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La transición

Ni de aquí ni de allá

¿Dónde están nuestros niños?, gritan activistas a la delegación estadunidense
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▲ Visita de cortesía de altos funcionarios del gobierno estadunidense al virtual presidente electo en la casa de transición. En la imagen Andrés Manuel López Obrador con los secretarios Mike Pompeo (de Estado) y Steven Mnuchin (del Tesoro).Foto Afp
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▲ Los secretarios Mike Pompeo (de Estado) y Steven Mnuchin (del Tesoro), Andrés Manuel López Obrador, la titular de Seguridad Interior estadunidense, Kirstjen Nielsen, y Marcelo Ebrard, posible futuro secretario de Relaciones Exteriores.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Sábado 14 de julio de 2018, p. 4

Quizá nadie lo dijo mejor que los jóvenes, hombres y mujeres, que regresaron por voluntad propia o fueron deportados y que hoy, en México, han construido un movimiento para que nadie olvide que están ahí y que el poder los ha ­ignorado.

Vinieron a la sede de la reunión entre Andrés Manuel López Obrador y Michael Pompeo, ambos acompañados de sus colaboradores, para decir cosas sencillas, para recordar a los gobiernos de ambos países quiénes son y de dónde ­vienen.

Una muchacha menudita era parte del grupo de los más gritones. La leyenda en su playera resumía una historia antigua, un dilema irresoluble que todos los políticos usan de bandera aunque nunca hayan podido hacer nada por ellos: Ni de aquí ni de allá.

Protesta bilingüe

El grupo de muchachos lanzó gritos en inglés y en español. Mentó madres contra la Border Patrol y el ICE, reclamó al equipo de López Obrador la idea –ya abandonada en el discurso– de que la solución sea una patrulla fronteriza mexicana, y leyó sus demandas mientras el aparatoso convoy de Pompeo dejaba la casona ubicada en la esquina de Chihuahua y Monterrey

Poco después, al finalizar la reunión de 40 minutos con los estadunidenses, Marcelo Ebrard, propuesto por López Obrador como canciller, resumiría las claves de la reunión de cortesía.

Un diálogo franco, cordial, una conversación exitosa que da lugar a un optimismo razonable. Nada sobre el estilo trumpiano de hacer política a tuitazos, nada sobre el muro tampoco, en la versión del ex jefe de gobierno de Ciudad de México.

Ebrard diría, frente a un auditorio lleno de cámaras y micrófonos, que el equipo de López Obrador entregó una propuesta de cuatro ejes: tratado de libre comercio, migración, seguridad y cooperación para el desarrollo. Sobre todos estos temas se entregó a la delegación encabezada por el secretario de Estado un documento que busca establecer bases de entendimiento para los próximos años.

La propuesta resume algunas ideas que López Obrador planteó a lo largo de su campaña por la Presidencia y agregó la de incorporar a los países centroamericanos a un diálogo sobre el desarrollo y la promesa de que, de aceptar la contraparte el trato en el tema de seguridad podría ser muy fructífero.

No se habló nada del muro, cerró Ebrard su breve rueda de prensa, mientras en una calle cercana seguían los jóvenes deportados o retornados echando gritos en dos idiomas.

Margarita Loredo, de la organización Otros Dreams en Acción, resumió la agenda migrante mejor que nadie. Ella vivió hasta los 18 años en Estados Unidos y lleva 10 en México. El grupo lo forman personas que retornaron por su propia voluntad, que fueron deportadas o que regresaron porque algunos de sus familiares fueron deportados y la familia decidió volver entera.

En tanto salía el convoy de autos con la leyenda hot car, los muchachos leyeron su diagnóstico y sus demandas. Dijeron, entre otras cosas, que el acuerdo de revalidación de estudios (tan presumido por el ex secretario de Educación Aurelio Nuño) es ignorado en estados y municipios.

Exigen ser tomados en cuenta en los organismos que el gobierno mexicano ha creado para dar voz a los migrantes, como el Consejo Nacional para las Comunidades en el Exterior.

Demandan que en la clave única de registro de población se incluya a los niños binacionales.

Reclaman que las instituciones del gobierno mexicano den validez a documentos de identidad, como la matrícula consular, la hoja de repatriación y los pasaportes emitidos en el exterior.

Igualmente, exigen que se ponga fin a la corrupción dentro del gobierno y sus representaciones en el exterior.

En respuesta a un pésimo fraseo de Alfonso Durazo, propuesto por López Obrador como secretario de Seguridad Pública (del cual ya se desdijo), plantearon: Estamos en contra de la posible implementación de una patrulla fronteriza en el siguiente gobierno, porque la movilidad humana no debe ser criminalizada y mucho menos maquillada por una supuesta preocupación sobre la seguridad nacional. ¡El Estado Mexicano no debe replicar los modelos estadunidenses en materia migratoria!

La presencia de la nutrida delegación estadunidense causó menos problemas de tránsito de los esperados. Sólo se cerró la cuadra de la calle Chihuahua entre Insurgentes y Monterrey, y los vecinos que habían sido avisados eran acompañados por elementos de seguridad privada a sus hogares. Además de policías capitalinos, se hicieron cargo de la seguridad los equipos de Alfonso Romo y de Marcelo Ebrard.

Otros activistas que llegaron por separado también lanzaron consignas y mostraron carteles al paso del aparatoso convoy de Pompeo. Mientras desfilaban camionetas y motocicletas de escoltas, alcanzaron a mostrar sus demandas contra la separación de familias y gritaron: “¡No nos da la gana, ser una colonia estadunidense!; ¡Sí nos da la gana, ser una nación libre y soberana!

El grito más repetido, y que dio la bienvenida a los visitantes, exigía el fin a la separación de familias: ¿Dónde están, dónde están, nuestros niños dónde están!

Vestida de verde, blanco y rojo, coronada con un sombrero de charro, la muy conocida activista Julia Klug resumió el espíritu de la protesta de este día: Hoy venimos tranquilos porque allá adentro está Andrés Manuel.