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El Museo Nacional de Antropología abre muestra alusiva a los primeros pobladores de América

Los vestigios, descubiertos en una cueva en Tabasco, comparten rasgos con regiones de otros países

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▲ Aspecto de la muestra Puyil: la cueva de los ancestros, montada en el recinto de Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec.Foto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Miércoles 8 de agosto de 2018, p. 4

Un hallazgo en Tabasco de restos humanos de más de 7 mil años permitió a especialistas de los institutos Nacional de Antropología e Historia (INAH) y Politécnico Nacional (IPN) comprobar el origen común de los primeros pobladores del continente americano.

La información fue dada a conocer por la titular de la Secretaría de Cultura federal, María Cristina García Cepeda, y el gobernador de esa entidad, Arturo Núñez, durante la inauguración de la muestra Puyil: la cueva de los ancestros, montada en el Museo Nacional de Antropología.

De acuerdo con García Cepeda, dentro de una caverna ubicada en el poblado de San Felipe Puxcatán, municipio de Tacotalpa, investigadores del INAH hallaron y recuperaron osamentas de más de 7 mil años.

Esos restos, precisó la funcionaria en conferencia de prensa antes de un recorrido por la exposición, ‘‘comparten rasgos y características con vestigios descubiertos en regiones de Guatemala, Cuba, Perú y Brasil, que nos remiten a la prehistoria, a las corriente de los primeros pobladores del continente”.

García Cepeda y el arqueólogo Luis Alberto Martos, del INAH, responsable del proyecto arqueológico, detallaron que en esa caverna, descubierta en 2005 por un grupo de espeleólogos tabasqueños, se localizaron 29 osamentas humanas.

De ellas, precisó el especialista, después de practicar exámenes de ADN a cargo de investigadores del Politécnico, se determinó que tres eran del periodo Arcaico, las cuales ‘‘guardan relación con haplogrupos mitocondriales amerindios ramales de la genealogía humana cuyo origen está en Asia y que integran a los humanos que cruzaron el estrecho de Bering hace casi 28 mil años y migraron paulatinamente del norte al sur de América”.

Según Arturo Núñez se trata de un hallazgo que muestra la gran riqueza prehistórica de México y que aporta al mundo para el conocimiento científico de nuestros ancestros. ‘‘Los restos que son objeto principal de esta exposición pueden sugerir muchas hipótesis, pero está claro, a partir de la identificación de los rasgos genéticos, que son comunes a Centro y Sudamérica, que es un factor predominante entre ellas, que era la naturaleza abierta de sus fronteras.

‘‘Esta idea se contrapone a muchos estudios e investigaciones sobre las antiguas comunidades que suelen considerarse entidades cerradas. La investigación de los restos arqueológicos nos acerca a la posibilidad de delinear un horizonte histórico con amplia variedad de fenómenos sociales migratorios, económicos, políticos y culturales.’’

García Cepeda destacó que durante las investigaciones en esa caverna, desarrolladas de 2005 a 2007, se encontraron piezas de jade, cerámicas, pedernales, conchas, piritas y obsidianas que formaban parte de las ofrendas de los antiguos pobladores para sus ritos ceremoniales.

El arqueólogo Luis Alberto Martos detalló que la caverna se encuentra a 3.5 kilómetros en el noroeste de San Felipe Puxcatán, pequeña población de la sierra tabasqueña en la que la mayoría de sus más de mil habitantes son de origen indígena y que hasta la fecha siguen utilizando esa cueva para sus rituales.

La caverna, añadió, consta de 10 cámaras principales y 11 concentraciones de materiales, principalmente osarios fechados entre los años 600 y 800 de nuestra era, algunos de ellos con objetos ornamentales.

‘‘Es una cueva de origen maya en la que se encontraron por lo menos 29 individuos, 22 resultaron adultos, cuatro adolescentes y tres infantes. Uno se ubica entre cero y cinco años, dos entre cinco y 10 años, cuatro entre 15 y 20, siete entre 20 y 25 años, y tres entre 25 y 30 años.

‘‘En cinco encontramos deformación craneal, en cuatro de ellos tabular oblicua, y uno rarísimo, que es tabular erecto, que es raro verlo en zona maya.

‘‘La última cámara de la caverna contenía nueve individuos en posición primaria; habían sido removidos algunos huesos.”