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Confianza y responsabilidad
T

ras los resultados de la elección presidencial llama la atención que poco más de un mes después el respaldo al próximo gobierno se incrementa. En el índice de confianza del consumidor (ICC) que presentan de forma conjunta el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Banco de México (BdeM), se informa que el resultado de la encuesta más reciente es que se registró en julio de 2018 un incremento mensual de 14.8 por ciento en términos desestacionalizados. Agrega que en su comparación anual, en el séptimo mes de 2018 el ICC aumentó 17.8 por ciento con cifras desestacionalizadas.

El dato es claro: confirma que los consumidores que fueron encuestados en julio de este año por Inegi y BdeM confían en que las cosas van a mejorar en el país. Respondieron un mes después de haber sido realizadas las elecciones y luego de declaraciones del hoy presidente electo sobre la disminución de su sueldo y el del resto de los servidores públicos, respecto de nuevos nombramientos, la descentralización de secretarías y grandes organismos públicos, así como de sus reuniones con grupos empresariales que habían mostrado su oposición a los planteamientos de AMLO. El crecimiento de la confianza es manifiesto. Los consumidores respaldan su actuación en este agitado julio.

El ICC tiene cinco componentes, de los cuales dos se refieren a consideraciones sobre la situación actual respecto de lo que ocurría hace 12 meses. En un caso relativo al hogar y en el otro sobre la situación económica del país. La respuesta de los consumidores es que en julio hubo una mejora de 5 por ciento en la situación familiar y de 11.4 en la economía nacional, en ambos casos respecto de 12 meses atrás.

Otras dos preguntas buscan documentar las expectativas, es decir, se pregunta qué esperan los consumidores que le ocurriría a su situación familiar y a la economía del país dentro de 12 meses. Aquí las respuestas son elocuentes: el entrevistado piensa que en un año las cosas mejoraran 11.3 por ciento en su hogar, pero respecto de la economía nacional piensa que mejorarán 31.9 por ciento.

El quinto componente se refiere a la evaluación de la posibilidad de comprar electrodomésticos en relación con hace un año y la respuesta es que aumentó 13 por ciento.

La encuesta nacional sobre confianza del consumidor que se levanta en 32 ciudades representativas de las entidades federativas y que se basa en una muestra de 2 mil 366 viviendas urbanas a escala nacional con personas de más de 18 años; ofrece información adicional en las series complementarias. En esta parte se pregunta sobre la situación económica personal, la posibilidad de comprar ropa, zapatos o alimentos, la opción de ir de vacaciones, ahorrar, el comportamiento de los precios, el empleo, compra de automóvil nuevo o remodelación de casa. En todos los casos la respuesta es positiva y numéricamente significativa.

No hay duda: en esta información se aprecia nítidamente que a escala personal hay la convicción de que las cosas efectivamente van a mejorar con la llegada del nuevo gobierno. Es posible y necesario hacer críticas a AMLO y a algunas de sus decisiones. Pero el respaldo social sigue creciendo. Por ello aumenta la responsabilidad de quienes nos gobernarán en los siguientes seis años. López Obrador ha señalado que cumplirá, que no va a fallar, que no se trata de gatopardismo, es decir, que todo cambie para que todo siga igual. El reconocimiento de lo que la sociedad le exige es claro.

El punto es lograr que se cumplan las expectativas. Es cierto que no pueden cambiar las cosas con sólo llegar al gobierno. Hace falta actuar en una dirección en la que se construya bienestar para quienes únicamente han recibido maltrato y una remuneración que no les permite mantener dignamente a su familia. Grandes programas sociales, duplicar el apoyo a los adultos mayores, becas por 3 mil 600 pesos mensuales a 2.3 millones de aprendices, apoyos escolares en nivel básico van en el sentido correcto. Pero falta más.

Es necesario reducir la enorme desigualdad. Se trata de un tema que no es solamente nacional. Entre los objetivos de desarrollo sustentable las naciones del mundo se comprometieron a reducir sustancialmente este factor y, para ello, comprometieron metas específicas, como que el ingreso de 40 por ciento más pobre de la población se incremente a una tasa superior a la media nacional y adoptar políticas fiscales, salariales y de protección social para lograr reducir la desigualdad. A partir de esto el gobierno electo debe determinar las metas nacionales y la manera en cómo lograrlas.