21 de julio de 2018     Número 130

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Veracruz

La lucha por la tierra
y la fundación de Buenavista

Daniel Bello López Profesor de la Universidad Veracruzana intercultural Sede Totonacapan


Veracruz-México, xilografía de M. Jackson

La parte alta o “montería” de la finca Meridiano, ubicada en el municipio de Espinal, en el   veracruzano, fue recuperada desde los años 1924-1930 del siglo pasado por parte de sus peones y arrendatarios, quienes inicialmente vivían en un caserío cercano a la finca, que se ubicaba en lo que hoy es el entronque de la carretera a Buenavista.

Los peones se organizaron a partir del sentimiento de solidaridad entre los acasillados de la finca y los indígenas arrendatarios que vivían en las cercanías. Más tarde, llegaron familias procedentes de lugares donde la concentración de la tierra o su mala calidad la hacía no disponible, de acuerdo con Aquellos que vuelan. Los totonacos en el siglo XIX, de Victoria Chenaut.

Así, llegó gente de lugares donde también se había planteado una demanda de tierras, campesinos que se sumaron al trámite agrario de los arrendatarios de la finca Meridiano, quienes en reciprocidad los invitaron. Se puede decir que tenían demandas y características comunes: la tierra, un origen étnico lingüístico totonaco, la hermandad indígena, una condición social, ser skujnin xala katukuxtu (indígenas trabajadores), ser limaxkgan (los pobres, campesinos).

Según registra la historia oral, a inicios del siglo XX la hacienda fue vendida a un “gringo”, quizá J. A. Brown, prestanombres de las compañías petroleras que administraban las tierras de la Hacienda Palma Sola, quien en el plano aprobado por el Cuerpo Consultivo Agrario aparece como colindante del ejido Buenavista, en la parte noreste, ejidos Santa Catarina y Ciruelo. El gringo primero intentó desalojarlos, más tarde los echó con acciones violentas que terminaron con la vida de uno de sus representantes.

A partir de entonces se refugiaron en el monte, en la parte alta de la hacienda, cuyas tierras eran explotadas siguiendo el patrón de montería que, según Ramón Ramírez, en La política del Estado mexicano en los procesos agrícolas y agrarios de los totonacos, consiste en el corte de árboles para venderlos en trozo o en madera aserrada (2002). Tomaron posesión “cuando los terrenos de Buenavista estaban en poder del hacendado, de aquí se llevaban árboles para madera tirados por una yunta de bueyes, todavía cuando llegaron aquí los abuelos, era monte”, refiere Margarito Pérez, comisariado ejidal de Buenavista, el 31 de julio 2017.

Desde entonces emprendieron una lucha por la tierra mediante un largo trámite agrario que durante 20 años no tuvo logros significativos, a decir de Alejandro Muñoz, Luciana Vicente y Miguel Santiago (2015: 65), pero se mantenían como posesionarios de las tierras, al ser arrendatarios de la finca pagando $10.00 por hectárea. Para aserrar madera se debía pedir permiso al encargado.

Según don Porfirio Bastián García, la persona más longeva de Buenavista, don José Ricaño fue el primero que empezó a solicitar las tierras para la gente de Buenavista en la coyuntura de un fuerte movimiento agrarista en el municipio de Espinal: “… que entre los hechos notables registra la fundación del primer ejido de la región” (Ramírez, 2002:220), el Ejido Pacífico por resolución presidencial del 3 de febrero de 1921.


Aquellos que vuelan. Los totonacos en el siglo XIX, de Victoria Chenaut

Cuando reinician su trámite de dotación de tierras fueron asesorados por José María Pérez Nieto y Camilo de la Rosa, ambos de Comalteco, municipio de Espinal (Muñoz, Vicente y Santiago, 2015:66). En enero de 1955 se realiza el censo de “capacitados”, es decir, personas con derecho a dotación de tierras, con 40 solicitantes. Del caserío de no más de 10 familias que vivían en Meridiano, 35 años después ya era 25 familias.

Los otros solicitantes fueron peones de la finca, originarios de lugares cercanos, como Comalteco e incluso más alejados: “Mi papá trabajaba en la finca de Ojo de Agua. Mi hermano mayor creció y tenía comunicación con gente de aquí [quienes] lo invitaron y le dijeron que se viniera a acá y le darían una parcela chica de cuatro hectáreas y un solar”, relata doña María Antonia Sánchez Cruz, exsubagente municipal de Buenavista, el 7 de julio de 2017.

El 4 de septiembre de 1957, el entonces presidente, Adolfo Ruiz Cortines, firmó la resolución presidencial para dotar de tierras al ejido de Buenavista, con 847 hectáreas que beneficiaban a 79 ejidatarios, más la parcela escolar. Mediante asamblea ejidal del 26 de octubre de 1959, fue ejecutada dicha resolución presidencial para legalizar la posesión y deslinde de manera definitiva. Sin embargo, la delimitación de las colindancias del ejido siguió en litigio y es hasta enero de 1962 cuando se aprueba el plano definitivo del ejido.

Durante ese tiempo de trámites agrarios sucedieron varios hechos que no permitían tener seguridad en la tenencia de la tierra. Las tierras dotadas al ejido Buenavista eran codiciadas por ganaderos y terratenientes de los alrededores, que veían con preocupación la posible ampliación ejidal que afectaría sus propiedades. Intentaron varias veces “comprar” a los líderes del ejido para detener el movimiento agrarista, pero no lo lograron.

Algo que en últimas fechas ha venido a consolidar la base económica de la comunidad y la apropiación de una pequeña parte de su territorio y recursos, es la “recuperación” de la  parcela escolar, misma que por acuerdo de asamblea general fue reasignada al ejido, y desde entonces es trabajada y administrada por el comisariado ejidal. De sus ingresos se otorgan apoyos a todas las escuelas: preescolar, las dos primarias, la telesecundaria y el telebachillerato, además se destinan algunos recursos para pequeñas obras de beneficio colectivo, así como, a eventos comunitarios y fiestas patronales.

Nota:

Agradezco la información proporcionada por distintos habitantes de Buenavista, en especial a don Porfirio Bastián García, abuelo de 103 años, al Comisariado Ejidal, quien permitió la revisión de actas de asamblea y su carpeta básica. Este trabajo se elaboró con motivo del 70 aniversario de la fundación del ejido, celebrado el 4 de septiembre de 2017, es una devolución de su autor, a la comunidad de Buenavista; que me ha permitido dialogar y conocer sus formas de vida y organización comunitaria.

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