­foi­o­numero­de­denuncias­de­direitos­humanos­em­2_a_22037193/?utm_hp_ref=br­lgbt el 4 de diciembre de 2017.

5   Betim, Felipe. (2017), “Cura gay’: o que de fato disse o juiz que causou uma onda de indignação”. El país Brasil. Recuperado de: brasil.elpais.com/brasil/2017/09/19/politica/1505853454_712122.amp.html) el 19 de septiembre de 2017.

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