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Fårö, enorme roca en el Báltico que flechó a Bergman, pintor de los tormentos humanos

El cineasta sueco, quien cumpliría 100 años el sábado, encontró en la isla su refugio y última morada

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▲ El cineasta exploró la isla en busca de locaciones y descubrió sus playas, sus pastos escasos y sus puertos. En 1966 durante el rodaje de Persona halló la playa de Hammars y construyó allí una casa. Adquirió, además, una granja y un establo para convertirlos en cine privado, el uno, y en almacén, el otro.Foto Afp
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▲ Bergman en la tumba cercana a la de los habitantes que él quería.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Jueves 12 de julio de 2018, p. a14

Estocolmo

De inviernos interminables y suelo estéril, la isla de Fårö, en el mar Báltico, fue el refugio de Ingmar Bergman, pintor de los tormentos humanos quien habría cumplido 100 años el 14 de julio. Falleció en 2007 en su pedazo de tierra que se convirtió en un decorado de cine, asilo y última morada.

Sus restos descansan cerca de los de su mujer, Ingrid, en esa tierra árida conquistada por pescadores y campesinos y lugar de peregrinación para sus admiradores.

Bergman ya era conocido cuando en 1960 exploró Fårö en busca de locaciones. Descubrió sus playas, su vegetación de turberas, de uva de gato (familia de crasuláceas) y de serpol, sus pastos escasos y sus puertos.

En Linterna mágica cuenta que sintió un flechazo por esta roca de 110 kilómetros cuadrados, zona de protección militar prohibida a los extranjeros hasta 1998.

En 1966 durante el rodaje de Persona descubrió la playa de Hammars y construyó allí una casa. En ese entonces vivía un romance con la actriz noruega Liv Ullmann.

Adquirió además una granja y un establo para convertirlos en cine privado, el uno, y en almacén el otro.

En 2003, a sus 85 años, se instaló en Fårö. Viudo desde 1995 e hijo de pastor luterano frecuentó a la pastora Agneta Söderdahl.

Era creyente escéptico, según ella, e intentaba deshacerse de una educación impregnada de condena, castigo y moral.

Un poco apartada, bajo los árboles del cementerio, se encuentra su tumba, cercana a la de los habitantes a los que quería y que le hacían favores.

Bergman predijo en un documental un lento declive de la isla a medida que disminuían las poblaciones de peces y de focas. 

El tiempo le dio la razón, afirmó Kerstin Kalström, intendente de sus propiedades. Los campesinos venden las tierras a turistas ricos. Las propiedades son demasiado caras para los jóvenes. ¡Aún así en 2018 hubo cuatro nacimientos!, exclamó.

El turismo es vital para la isla y el cinesta tiene mucho que ver en ello. El Centro Bergman acoge a miles de visitantes cada año. La Semana Bergman, a finales de junio, propone proyecciones, lecturas, conferencias. Han participado Willem Dafoe y Wim Wenders, entre otros.

La casa de Hammars se convirtió en residencia de artistas y los Safari Bergman permiten explorar los lugares de rodaje, con un paso obligado por el pabellón de Persona.

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▲ Bergman en el plató, en 1960Foto Afp

Maestro de la imagen

Nacido en 1918 en Uppsala, al norte de Estocolmo, dirigió cerca de 60 filmes entre 1946 y 2003, como Gritos y susurros, Secretos de un matrimonio, Sonata de otoño y Fanny y Alexander (1982), su obra-testamento.

Este maestro de la imagen que adoraba a las mujeres y las filmaba de forma magistral, aborrecía la muerte y la rodaba también magistralmente; esculpió una metafísica de las tensiones humanas en la que Dios era tan poderoso como ausente.

Ingmar echaba mano de sus propias experiencias, de su pasado (...). De alguna manera, se quedó en sus 10 años, explicó Anna Bergman, hijastra y encargada del vestuario del director.

En los años 50 empezó a conquistar el extranjero, cuyo público sucumbió al exotismo escandinavo con su lengua bárbara, sus jóvenes, sus mujeres liberadas, sus paisajes salvajes y una representación natural del desnudo que asombró y causó escándalo.

“En el extranjero a menudo se le asocia a sus filmes sombríos, en blanco y negro, con un ritmo lento y los primeros planos. En Suecia, el favorito es Fanny y Alexander, que cada Navidad se emite en la televisión sueca, recordó Anna Bergman.

La carrera de Bergman coincide con el desarrollo del Estado-providencia sueco. Suecia conoció un auge político, social y económico excepcional durante los años 1940, 1950 y 1960 [...]. Sin embargo, este director nos recuerda que también podemos sentir angustia o tener relaciones difíciles con nuestros padres. En aquel momento, no teníamos ganas de oír eso, señala Jan Holmberg, director de la Fundación Bergman.

Él también tenía sus modelos. Cuando el filme no es un documento, es sueño, y por eso Tarkovski es el más grande de todos, declaró. Fellini, Kurosawa y Buñuel navegan en las mismas aguas que él.

Tuvo aventuras amorosas con varias de sus actrices, se casó cinco veces y tuvo nueve hijos.

Considerado por Woody Allen como el mejor director de la historia del cine, Bergman obtuvo tres premios Óscar al mejor filme de habla no inglesa, en 1960 por El manantial de la doncella, al año siguiente por Como en un espejo y en 1983 por Fanny y Alexander. Es el único cineasta que recibe la Palma de las Palmas en Cannes.