Sociedad y Justicia
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Padecen cada vez más menores de la vesícula biliar
 
Periódico La Jornada
Lunes 6 de agosto de 2018, p. 32

Los casos de niños y adolescentes con inflamación de vesícula y cálculos biliares representan un foco rojo en materia de salud; cada vez es más frecuente encontrar esto padecimientos, resultado del consumo de alimentos procesados con alto contenido de carbohidratos, grasas, sales e irritantes, dijo Mario Enrique Tapia, académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

De no cambiar su estilo de vida, podrían ser pacientes obesos y diabéticos desde temprana edad. Chicos con una cirugía de esta naturaleza son una alerta, nos indican que tienen trastornos en el metabolismo de grasas, y si no modifican su alimentación, reducirán sus años de vida saludable, remarcó el especialista.

Indicó que hay un subregistro de estos padecimientos en niños y adolescentes, pero es más común de lo que se cree porque las familias mexicanas han modificado de manera sustancial sus hábitos y hay un fácil acceso a los alimentos procesados.

Aunado a ello, cada vez se realiza menos actividad física y hay una menor posibilidad de metabolizar los nutrimentos. Esto convierte a los pequeños en sujetos sedentarios y con mayor posibilidad de ser diabéticos e hipertensos.

Elvira Sandoval, del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina, citó que entre 10 y 30 por ciento de la población mundial desarrolla piedras en la vesícula. En América Latina la prevalencia es de entre cinco y 15 por ciento, y va en aumento.

El consumo de alimentos altos en grasas y azúcares no sólo afecta al aparato digestivo, sino a los demás sistemas del cuerpo humano y lo alarmante de estos padecimientos en niños y adolescentes es porque apenas están en etapa de crecimiento y es mayor su riesgo a desarrollar obesidad y diabetes, subrayó.

En un comunicado de la UNAM, Mario Enrique Tapia explicó que al consumir alimentos con alto contenido de carbohidratos y grasas se genera un estrés importante en la función del hígado. La vesícula, prosiguió, se encarga de secretar bilis, un producto que metaboliza el hígado y cuya tarea es disolver las grasas para que sean digeridas más fácilmente por el tubo digestivo.

Si un infante consume muchas grasas o carbohidratos ejerce mayor estrés para producir más bilis y digerirlas, lo que ocasiona problemas relacionados con la inflamación del hígado o hígado graso, hiperproducción de bilis, inflamación de la vesícula y formación de cálculos biliares; muchos de ellos tienen una estructura química a base de colesterol, detalló.