Integrantes de diversas organizaciones sociales realizaron ayer una marcha del Monumento a la Revolución al Hemiciclo a Juárez para exigir el cese de las agresiones e intimidaciones en contra del luchador social Arturo Villalobos y su familia, y responsabilizar al gobierno federal y al del estado de Oaxaca por cualquier otro ataque contra el activista.

El propio Villalobos narró en entrevista con La Jornada que las amenazas en su contra se agudizaron desde enero, con llamadas telefónicas a su domicilio, en muchas de las cuales los agresores trataron de intimidar a su hijo Nisván y obligarlo a darle información sobre las actividades de su padre.

En marzo su domicilio fue allanado sin que ninguna de sus pertenencias fuera robada. Sin embargo, los intrusos dejaron evidencias claras de que habían estado ahí, incluidos mensajes amenazantes contra la familia.

Torturan a hijo

Los hechos de violencia escalaron el 7 de mayo, cuando un grupo de hombres ingresó a la casa de Villalobos y torturó física y sicológicamente a su hijo durante cuatro horas, lo que lo obligó a sacar a su familia para evitar nuevas agresiones.

El activista enfatizó que los ataques se deben no sólo a su trabajo de organización política dentro del sector salud, sino también a los intentos que ha hecho por unir diversas luchas populares en la entidad.

Alberto Fonseca, del Grupo Internacionalista, dijo que el caso de Arturo Villalobos demuestra que la organización popular le incomoda a todos los partidos políticos y que, por lo tanto, las elecciones no generarán ningún cambio profundo en el país, independientemente de la institución que gane los comicios.