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Negocios y empresas

Empresarios serviles

S

orprende el servilismo de algunos empresarios mexicanos que reaccionan ante el triunfo de Andrés Manuel como si viviéramos en plena época colonial, en una dictadura o en un país sin leyes.

María Asunción Aramburuzabala, Blanca Treviño, Claudio X. González, Eduardo Tricio, Daniel Servitje, Antonio del Valle, José Antonio Fernández y Carlos Danel, bajo la coordinación de Alejandro Ramírez, se ponen de tapete. Si el presidente les pregunta ¿qué hora es?, al unísono contestarán: Las que usted diga, señor presidente.

¿Ese es el liderazgo del Consejo Mexicano de Negocios?

Circula en las redes sociales un video en el cual esos empresarios dicen ser leales a México y se ponen a las órdenes del nuevo gobierno, como hizo en su momento el Tigre Azcárraga, cuando señaló que él era un soldado del PRI.

Por fortuna, México ya es un país con un marco legal en el que las empresas no dependen de la buena voluntad de una persona, sino de las instituciones y del respeto del estado de derecho, uno de los principios que privarán durante la próxima administración. En este sentido, los empresarios tienen un compromiso con la generación de empleos, con las inversiones y con el respeto de las leyes, no con quedar bien con el presidente en turno.

En el video mencionado los empresarios, en lugar de mostrar fortaleza, evidencian temor y tratan de justificar sus acciones: “Sí –dicen subrepticiamente a Andrés Manuel–, nosotros hicimos todo lo posible para que usted no llegara, pero ahora le pedimos perdón”.

Esa no es una actitud responsable y de nada sirve a México ese tipo de liderazgo. Se ve que el Consejo anda perdido en el espacio.

Por fortuna, hay empresarios que no piensan igual. Destaca Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex, quien es respetuoso y crítico con el nuevo gobierno.

Qué bueno que hay empresarios independientes y qué bueno que el equipo de AMLO no ve con buenos ojos los mensajes entreguistas. El país precisa una clase empresarial y un gobierno fuertes para superar corrupción y pobreza.

Por desgracia, dichos empresarios no son representantes de estos anhelos de cambio.