21 de julio de 2018     Número 130

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

La comunidad zoque: asambleas
en tiempos de despojo territorial

Fermín Ledesma Domínguez Doctorante en Desarrollo Rural, UAM-X  [email protected]


Asamblea zoque en Ixtacomitán: no es la primera vez que intentan despojarlos de sus tierras.
FOTO: Fermín Ledesma

El 25 de febrero de 2017 un inusual movimiento de mujeres, hombres, niños, niñas, campesinos, profesionistas y ganaderos zoques de una veintena de comunidades auto-convocadas por sus autoridades ejidales se concentró en el domo principal de la cabecera municipal de Chapultenango para decidir sobre la llegada de la ronda petrolera 2.2, que amenazaba con instalar 12 pozos petroleros en 84,500 hectáreas de tierras del norte de Chiapas.

No era la primera vez que ocurría una asamblea para discutir temas comunitarios, pero la urgencia del tema había movilizado a los barrios, rancherías y ejidos zoques desde septiembre de 2016, tiempo en que comenzó a organizarse la defensa del territorio desde Tecpatán y Francisco León. De esta manera, la asamblea se convirtió en el espacio del poder comunitario para trazar el rumbo del movimiento indígena del Pueblo Creyente Zoque en Defensa de la Vida y la Tierra (Zodevite), pero también como un lugar privilegiado para expresar el sentir subyugado durante centurias, recrear la memoria colectiva y sus narrativas y para re-conocerse como comunidad agraria y étnica, desmantelada en el actual contexto del despojo territorial.

Los zoques tienen una historia de 2,500 años en el noroccidente de Chiapas que pese a las políticas colonizadoras de exterminio (hambruna y epidemias) persisten en medio de las contradicciones que impone la racionalidad económica del capitalismo. No es la primera vez que a los zoques intentan despojarlos de sus tierras. En el siglo XIX, la compañía deslindadora Mexican Land Colonization penetró las tierras zoques, principalmente en Ixtacomitán, Chapultenango y Magdalena Coalpitán para apropiarse de 214 mil hectáreas. Solo en algunos casos, los zoques opusieron resistencia a sangre y fuego como ocurrió contra la familia Pastrana de Ixtacomitán en 1922.

Para evitar la resistencia de los zoques, el Estado posrevolucionario del siglo XX desmanteló por completo las instituciones indígenas locales. Para empezar, desde Tabasco el gobierno de Tomas Garrido Canabal emprendió una campaña “desfanatizadora” contras las creencias zoques, en particular contra el catolicismo y el alcohol; luego siguió el retiro del Ore Tzame como lengua local mediante la puesta en marcha de caravanas culturales y la enseñanza forzada del español como lengua nacional, además, de estigmatizar como “brujos” a músicos tradicionales y curanderos, algunos de los cuales, ostentaban el cargo de Kubguy jiara (padre del pueblo). Eran los tiempos del despojo cultural para desindianizar a los zoques, para convertirlos funcionales al proyecto nacional del naciente Estado hecho gobierno. Así es como en parte la comunidad agraria y étnica fue desmantelada parcialmente.

Todo ello permitió un lento ingreso de los proyectos que ahora conocemos como extractivos. En primera, las presas hidroeléctricas (Peñitas, Malpaso y Chicoasén) construidas desde la década de 1960 sobre la cuenca del Bajo Grijalva inundaron 30 mil hectáreas de tierras agrícolas y desplazaron a más de 4 mil familias en 3 décadas; la ganaderización del trópico húmedo alcanzó las tierras zoques con miles de cabeza de ganado y la deforestación de miles de hectáreas, entre ellas, bosques de niebla como la Selva Negra, en Rayón. A partir del año 2000, el ingreso de proyectos mineros a Ixhuatán y Solosuchiapa y para 2016 el anuncio de la extracción de gas y aceite natural sobre 10 municipios, alertaron a la población zoque sobre el inminente despojo de su territorio.

Las asambleas frente al extractivismo

Desde que el gobierno anunció la ronda petrolera 2.2 en agosto de 2016, como nunca los zoques comenzaron a celebrar un sinnúmero de asambleas para discutir las ventajas o desventajas de los proyectos extractivos, en particular la extracción de hidrocarburos. Finalmente, el 31 de mayo de 2017 crearon el Movimiento Indígena del Pueblo Creyente Zoque en Defensa de la Vida y la Tierra (Zodevite) en la parroquia de la Santísima Trinidad en Ixtacomitán, Chiapas, que no es más que la suma las asambleas parroquiales de Francisco León, Ixtacomitán, Tecpatán y Chapultenango.

Cada mes, las asambleas del Zodevite se han constituido en verdaderos espacios de construcción del poder comunitario en la lógica del liderazgo horizontal y dialógico que destruye las ideas jerárquicas de las asambleas controladas por el gobierno o el partido político en turno para reproducir el poder. Las asambleas del Zodevite se han convertido en espacios auto-convocados, plurales y diversos, donde confluyen católicos, no católicos, mestizos, profesionistas, campesinos con tierras o sin tierras, ganaderos, profesores y sacerdotes. Son espacios privilegiados para expresar el sentir zoqueano, recrear la memoria colectiva y sus narrativas, para tomar conciencia sobre la amenaza de los proyectos de muerte ante la crisis sistémica y para proyectar el futuro del territorio. Todo ello permite marcar las fronteras culturales del territorio Zoque, re-conocerse como comunidad agraria y étnica y cohesionar a las comunidades, tantas veces fragmentadas, es decir, se construye un nosotros para revalorar el territorio habitado a partir de la defensa y lucha contra el despojo.

Las asambleas del Zodevite tienen características propias que pueden distinguirse del resto de los movimientos socio-ambientales de México. En primera, son móviles y descentradas en tanto que las reuniones son programadas en diferentes lugares del territorio. Un mes puede ser en una parroquia y el siguiente en el domo del ejido más distante de la zona. Así es como el movimiento recorre el territorio para articular sus redes y mostrar su posición política para marcar su frontera.

Otra de las características es la capacidad autogestiva de las asambleas. Desde las primeras reuniones contra la ronda 2.2, las asambleas fueron auto-convocadas, sin mediación de la autoridad gubernamental, eclesiástica o partido político, únicamente con la autoridad ejidal o comunitaria. Los zoques llevaron a cabo un sin número de reuniones masivas de deliberación en su propia lengua, para rechazar la licitación de la Secretaría de Energía. El caso emblemático fue la asamblea masiva llevada a cabo en la cabecera municipal de Francisco León el 24 de marzo de 2018, en la que 3 mil zoques de 40 pueblos en una especie de democracia directa votaron de manera simbólica en contra de la llegada de los proyectos extractivos, con sus propios recursos, medios y discursos. Este carácter autogestivo permite que los zoques controlen las temáticas y las decisiones de las asambleas.

El carácter imaginativo como proyección del futuro y la búsqueda de alternativas a la crisis civilizatoria es otra de las características de las asambleas del Zodevite. En septiembre de 2016, durante la asamblea en Tecpatán, los asistentes discutieron en 4 mesas de trabajo un horizonte político, económico y ambiental del territorio. Ahí se discutió, entre otras cosas, la posibilidad de construir la autonomía política en virtud de la crisis que se visualiza en los partidos políticos y en las elecciones, establecer mecanismos de soberanía alimentaria y económica por la gran dependencia de alimentos de las compañías transnacionales, así como la recuperación del Ser zoque en sus diferentes visiones cosmogónicas.

Reflexiones

Las asambleas del Zodevite no son arenas de disputas de poder, sino un conjunto de redes de actores en defensa del territorio que construyen un poder comunitario desde una nueva subjetividad ética, política y teológica que privilegia la preservación de la tierra y el respeto a la vida en contraste con el capitalismo que privilegia la mercantilización de la vida cotidiana.

Las asambleas en el mundo zoque para la defensa del territorio no son espacios para hacer trámites burocráticos, sino verdaderos espacios de deliberación y confrontación de ideas donde la palabra y el pensar Zoque tienen un lugar central para la toma de conciencia política e histórica para producir sujetos políticos que hagan frente al despojo en tiempos de políticas neoliberales.

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