Si una mujer es indígena y además sufre alguna limitación física o mental el grado de exclusión se incrementa, debido a su condición de género, el grupo étnico al que pertenece y por su discapacidad.

Así lo confirma la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis) 2017, en la que se expresa que el porcentaje de población indígena que declaró haber sido discriminada, en los pasados 12 meses, por ser mujer y tener discapacidad fue de 51.7 por ciento.

En el caso de los indígenas que, además, forman parte de la diversidad religiosa el porcentaje fue 40.6.

Estos datos, de acuerdo con la Enadis, muestran la prevalencia de la discriminación múltiple. En el documento se explica que esta situación es cualquier trato desigual hacia una persona con dos o más características personales como su género, edad, discapacidad, nacionalidad, etnicidad, entre otros, que significan una restricción a sus derechos y libertades.

Reporta también que el porcentaje de indígenas que sufrió discriminación por ser joven es de 24.2 por ciento y por pertenecer a una religión minoritaria, 34.3 por ciento.

Jesús Rodríguez Zepeda, de la Red de Investigación sobre Discriminación (Rindis), dijo en entrevista que la interseccionalidad de condiciones personales como las ya expuestas potencian la discriminación y abisman la desigualdad, por lo que ni siquiera en el caso de los grupos que llamamos discriminados la desventaja es homogénea porque puede agravarse conforme se crucen las distintas pertenencias a grupos.

Señaló que los prejuicios y procesos de estigmatización convierten una diferencia en una desigualdad, de hecho así funciona el motor de la discriminación.

El académico investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Iztapalapa, dijo que la Enadis es un insumo de primera calidad para el diseño de políticas públicas que es lo que a un Estado le debe interesar a partir de esta información.

Resaltó que las ediciones anteriores de esta encuesta están sobre todo centradas en opiniones que tiene la población en general como los grupos históricamente discriminados, en tanto que la realizada en 2017 arroja datos duros. Permite también correlacionar la situación de los grupos discriminados con indicadores socioeconómicos de acceso a derechos sociales, entre otros.

Juana Juárez Romero, sicóloga social y académica de la UAM, dijo que existen dos elementos que explican la discriminación y que de fondo genera desigualdad, uno es la ignorancia y el otro es las condiciones económicas que inciden sobre los grupos más desfavorecidos.

Señaló que como sociedad no hemos transmitido como valor el respeto al que es diferente sino todo lo contrario, se ha ponderado desde el origen prácticamente hispano de nuestra sociedad.

Para contrarrestar esta situación, expuso, se requiere promover el respeto a la diferencia y diversidad cultural. La idea que tendríamos que defender es que todos somos iguales.