Miércoles 8 de agosto de 2018, p. 8
El encierro provoca desesperación a cualquiera, pero no saber quién fue el carcelero ni dónde se está cautivo puede transformar de manera definitiva la personalidad de los individuos.
La Perra y la Marrana son los apodos de dos presos que están sujetos a la violencia como mecanismo de control
, quienes para sobrevivir deben cumplir una tarea y un principio impuestos por su captor: cuidar a una cabra, y lo que le suceda a ésta les pasará a ellos.
En la obra de suspenso La cabra o la fábula del niño y su dóberman el encierro poco a poco afecta la personalidad de los prisioneros debido a que viven una situación temporal bastante drástica en la que su identidad y memoria están en riesgo
, explicó el actor José Juan Sánchez.
Esta situación de opresión, en un espacio no determinado los orilla a evitar recordar, además es una alusión a los procesos de violencia que les sucede a ciertas personas para convertirlos en armas humanas
.
El combate y el entrenamiento físico, dijo Sánchez, han sido fundamentales para los juegos escénicos que suceden en la obra. También se escucha un audio intervenido con ruidos que aluden a la construcción o deconstrucción de los procesos mentales de los personajes, como si fuera un desdoblamiento de lo que sucede internamente
.
Esta historia de juego e incertidumbre
fue escrita y dirigida por Guillermo Revilla; además de Sánchez tiene en el reparto a Héctor Iván González, Andranik Castañón, Édgar Valadez, Óscar Serrano y la colaboración especial de Emma Dib.
El montaje, que es coproducido por la compañía Festín Efímero y Teatro Línea de Sombra, se presenta a las 20:30 horas los martes y miércoles en el Foro A Poco No, ubicado en República de Cuba 49, Centro Histórico, cerca del Metro Allende.